Golpe de suerte (#2 Saga Bebé)

Capítulo 19

Blue: 

Una mujer embarazada no debería sufrir tanto estrés y sin embargo es todo lo contrario, a pesar de que mi compañero de universidad, Bradley Joey, me aseguro que no pediría nada a cambio tras descubrir mi pequeño secreto, lo cierto es que aun desconfió, además mamá me ha puesto en una situación complicada.

—¿Chase está enfermo? .—interrogo cuando mamá me entrega su lista de ingredientes, de esos platos que me preparaba cada vez me enfermo.

—Si.

¿Es por eso que ha faltado a clases?

—Beatriz me pidió mi lista en el supermercado.

Observo el papel arrugado en mis manos.

—¿Y qué esperas?

—Mamá.

—Quiero que se la lleves.

Como dije, una mujer embarazada no debería tener mucho estrés.

"No lo tendrías si se lo dijeras"

—Mamá.. ¿no puedes ir tú?

Me mira indignada, como si nunca antes le hubiera hecho un favor.

—Tengo que estudiar. —Miento.

—No soy ciega, Blue y sea cual sea el problema que tengas con Chase, debes solucionarlo. —Que mamá sepa que Chase y yo tenemos problemas ya no es algo fuera de lo común.

Me sorprende que hasta ahora no lo mencionara, aunque supongo que esperaba que uno de los dos viniera y  dado el estado de Chase, le debe sorprender que yo no vaya a buscarlo.

Al menos ya se hace una idea del Nivel que ha tenido nuestra pelea.

Intento decir algo, pero ella sigue.

—Los amigos pelean, es parte de la vida. —Los tantos consejos de mamá, pero ella sabe lo que dice, después de todo también a tenido sus encuentros con la madre de Chase. —Pero solo los verdaderos amigos saben perdonar.

Amigos..

Eso de amigos ha quedado en segundo lugar entre nosotros, quizás solo debí dejarlo en primer lugar, no llevar la palabra "Novio" hasta arriba.

Trato de sonreír. —¿La experiencia es la que habla?

Mamá me sonríe.

—¿Puedo contar contigo?

Me quedo callada.

—Tengo que terminar de limpiar la casa y.. —Alarga las palabras. —Si Violet viene antes, pediré Pizza.

No hacía falta chantajearme con la Pizza, pero gracias.

Resignada acepto y acto seguido, mamá me besa la cabeza.

—Gracias.

(*)

Bien, aquí estamos.

Mis rodillas tiemblan cuando me detengo frente a la puerta de la casa de Chase y hasta que no paso la saliva, no me doy cuenta que había algo metafóricamente atascando mi garganta.