Problemas de Pasillo

30. El diario de Laura

Recorrimos la casa. Era enorme. La señora Virginia (por llamarla de alguna forma), platicaba con Jimi. Me agradaba ver que él no parecía incómodo. Yo estaba un poco incómoda. Jason no había dicho mucho en todo ese tiempo. Pero podía apostar a que estaba pensando en algo. Posiblemente ya había psiconalizado a Evan y sabía qué debía hacer. Eso no me gustaba porque yo quería saber.

A mi parecer, la situación de Evan había sido muy injusta. Tanto para él como para sus padres. Pero aunque trataba de ser imparcial, me parecía que él había sido un mal hijo. Es decir, ellos se habían encargado de él. Entendía que no eran sus padres pero si fuera yo estaría muy agradecida. Tal vez Evan tenía sus razones pero... parecía incorrecto.

Los padres de Evan debían tener mucho dinero. La señora Virginia había sido actriz hacía mucho tiempo. Debí suponerlo porque era muy hermosa. No le pregunté por alguno de sus trabajos pero al parecer debían ser importantes. Su esposo era un empresario. Ellos no podían tener hijos así que por eso decidieron adoptar. En algún momento pensaba que tal vez eran malos y buscaban adoptar niños para comérselos como en las películas porque sonaba muy bueno que gente como ellos quisieran a niños de dudosa procedencia. Pero al parecer eran confiables.

En el jardín trasero, nos dividimos. Yo fui con Jason porque necesitaba hablar con él. Además, Lucille y los demás parecían tener una charla familiar en la que no quería meterme.

— ¿Qué piensas de todo esto?— le pregunté.
— Que seguramente culpas a Evan y crees que sus padres son las víctimas aquí— dijo.
— Deja de leer mi mente— le dije—, y en realidad no culpo tanto a Evan... es sólo que en su lugar yo estaría agradecida.
— Él en el fondo lo está— dijo—. Pero tiene asuntos que aún no ha solucionado.
— ¿Asuntos psicológicos?— pregunté—, ¿Significa que intentarás ayudarlo a superar sus traumas de una manera espectacular?
— ¿Espectacular?— dijo.
— Sí— dije—, ya sabes, como cuando apareces sabiéndolo todo y haces que la gente hable. Es genial.
— No creo que sea tan genial como se escucha.
— ¿Puedo estar ahí cuando psicoanalices a Evan?.

— No voy a psicoanalizar a nadie— dijo—. De hecho no sé hacer eso. Además, parece que esta vez no tendré que hacer nada.
— ¿Por qué?
— Creo que Jimi puede hacerse cargo de esto.
— ¿Puede?
— Confía en él.
— Pero yo quería ver— dije.
— ¿Qué cosa?
— A ti. En acción, psicoanalizando a la gente de manera espectacular.
— Ya dije que no puedo hacer eso— dijo.
— Pero es increíble. Yo quiero aprender a hacer eso. Aunque sé que nunca sería tan buena como tú.
— Creo que sobre estimas mis capacidades.

Jimi se acercó a nosotros.

— El padre de Evan llegó— dijo él—. Quiere conocernos.

Nos miramos entre nosotros. Lo seguimos. El padre era un hombre de cabello cano y de modales elegantes. Era el cliché de un empresario, al menos en aspecto. Pero parecía muy amable. Al parecer en verdad le preocupaba Evan y mostraba un genuino interés en Jimi, así que supe que no debía preocuparme por eso.

Me alegraba ver que Jimi era bien aceptado por los padres de su novio. Pensé que me gustaría mucho tener eso que él tenía.

Entonces, los ángeles me escucharon y él apareció.

— Christopher, ven aquí— dijo la señora Virginia.

Yo me giré para ver a quién llamaba. Un joven, alto, bronceado y guapo estaba bajando las escaleras. Llegó a nosotros y sonrió. Lo presentaron pero yo no escuché nada, mi atención estaba completamente en su cabello castaño ondulado y en sus ojos expresivos que parecían reír con él.

Nos saludó pero yo seguía cautivada por su imagen. Él empezó a hablar con Jimi. Desperté de mi trance y me dirigí a Jason.

— ¿Quién es ese príncipe?— le susurré.
— Acaba de presentarse. Pero estabas muy ocupada babeando por él como para darte cuenta, ¿No?— dijo él.
— ¿Se habrá dado cuenta de eso?— pregunté.
— No lo creo— dijo—, estaba concentrando su atención en Jimi.
— Es hermoso...— dije mientras lo miraba.
— ¿Me estás escuchando?
— ¿Cómo se llama?— pregunté.
— Es Christopher, el hermanastro de Evan.

¿Hermanastro de Evan? Obviamente no se parecía a Evan porque no eran hermanos de verdad pero... también era hermoso.

— ¿Crees que tenga novia?— le dije a Jason.
— No lo sé, pregúntale— me dijo.
— Pregúntale tú— dije.
— No, sería raro. Además, es el hermano de Evan.
— Por eso— dije—, todo quedaría en familia.
— Déjame recordarte que Evan tiene problemas con su familia.
— Por ahora— dije—. Porque me encargaré de que ya no los tenga.

Jimi y Christopher se acercaron a nosotros.

— Ella es Laura— dijo Jimi—, y él es Jason.
— Hola— dije, tratando de aparentar normalidad.
— Hola, mucho gusto— dijo él.

Nuevamente me perdí en su mirada.

Ellos siguieron hablando, probablemente sobre Evan, pero yo sólo podía verlo a él. Trataba de enfocarme en el tema pero era más agradable observarlo.

Me perdí el resto de la visita y no supe qué pasó. Al parecer Jason y Jimi hablarían con Evan. También quedaron en regresar nuevamente a visitarlos.
Cuando nos despedimos y subimos al auto que el hombre elegante le regresó a la profesora, por fin pude despertar del todo.

— ¡El hermano de Evan es bellísimo!— dije.
— Hermanastro— dijo Jimi—. Es muy agradable.
— Y guapo— dije yo.
— Parece que en verdad se preocupa por Evan— dijo la profesora.
— Además es guapo— dije.
— Dijo que jamás tuvo ningún problema con Evan así que es un alivio— dijo Jason.
— ¿Ya les dije que es muy guapo?— dije.
— Hablaremos con Evan y solucionaremos esto— dijo Jimi.
— Tal vez lleve tiempo— dije—, pero yo haré todo lo posible por que Evan acepte a su familia.
— Porque el hermano es guapo— dijo la profesora.
— Hermanastro— corregí.

Las cosas parecían encontrar su lugar.

— No te preocupes— le dijo Jason a Jimi—, todo estará bien.
— ¿Evan entenderá?— dijo Jimi.
— No lo sé— dijo él—. Pero hay que desear que sí.
— No va a ser fácil— dijo la profesora—. Llevo muchos años tratando de hacerlo entrar en razón.
— Tenemos una carta bajo la manga— dijo Jason—. Una que no puede fallar.
— ¿De verdad?— preguntó ella—, ¿Qué es?
— Es una persona— dijo Jason.
— ¿La conocemos?— preguntó Jimi.
— Claro— dijo Jason—. Principalmente es conocido porque no le gusta perder.