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Aquellos rizos castaños caían delicadamente por aquel embellecedor rostro tan dulce e invadido de la más humilde perfección mientras mis brazos delgados tímidamente rodeaban su cuello que tenía el mismo tacto del más puro algodón. Me hallaba a centímetros de su fisonomía tan angelical y no podía evitar quedarme atontada y sumergida por sus brillantes orbes marrones que me miraban con infame deseo, con un deseo que me podía quemar por dentro. Con timidez fui acercando mis carnosos labios rojizos a los suyos que tenían auténtica forma de corazón y nuestras respiraciones se fundían en la del otro aunque me estuviera perdiendo en su fragancia tan singular que siempre llevaba aferrada a su piel tan de ensueño que me estaba envolviendo en aquellos momentos.

- Hazme tuya, Shawn. - Alcancé a decir con una voz entrecortada y tenue, mientras nuestras bocas se rozaban en un desafío de quererse eternamente para la otra. Su anatomía se sentía tan próxima a mí que podía sentirlo totalmente y por eso deseaba más de él.

Ansiaba más y más del chico del que me había enamorado desde que tenía apenas diez años. Él había sido el principal protagonista de tantas noches de insomnio y miles de fantasías donde me imaginaba un sueño perfecto con él, solamente a su lado.

Podría decirse que lo quería, lo quería demasiado.

Sus firmes manos viajaron por el interior de mi prenda superior para deshacerse de ella después de que sus labios obraran una perfecta curva que me dejaba a las puertas del cielo con esa sonrisa tan mortal, a continuación sentí como comenzaba a besarme intensamente logrando haciéndome temblar por íntegro mientras percibí como sus dedos que provocaban tantos suspiros dentro de mí querían arrebatar toda mi ropa.

- Karla...

- Dime, amor...

Y en esos infernales instantes, fui devuelta a la realidad percibiendo desagradablemente como mi hermana pequeña se posaba sin cuidado ninguno encima mía y me embestía un brusco golpe tras otro con su almohada provocando que me protegiera con mis brazos mientras quería volver a cerrar los ojos con la esperanza de volver al sueño, a mi jodido sueño con el hombre de mi vida.

- ¿Quieres levantarte de una vez, Camila? - Me exigió logrando que le arrancara adormilada aquella molesta almohada que había traído de su cama mientras un gruñido salía de mi garganta por aquella forma tan ruin de arrancarme de la felicidad.

Antes de responder a Sofía, me quedé observando el reloj digital que se localizaba en una de mis mesillas cobrizas que se hallaba a los lados de mi colchón para darme cuenta que aún no eran ni siquiera las nueve de la mañana. Eso despertó un sentimiento total de rabia en mi estómago que fue sustituido por curiosidad al escuchar la voz aguda e irritante de mi hermana seguir hablando.

- Mamá quiere hablar contigo sobre algo importante. - Su tono se había cambiado radicalmente con esas palabras, se había vuelto muy sobria y me tuve que colocar las gafas después de adivinar su posición para no hacerlas caer al suelo.

Asentí con mi cabeza para ver como ella se iba rápidamente de la habitación con un aura triste y apagada, no la había visto de esta forma jamás y eso me hacía que en mi pecho empezará a invadirse de sentimientos diagnosticados como un agobio que podía derivar perfectamente la ansiedad. Sin más demora y con la garganta seca por la sensación que me había dejado mi hermana, bajé hacia la cocina paulatinamente ya que por las mañanas era muy torpe para cualquier cosa que requiriera movimiento y al encontrarme allí, me senté en una de las banquetas que rodeaban la isla de cerámica rojiza que estaba en el centro de la cocina.

Seguidamente sin que pronunciara una sola palabra, Sinuhe me servía un capuchino seguramente hirviendo mientras se sentaba en frente mía dejando sus codos sobre el filo de la encimera emitiendo una tos para aclarar su voz ronca de recién despertada.

Hace unos minutos estaba teniendo un sueño mojado con el chico que más había adorado en el instituto y ahora mismo me hallaba con mi madre que estaba cubierta de una sensación de misterio que me estaba congelando por íntegro. Definitivamente, no comprendía en absoluto a la vida.

- No es nada grave, Karla. - Murmuró mi madre mientras sus manos buscaban las mías para aferrarse a ellas mientras las acariciaba con las yemas de sus dedos proporcionándome una tranquilidad que ella sólo sabía darme. - Una amiga se ha quedado embarazada y me ha pedido que te ofrezcas a ejercer su trabajo en... Cleveland, Ohio.

Antes de que siguiera con aquella noticia o más bien solicitud, ella notó como mis oscuros orbes se quedaron como platos al percibir el vuelco tan enorme que me había dado en el corazón, al saber que quería que comenzara una nueva vida a más de dos mil kilómetros de mi hogar en Cuba.

- Mamá, yo no puedo irme a Estados Unidos, acabó de terminar mi carrera y necesito buscar un trabajo en esta ciudad. Sabes perfectamente que toda mi vida se encuentra aquí. - Mi garganta parecía desgarrar cada palabra ya que la profundidad de aquella mirada me estaba exigiendo que debía de hacerlo.

En aquellos momentos, sentí que no sólo aquellos orbes castaños rigurosos me miraban ya que Sofía estaba cerca mía contemplándome con una dulzura que robaba a los ángeles como si fuera a abandonarla por siempre; algo que jamás podría hacer en mi vida.

- Karla, necesitamos el dinero, yo tampoco quiero que te vayas tan lejos pero no nos queda otra. Desde que tu padre se fue, mi sueldo no llega para poder pagar todo y cartas de embargo llegan cada semana. - Le di un apretón a su mano que había dejado de acariciarme, para esta vez ser yo la que no permitiera que se rompiera mientras me decía aquellas palabras ya que podía percibir como se iba a derrumbar en cualquier momento. - Eres la única oportunidad que nos queda para poder llevar esto para delante.

- ¿De qué se trata el trabajo, mamá? - A partir de ahí, no podía oponerme después de saber que pasaba en mi familia ya que sería excesivamente egoísta no dar lo que fuera por las personas que más habían estado en mi vida.

- Tienes que ser la estilista o en pocas palabras, la niñera de un rapero muy conocido mientras ella esta de embarazo. Me ha asegurado que ganaras lo suficiente para poder pagar las deudas y hacer tu vida allí durante un año.

Un alivio calmó todo mi cuerpo, siempre me había encantado la moda aunque yo me hallara plagada de miles de un seguridades; ver a la gente bella, me embellecía a mí de alguna que otra forma así que eso fue una de las razones principales para volcar mi carrera en ello. Sin embargo, no me creía capacitada a ser capaz de poder buscar estilismos a un chico que ni siquiera conocía. No obstante, esperaba tener que estar bailando en una helada barra de acero y eso era como un sueño a pesar de todo.

Blue. [c.b]Where stories live. Discover now