Capítulo 7

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Se hizo jueves sin darse siquiera cuenta y, como había supuesto, no vio a SeHun en toda la tarde. 

La culpabilidad y un despistado YiXing fueron lo único que lo acompañaron durante el transcurso de los minutos y se le hizo insufrible aún cuando solo fueron dos horas, debido a que su jefe cerró a las siete en vez de a las ocho. Ahí descubrió que el mayor tenía novio, un tal YiFannie, también de nacionalidad china según pudo suponer por las palabras compartidas que no entendió, lo saludó con un beso cuando fue a recogerlo.

Se sintió un poco mal por SeHun, pero no iba a ser él quien dijese algo, no era su asunto y no quería entrometerse en algo más. No cuando aún parecía enfadado con él.

Y es que durante la mañana del jueves, SeHun solo le dio un asentimiento como saludo de buenos días y él no tuvo el valor suficiente como para acercarse y pedir disculpas, decirle unas mínimas palabras o siquiera preguntarle cómo estaba.

Así pasaron diez, veinte, treinta minutos, hasta una hora en la que se mantuvo observando a SeHun sin saber qué hacer y esperando a que el otro hiciese coincidir su mirada con la suya para tener un poco de valor y atreverse a hablarle. Era tonto y hasta ridículo que alguien de diecinueve años, supuestamente maduro, pasase por aquellas situaciones.

Se encontraba apoyado en el extraño escritorio alto que tenía la biblioteca, uno que le llegaba por el abdomen y en el que podía apoyarse sin necesidad de doblarse. Su brazos estaban estirados y su mentón se apoyaba en el antebrazo de uno de ellos. Bueno, esa era la postura que adoptó en los últimos cinco minutos pues, literalmente, no podía mantenerse quieto.

De aquella posición pasó a sentarse en la mullida silla con ruedas creyendo que así estaría más quieto. Un error. Primero fue su pierna derecha la que no paraba de moverse incesantemente, después fueron ambas, y al final acabó desplazándose de un lugar a otro, ansioso; todo sin apartar la mirada de SeHun, claro.

Frustrado, impotente y rendido con la vida, acabó recostándose en el respaldo de la silla, hundiéndose un poco en esta mientras estiraba las piernas y metía las manos en las sudadera, la cual era la misma de ayer. Y se dio cuenta de que era la misma de ayer cuando del bolsillo sacó la bolsa de chuches que dejó anoche ahí y ni siquiera se dignó a sacar. Estaba bastante más vacía a como la compró, pero aún tenía ciertas golosinas que seguramente había decidido guardar para luego.

—¿Hoy no vas a hablar con SeHunnie? —Una voz calma lo interrumpió de seguir comiéndose la cabeza.

—A-ahm. Igual no debería —murmuró provocando la ceja alzada del mayor.

—¿Por qué no? Hasta ahora no ha habido impedimento.

—Mhh. Es que... —Se mordió el labio inferior quitándose un poco de piel de este—. Creo que está enfadado conmigo.

—¿SeHun, enfadado? Eso es imposible. —YiXing habló con un tono de voz divertido, casi incrédulo que le molestó durante un corto segundo, aunque sabía que su molestia se debía en realidad a lo frustrante de la situación en sí.

—Ayer... bueno. Ayer me pasé de la raya.

—¿En qué sentido? —Preguntó el mayor, con un tono mucho más serio mientras acercaba otra de las sillas y se sentaba cerca del menor.

JongIn se planteó si hablar o no. Es decir, SeHun no quiso hablar de su propia marca, ¿por qué debería hacerlo él?

—Digamos que le pregunté de algo que no debí —habló tras un breve silencio, para añadir rápidamente a modo de defensa—. Pero solo fue por preocupación.

El mayor se recostó sobre la silla, cruzándose de brazos y dejando escapar un suspiro pensativo justo antes de esbozar una calma sonrisa.

—¿Y por qué no le pides perdón? Si es algo que no debiste hacer, simplemente enmienda tu error.

Entre líneas { KaiHun / SeKai }Where stories live. Discover now