Solo Nosotros Dos

3 1 0
                                    

    Si bien el Sol aún no se ocultaba, quedando bastantes horas para eso, la repentina brisa no dejaba que sus rayos proporcionarán ni el más mínimo calor. Aunque, a decir verdad, a ella no le podía importar menos el apremiante frío que  comenzaba a hacerse presente.

  Se encontraba sentada, en la mitad de una plaza cercana a su hogar, con la nariz y las mejillas teñidas de un suave rosa, su mirada se encontraba perdida en un columpio que seguía meciéndose luego de que unos niños jugaran en el. Sus manos se paseaban despreocupadas por el aire, como si intentara sostener algo que ni sus propios sentidos eran capaces de percibir. Estaba ansiosa, siempre lo estaba cuando se trataba de él, y no porque su presencia la inquietara, al contrario, se encontraba ansiosa porque las horas pasaban más lento cuando se encontraban lejos, se encontraba deseosa de poder verlo a pesar de haberlo hecho hace tan solo dos noches atrás.

  Sintió como unas manos se deslizaban por sus hombros, para luego dar paso a unos labios acercándose a su mejilla depositando un sonoro beso, acción que envió un cosquilleo a través de todo su cuerpo despertando a las mariposas que se encontraban descansando en su estómago.

  Se deslizó con rapidez a su lado. Aquellas dos tonalidades de marrón se observaron una vez más, mientras sus manos corrieron presurosas al encuentro de las otras para abrigarse en aquel íntimo calor.

  No hacía falta nada más, estar así, tan segura y cómoda a su lado, le era suficiente. No necesitaba regalos o costosas sorpresas, la calidez de su compañía la hacía sentirse plena y compensaba los días que se encontraron separados.

  Ya no cuestionaba cómo, por qué, ni cuándo aquel hombre había logrado enamorarla de aquella manera, porque no había momento en que no pensara en él, no existía día que no sonriera como consecuencia de sus dulces actos. Solo se dedicaba a disfrutar de la inocencia de aquel sentimiento.

  No pudo evitar sonreír y, como si de un acto reflejo se tratase, él también lo hizo. Una vez más se encontraban en su pequeño mundo, uno donde solo había espacio para ellos.

mil mundosWhere stories live. Discover now