40 | El fin del engaño

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Narrado por: Anko Mitarashi

Esta última semana me he sentido un poco sola debido a que Kakashi está en el hospital. Hoy he decidido que hoy me quedaré esta noche con él. Fui a visitarlo los días anteriores solamente, pero hoy me quedaré a dormir en el hospital, incluso fui a comprarle flores y algunos dangos y jugo de arándano para cenar. Lo de comprar flores no es muy acorde a mí, pero por Kakashi, hago lo que sea.

(...)

Ya caída la noche, antes de que yo entre a la habitación de Kakashi, escucho más voces dentro de la habitación además de la de él. Reconozco la de Tsunade y Shizune. Me quedo fuera de la habitación para escuchar que están hablando.

— ¿Has conseguido más información? —le pregunta la Hokage.

—No, ella ya no me ha contado nada, tampoco ha tenido pesadillas por la noche—responde mi novio con su voz apagada de siempre. La pregunta que se ha generado ahora en mi mente es: ¿de quién está hablando Kakashi?

—Podrías intentar hacerle preguntas directas—sugiere Shizune, pero, ¿de qué estarán hablando o de quién?

—Hay un problema, ya no quiero hacerle preguntas y atormentarla con su pasado, yo no soy así y no entiendo porque todo comenzó de esa manera, yo haciéndole preguntas sobre su maestro—Kakashi ahora suena molesto.

— ¿No dijiste que Anko sólo era una herramienta para saber más de Orochimaru?

Siento como mi corazón se rompe en mil pedazos. Un shinobi no debe mostrar sus sentimientos, pero en este momento, me es imposible, no puedo contenerme. Mis manos comienzan a temblar y las flores que traía para Kakashi se caen. El florero donde venían las flores se rompe en varios pedazos, igual que mi corazón que ya estaba un poco sanado gracias al estúpido que acaba de romperlo.

Me recargo en la pared a la vez que trato de contener las lágrimas de la manera más inútil posible, cuando alguien sale de la habitación de forma apresurada. Es la Hokage.

— ¿Anko? ¿Tú escuchas...

—Ni Orochimaru fue tan cruel—digo entre dientes, interrumpiéndola y batallando aún contra las ganas de llorar.

Me voy rápidamente de ahí, corriendo a máxima velocidad que mis piernas débiles, por las palabras que acabo de escuchar me permiten. Quiero llegar a mi departamento, encerrarme ahí y no salir en mucho tiempo.

Mientras corro por las calles de Konoha, todos me miran confundidos. ¿Qué no puedo dejar de ser la ninja feliz e hiperactiva por un día?

Al llegar a mi hogar, azoto la puerta después de entrar y me voy a mi habitación. Lo primero que veo al entrar a este lugar es la cama, donde Kakashi me hizo suya en varias ocasiones, a veces de manera dulce y otras veces de forma salvaje. También veo encima de la cabecera de mi cama las fotos que tengo con Kakashi y Orochimaru. Tomo la más reciente, la saco del portarretrato para después, con un kunai, arruinarle la cara a Kakashi.

Dejo la fotografía en el mismo lugar que antes y después me acuesto en la cama a llorar como nunca antes lo había hecho. Yo le abrí mi corazón a Kakashi, era la primera vez que amaba a alguien de verdad y, ¿qué pasó? Fui dañada, de nuevo. Lo que siento en mi corazón duele más que cuando te clavan varios kunais en el cuerpo, es más, es algo mucho más difícil de describir.

—Anko, ¡¿estás ahí?! —escucho a la Hokage gritarme desde fuera de mi departamento.

— ¡Cállese y lárguese! —le contesto. No quiero que alguien venga a decirme más mentiras, quiero estar totalmente sola.

Herramienta (Kakashi x Anko) #NA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora