III:

453 35 0
                                    

Mi corazón en aquellos momentos se aferró a la idea de que todos los ángeles no tenían porqué cumplir el estúpido reglamento de chico esculpido a la perfección gracias a todos los estereotipos. 

Nunca me hubiera fijado en él si lo hubiera visto pasar por mi lado, es más quizás lo hubiera hasta criticado, pero en esos instantes, tuve la necesidad de quedarme embobada mirando al hombre con él que tenía un año de mi vida. Algo de mí, ansiaba mirarlo más y más.

Su cabello teñido de rubio me dejó con la indebida sensación en las sensibles yemas de mis dedos de como sería enterrar estos en sus raíces, poseía sus párpados cerrados mientras sus delgados labios teñidos de un rosado se movían diciendo palabras que no podía escuchar pero que podía percibir como estarían acompañadas de miles de malsonantes. Tenía unos marcados rasgos muy finos, y parecían haberse dibujado perfectamente con una brocha bendecida por los mejores pintores de la vanguardia. Aquella mandíbula se tensaba en cada frase que escupía, aunque lo peor de todo era como tragaba saliva y mordisqueaba sus labios mientras era conducido por gestos que hacía con sus manos que tenían sus dedos cubiertos de anillos. No obstante, me di cuenta que era imposible poder analizar en aquellos momentos todos los tatuajes que tenía. Podía asegurar que toda aquella anatomía estaba bañada de historias que jamás iba a poder conocer pero que estaba encantada por conocerlas.

Sin embargo, me quedé admirando como al terminar aquel cuello desnudo de tintura, se hallaba una órbita rodeada de unos diminutos truenos que me recordaba a las que dibujaba en clase de ciencias, la tenía en el centro de sus clavículas y eso logró que mis comisuras se elevaran de una dulzura que era compresible.

¿Cómo sería besar cada uno de esos tatuajes que tenía?

Cuando creí que me había desorientado por íntegro, el hombre que iba a pagar las cuentas dede mi familia, decidió abrir sus enigmáticos orbes para percibir como sus dilatadas y oscuras pupilas me golpeaban en una mirada que me dejó a un susurro de volver a Cuba en un coche fúnebre. Me aproximé instintivamente al vidriero que nos dividía y observé más de cerca sus iris que aguardaban un resplandeciente azul cristalino que podía parar mi mundo todas las veces que quisiera.

El cielo se debía de avergonzar con esos orbes.

Me desperté gracias a la  delicada mano del fotógrafo que me había acompañado ya que se posó sobre mi hombro logrando que me quedara en frente suya sin saber como debía de actuar después de ver a ese chico que se había quedado por unos minúsculos segundos contemplándome solamente... A mí.

Contemplé como alguien emitía unos leves sonidos producidos por el choque de unos palillos y me fijé en el fornido joven que estaba jugando con unas banquetas de batería emitiendo una rítmica melodía mientras se aproximaba a mí, mirándome únicamente a los ojos.

-  Rook, el batería. - Me ofreció su mano que había abandonado una de las banquetas sobre una mesa que contenía varias latas de cerveza vacías sobre ella. No pude evitar sentir como un rubor empeñaba mis mejillas mientras le devolvía el saludo al resbalar mi mirada por su cuello tintado con una pieza de ajedrez.

¿Todos los chicos de aquí tenían que parecer salidos de una novela de fuckboys?

- Camil...

Antes de proceder a susurrar mi nombre con timidez, percibí como una fragancia nueva era captada por mis fosas nasales; era el fuerte olor de la marihuana. Con aquella intromisión a mi presentación, no pude evitar liberar varias toses mientras buscaba de donde provenía. Fue estúpido hasta pensar a quién se le iba a ocurrir fumar en un lugar que estaba totalmente prohibido por los inmensos carteles.

  - Camila Cabello. - Sin que me temblara la voz después de haber estado escuchando sus carcajadas por mi poca costumbre a ese tipo de sustancias. Hablé con una notable seguridad al artista apoyado en la puerta con un sosiego digno de admirar. Comprendí más que nunca al ver de nuevo esos ojos intensos que me podían hacer la vida imposible si no me andaba con cuidado.

-  ¿Quién se supone que eres? - Cuestionó con aquella voz gruesa y dura, mirándome como si fuera un autentico escáner que estaba fotografiando cada milímetro de mí sin un indice de tener que ser cohibido. Sin embargo, no sentí brusquedad pero tampoco algo que podía ser capaz de decir sin vergüenza.

-  Tu estilista, Kells.

Después de que Jordan le descubriera quién era, levantó una de sus delineadas cejas por seguramente la ropa desliñada que llevaba puesta ese día para el vuelo tan cansado que tenía y presionó sus labios para seguramente no reír, sin embargo, aunque pareciera totalmente un capullo por aquello; no sabía que pensaba en esa mente que se había quedado contemplándome fijamente. No obstante, me acerqué a él para presentarme con un apretón de mano pero él decidió otra manera.

Sin esperarlo, se aproximó, inclinando levemente su cuerpo, a mis pómulos enrojecidos para dejar un suave pero efímero roce con aquellos finos pero humedecidos labios que habían sido cargados por el insensato demonio con ese tacto tan infernal que se había grabado en mi piel sin premeditarlo. Aunque eso no es lo único que se quedó en mí ya que su singular y estremecedor olor tan masculino fundido con todo lo que debía de fumar cada día, me dejó totalmente congelada en aquel suelo cubierto de parquet cobrizo.

El batería se quedó observando a su mejor amigo por aquel gesto que ejerció sobre mí y negó varias veces con su cabeza para después que intercambiáramos una mirada, no obstante la suya era... De lástima. Me di cuenta en esa primera tarde que pasaba allí, que aquel sentimiento es él que menos buscaba en esta nueva vida independiente que me habían forzado tener.

   - Oye, Kells. - Llamando su atención y logrando por infortunio que se apartara completamente de mí . -¿Sabes que esta noche hay fiesta, no?  - Anunció Rook sorprendiéndome y acomodando su cabello mientras dejaba los palillos sobre la mesa que había comentado antes.

Mi cliente, como era de esperar, dibujó una perfecta sonrisa después de escuchar eso y liberé un suspiro casi al unisono. Mi primera noche en Cleveland iba a ser encerrada en una habitación que no conocía en absoluto e intentando acertar con conjuntos que quedaran perfectos en aquella tan delgada anatomía.

[...]

Hacía varias horas que habían abandonado la mansión dejándome a mí en lo que al parecer debía de ser mi habitación, no obstante no conseguía concentrarme mientras visitaba cada una de las paginas de ropa que me habían aconsejado; ya que contaba con unos papeles que me enumeraban correctamente toda la información que necesitaba sobre Machine Gun Kelly. No había intercambiado más palabras con él desde que me otorgó ese beso en la mejilla y por desgracia, tonta de mí, aquel saludo me había dejado totalmente con la sensación del pasajero recuero en mi piel.

Sin embargo, antes de seguir comprando de manera absurda. Me coloqué de nuevo mis gafas para investigar un poco sobre aquel chico con aires de narcisista incomprendido que jamás seguramente se enamoró. Cuando me esperaba una vida al menos de la que no se pudiera quejar, descubrí desde el detalle de que su madre lo abandonó cuando solamente era un niño, hasta que fue maltratado por su padre, un autentico alcohólico y drogadicto.

  - Oye, enana. Si quieres te puedo explicar yo mismo la historia en vez de Google.

Blue. [c.b]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz