1. Extraños

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Entré a su casa, como muchas veces había hecho, solo que ahora estoy feliz de estar con él. Su cuarto está tal cual, la cama en el sobre nivel justo en una esquina oscura pero reconfortante, su armario al estilo modernista, el escritorio con su respectiva silla, las paredes de un azul oscuro como el océano, la radio que con su baja música la vuelvo a encontrar en la mesita de noche, me siento como en mi propia casa. Se oía la letra de una canción, bastante familiar parecía hasta que me di cuenta, sonaba nuestra canción: "Instant Crush" de Daft Punk.

Los recuerdos pasan por mi mente como una ráfaga de viento, desde nuestro primer beso, el viaje a París, todas nuestras peleas hasta nuestro presente. Me siento feliz de estar con él, aunque suene repetitivo, nadie sabe como se pone mi corazón cuando lo veo a los ojos, aunque no importa mucho porque de igual manera me contengo para todavía no parecer desesperada, queremos que "la primera vez" sea especial y tampoco apresurarnos, fue una idea de él. Mierda, suena como un nene de diez años pensando que la primera mujer con la que estará será con la que se va a casar.

Llevamos unos nueve meses juntos, a todo esto no pasaron muchas cosas emocionantes como en los libros, en estos meses solo hablamos y hablamos, pero bueno, al menos estamos juntos. No debería conformarme, está mal, lo sé, no me da nada y todo eso que dice mi madre respecto a las relaciones, es algo aburrido después de un tiempo, tiene razón.

Esperaba que en París se dieran las cosas, viajamos con mi secundario por estudios, una típica película cliché, las velas y la Torre Eiffel son clásicos, pero aún así no fue nada como una película, sigo sin tener resultados...

"No le des vueltas a las cosas, no te debe querer. Aunque te quiera, probablemente no sos su adecuada". Repitiendo mis palabras en la mente. No le voy a hacer caso a mi subconsciente, él me quiere, yo sé que lo hace.

Me quedo parada en el marco de la puerta esperando que Alaric me invite a entrar a su cuarto. Ya lo sé, una idiota embobada por el mismo hombre del que me enamoré cuando era chica.

- Merid, podés sentarte. No nos queda mucho tiempo para terminar el proyecto, aunque recién empezamos el semestre. Decime, ¿tenés tus cosas? - dijo todo tan rápido que no entendí ni mu.

- Sí, dejame que las saque - contesto sin haber entendido nada. Cuando me doy cuenta, el bolso con todas mis cosas había quedado en el auto.

- Entonces... ¿Por dónde querés empezar? La profesora Yukimura nombró a los autores para investigar tipos de géneros literarios. Por Dios... ¡Son temas de secundaria! Hasta recuerdo haber visto estas cosas en segundo año, es como si nos estuvieran tratando de imbéciles. No importa, tenemos que buscar libros y si querés...

- ¡Espera! - lo interrumpo - Me olvidé el bolso en el auto, pero puedo ir a buscarlo. Tengo las cosas dentro de él, las cosas de... Literatura.

- No hay problema, podemos usar las mías.

- Bueno.

Él coloca la ropa tirada sobre un cesto, que parece ser el de la ropa sucia. Me siento en el borde de la cama, al punto de caerme, pero él me ayuda y no me caigo. Es una lástima que no me haya caído del todo, estaría llorando de la risa. Bueno, tal vez no tanto.

Agarramos los libros, nos dividimos por la mitad la cantidad y comenzamos a hacer resúmenes, gracias que esto es literatura, si fueran materias como geografía estaría definida la primer tarea: MATARME. No que sea mala esa materia, sino que la mala sería yo, de igual manera no puedo seguir con esto, tengo demasiadas cosas en la mente.

Para cuando alzo la vista ya estaba poniéndose el sol, no logro entender qué hora es, para mi fueron unos minutos. Agarro el celular, marcan las seis y cuarto, parece mucho más tarde para ser verano. Rick estuvo todo el día actuando de una manera muy rara, más de lo normal, prefiero no darle importancia ya que así fue toda la semana.

Creo que es pura casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora