• S E G U N D O •

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~Primer paso: muebles.~

Trece de septiembre.

El de cabello oscuro abrió lentamente sus ojos encontrándose con sus mismos pelos frente a su mirada molestándole. Elevó lentamente su brazo para poder con su mano golpear aquellos pelos tan molestos de sus ojos y sonrió al notar su torso descubierto siendo abrazado por un brazo por detrás. Se dejó llevar por el perfume preferido de Nam-joon y acarició lentamente su brazo el cual, al parecer, le parecieron molestos aquellos mimos y se giró abrazando la almohada que tenía de costado. Giró junto a él para depositarle un beso en la mejilla y susurrarle en el oído. —Buenos días Joonie, te ves tan lindo sin camiseta.

—Es domingo Jin, déjame dormir. —Murmuró con una sonrisa mientras sentía los besos húmedos de su pareja por su cuello.

—Está bien, continúa durmiendo. Iré a ducharme y luego nos prepararé el desayuno, ¿quieres?

—¿Estarás incluído en el desayuno?

—Claro que si, guapo. —Murmuró sentándose en el borde de la cama colocándose su ropa interior. Una vez la ropa interior colocada se levantó de la cama dirigiéndose directamente al baño para darse una ducha rápida pero eficiente.

Una vez limpio y con una bata blanca encima dejó que su cabello chorreara hasta caer sobre la bata, salió del baño que era exclusivamente para la habitación matrimonial observando la cama donde Nam-joon descansaba boca abajo, dejando su trasero hacia arriba. Totalmente indefenso aquel trasero. Jin solamente sonrió tratando de borrar sus pensamientos sucios y tomó ropa interior de su pareja. —¡Kim Nam-joon despierta ahora! ¡Es hora de que te duches! —Gritó tirando sobre el de cabello platinado un calzón limpio y su pareja hizo un pequeño sonido.  —Espero que, cuando termine el desayuno, estés limpio y bajes a desayunar.

—Si, chef. —Añadió Joon con su rostro pegado a la almohada y con el típico tono ronco.

Seok-jin sonrió al obtener una respuesta adormilada de su pareja y bajó, con su hermosa bata blanca hacia la cocina dónde preparó unos ricos batidos de banana y moras hechos en casa más unas tostadas francesas además de dejar como suplemento frutas.
Desde que él y Nam-joon comenzaron a salir se había prometido mantener en buena dieta tanto a su pareja como a él ya que quería tener una vida larga y sana junto al amor de su vida.
Colocó todo delicadamente en una bandeja para llevársela a su pareja como un regalo de reconciliación además para empezar muy bien el domingo, una vez la bandeja bien preparada la tomó dirigiéndose nuevamente arriba dónde su novio, supuestamente, debería estar duchándose pero no le fue sorpresa encontrarse a su pareja en la misma posición en que la había dejado. Suspiró con la bandeja en sus manos. —¡Kim Nam-joon! ¿Acaso yo no te había dicho algo a ti?

El nombrado al escuchar el grito de su pareja se levantó de tirón golpeando, sin querer, con su brazo el reloj despertador de su lado el cual cayó haciéndose trozos. Era como el quinto que se compraba en el año, ¿por qué será el quinto? —Lo siento. —Murmuró refregándose los ojos. —Es que tenía sueño y me dije que cerraría los ojos unos minutos más... —Bostezó.

—Está bien, la acción de anoche te mato, ¿verdad? —Elevó ambas cejas, juguetón a lo que su pareja sonrió acostándose nuevamente sobre su almohada. —Vamos, siéntate que traje el desayuno para los dos. Además, ahora debo recoger el quinto reloj que rompes en el año. —Murmuró.

Nam-joon con algo de mala gana y sueño se giró en la cama sentándose en la misma apoyando su descubierta espalda sobre el cabezal de la cama. Agradecía en esos momentos que su pareja haya insistido tanto en que, al mudarse, poner un cabezal en la cama.

[NamJin] ¿Una familia?Where stories live. Discover now