Capítulo 20

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Se prometió a sí mismo no creer en las palabras crueles de su amiga, tener esperanza en que en algún momento el espacio que estaba dándole al menor serviría para que en pocos días SeHun lo llamase y quisiese volver a quedar con él, como siempre. Según la pelinegra tenía esperanzas demasiado idílicas, esperaba por algo que no iba a ocurrir y, como se empeñaba a decirle, tenía que aceptar ese golpe de realidad.

JongIn simplemente no quería, porque si hasta ahora no podía dejar de pensar en SeHun, ¿qué es lo que le cercioraba que iba a conseguirlo si aceptaba la supuesta realidad? Por más que SeulGi, con las mejillas infladas y los ojos entrecerrados le soltase duras palabras él quería continuar haciendo oídos sordos y mantenerse en su línea.

Sin embargo los días pasaban y pasaban, y no tenía noticias apenas de SeHun; incluso un día se atrevió a preguntarle a BaekHyun, mandándole un mensaje tras rogarle a SeulGi que le diera su número. Lo que le extrañó es que el chico tampoco sabía mucho más de SeHun y pudo notar en su voz que estaba entre molesto y preocupado, probablemente irritado por el hecho de que él le preguntase por el menor, y JongIn no supo cómo reaccionar.

Si SeHun siquiera quedaba con su mejor amigo, o escasamente hablaban por teléfono es que algo debía estar ocurriéndole, ¿no? Aquello solo sirvió para que se preocupara más y para que su mente se infestase de toda clase de teorías conspiranoicas que según SeulGi eran dignas de un libro de misterio y que ya lo llamaría para cuando escribiese uno. No merecía la pena enfadarse, se recordaba, suficiente barullo tenía en mente no sabiendo si dar el paso él y llamar a SeHun, esperar un tiempo más, o simplemente mandar todo a la mierda y continuar molesto.

Con tanto pensamiento ni siquiera logró, durante esos días, centrarse en los ensayos que volvió a llevar a cabo con sus amigos. Estaba distraído, fuera de sí y, además, se notó bastante irritado si le decían algo al respecto. Aún cuando sabía que ellos no tenían la culpa de los problemas entre ellos dos y de que, en sí, les faltase comunicación. Porque sin duda era aquello lo que más le preocupaba, que nunca lograsen llegar a mantener una conversación donde expusieran claramente sus miedos y donde confiasen en el otro para que lo ayudase.

Aquel viernes no fue muy distinto, durante toda la mañana ensayó como pudo y a mitad de tarde decidió darse por vencido e ir a pasear sin rumbo fijo cerca de la zona central de Seúl, pasando por entre los puestos de comida de Hongdae. No tenía una real intención de irse a casa pronto, siquiera sabía muy bien qué hacer y cómo entretenerse hasta que notó su móvil vibrando en el bolsillo y lo sacó deprisa, intentando que la bola de arroz que se estaba comiendo no se cayese en el proceso junto a las demás.

—¿BaekHyun? —Atendió con la boca llena, extrañado de que fuera él quien le llamase.

—¿Dónde estás? —Preguntó el chico con voz agitada y pudo notar que estaba corriendo.

—¿Ocurre algo? —Se preocupó, terminando de masticar la comida.

—Sí, SeHun, no estoy seguro de qué le pasa pero necesita ayuda. ¿Dónde estás?

Se alarmó en cuanto escuchó su nombre y torpemente se dedicó a guardar el resto de comida en el envase rectangular de plástico junto a las demás bolas de arroz.

—Estoy por Hongdae —miró a su alrededor, buscando una referencia más clara—. Cerca de la heladería Pearl. ¿Dónde está SeHun?

Tardó varios segundos en recibir respuesta, oía murmullos de fondo y escuchar el bus le hizo suponer que BaekHyun no estaba siquiera cerca del menor, lo cual no lo aliviaba ni siquiera un poco.

Estás cerca —la respiración ajena era abrupta y lo escuchó tomar un par de bocanadas antes de hablar con más normalidad—. Te voy a enviar una ubicación, síguela y quédate con SeHun hasta que logre llegar. Me acabo de subir al bus así que tardaré unos veinte minutos.

Entre líneas { KaiHun / SeKai }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora