XVI- Constelaciones

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Una lluvia de estrellas cayó del cielo, se escuchaban voces a lo lejos. Todos decían que era lo más bello que se había vivido hasta entonces.

Que luego de esas vistas, no había lugar para un paraíso.

Se proyectaban corazones a través de las estrellas. No había fenómeno en el mundo que lo iguale.

Una lluvia de estrellas cayó del cielo, algunas con formas de lágrimas y otras como flores.

Nadie sospechaba de que se trataba, si había algún pronóstico a la altura de la semejanza.

Las estrellas nunca tocaban el suelo, al caer desaparecían creándose otras en su lugar.

Una lluvia de estrellas por toda la ciudad. Lo mejor de la noche se asomaba y estaba por llegar.

Una luz se vió a lejos, y de repente la noche se hizo de día.

Todos quedaron asombrados por semejante anomalía, espectantes de lo que sucedería.

Cuando empezaron a ver que lo que eran estrellas se transformaron en rosas, y la rosas en viento, secando sus lágrimas con una suave brisa de terciopelo.

Y es que en la luz se reflejan sus sueños, algunos que aún permanecían y otros que habían quedado en el tiempo.

Nadie entendía lo que sucedía, y ni lo pudieron comprender.

Se escuchaban voces a lo lejos, cantaban desde el cielo.

Una dulce melodía empezaba a sonar. Todos estaban emocionados, eufóricos y apasionados con un poco de melancolía.

Una lluvia de estrellas había caído del cielo, dejando al mundo entero perplejo y anodadado. Recordando bellos y malos momentos a través de un espejo.

Una noche de otro cielo, una mirada llena de anhelos. Mientras las estrellas titilaban. Se seguían escuchando las dulces voces que cantaban, algunos susurrando silencios de amor y otros comentando con un poco de temor.

Creyendo que ya quedaba poco para que todo acabara, sin permitirse tener una semilla de esperanza.

Pero la noche se hizo eterna y el día nunca terminó, fue una magia ver a las estrellas junto al sol.

Millones de luces encendidas y suspiros de amor, sonrisas apagadas que se llenaban de color. Viendo algo nunca antes visto, sintiendo felicidad, siendo intuitivas en un mundo extraño, más allá del engaño que sus ojos podrían llegar a notar.

            -Héctor F. Palavecino


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