XLVII- Cuando el amor se va

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Un día ella me dijo que ya no quería nada conmigo.
Aún recuerdo el sonido de sus pasos yéndose por ese camino.

Fingiendo mil palabras convirtiéndolas en un olvido. Me estreché a extrañarla a través de mis lágrimas.

Pupilas extrañas y días lluviosos se presentaban en mi vida. Quería indagar porque ella se iba: ¿Cuál era el motivo de su partida?
Si habría una respuesta encubierta en su despedida.

Solo la deje marchar y a la vez marchitar a mi corazón, que en pedazos se partió y a ella no le importó

Cuando ya se acercaba a la línea recta del adiós, forcé un poco mi voz diciéndole que no haga, que no corrompiera nuestra relación.

En vano fue mi ilusión, ella nunca se giró simplemente continuo y el orgullo nos mató.

Le pregunté al tiempo, si nos volveríamos a ver. Que se detenga un instante, no quería que se vaya, y ya comenzaba a actuar arrogante.

Entre palabras y lágrimas agonizante, pero entendí que tenía que suceder. Aunque nunca lo voy a terminar de comprender, quería volver a ver sus ojos, tocar su piel, sentir sus caricias recorriendo cada centímetro de mi cuerpo.

Una sonrisa única para cada momento. Curame las heridas solté palabras al viento, renuévame mi vida, olvidarla no quiero.

Una suave brisa me respondió mi anhelo, el sol me seco mis lágrimas y la luna volvió a iluminar mi mirada.

Y de repente desperté de ese mal sueño que tuve, de esa pesadilla que tanto sostuve.

Se secaron mis ojos, se apagó mi sonrisa me costó devolverle la vida a mi alma que se iba de prisa.

Hoy te recuerdo poco, se me hace extraño quererte pero tampoco te odio.

Te superé como cada estación que se va, te deje ir, tu partida fue mi respuesta. No necesitaba nada más, me hiciste saber lo que tanto quería entender.

Hoy estoy bien, sin ti. Estás lejos, lejos de mi. Ya no te siento, ni en sueños te sueño. Ya no te pienso, ni en noches de desvelo.

Ya no te quiero, querer es amar, y amarte no puedo, tampoco olvidar, ¿Sabes? En silencio te amaba y te seré sincero eras la mujer que más anhelaba, entre caricias acariciaba, y mi alma entera entregaba.

Eras el sin fin de mi universo, como la tierra para mí cielo y miles de rosas en un terciopelo.

Cuando el amor se va, te quieres ir con él. Te alejas de a poco, e intentas volver. Se esfuma tu esencia, se invierte tu ser.

Y si resolver esta situación es disolver el amor que siento por vos. Aléjate un poco y dame mi espacio, que será sólo un paso volverte a querer.

                     -Héctor F. Palavecino


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