Instinto. [MinJoonKook]

02

JungKook y Jimin no sentía deseos de quedarse por mucho tiempo en aquél bosque. No habían conseguido alguna cosa que cazar pues la noche les había ganado y todas las posibles presas se escondían en la oscuridad y pese a su muy bien desarrollada vista nocturna, ellos no podían encontrar nada.

Pero cuando estaban a punto de irse, un dulce y excitante olor les llegó desde la lejanía, junto con unos chillidos de animal herido. Ambos alfas se miraron cómplices, las pupilas dilatadas, sus cuerpos en una considerable temperatura alta, llenando el lugar de sus aromas mezclados; el de Jimin hierva buena y naranja mientras que JungKook de roble mojado y canela.

Se movieron siendo guiados por la embriagante fragancia, sus patas dieron marcha y se adentraron mucho más al espeso bosque lleno de frondosa arboleda. Al llegar a dónde terminaba y aumentaba el olor, cerca de una gran roca y un enorme pino, se encontraba un pequeño omega en su forma humana, los alfas quedaron completamente maravillados; piel morena, cabello blanco y unos bellos ojos de color azul, la madre luna dejaba descansar su brillo en el chico, haciendo ver su piel más apetecible y deslumbrante, brillando en tonos suaves de blanco.

Estando desnudo y al descubierto, NamJoon tembló y gimió lastimeramente tratando de huir, solo para que su cuerpo no le respondiera y su Omega arañara sus entrañas para seguir en ese lugar y ser tomado por los imponentes Alfa que lo observaban con deseo. Apretó los labios al ver como los lobos se des-transformaban y convertían en humanos.

NamJoon le dio una reprimenda en voz baja a su Omega que en éstos momentos ya se encontraba echado dejando expuesta su barriga y ladeando la cabeza a un lado, en señal de sumisión y le gritaba a su humano que le imitara.

—Qué belleza tenemos aquí—Habló JungKook con la voz, causando que el omega temblara y agachara su cabeza sumiéndose en las peticiones de los alfas.

—Es tan lindo, tengo ganas de hacerlo mío.—Sonrió Jimin, e igualmente usando su voz en contra del pequeño chico.

JungKook y Jimin se miraron y luego a NamJoon... ambos ya muy llevados por el instinto.

—N-no... p-por favor.—Lloriqueó aún con la cabeza gacha, las manos apretando la hierva del suelo y sus ojos derramando lágrimas. Sabía lo que le harían. No quería creerlo, no, claro que no. Suplicaba a la madre luna un poco de ayuda pero nada pasó.

Estaba solo en esto.

—¿Estás rogando?, eso... me gusta que rueguen—Los pasos se escucharon, acercándose, conservando la satisfacción de ver al Omega retorcerse con cada sonido provocado.

—Levanta la cabeza Omega, míranos e implora por nosotros, como la buena perra que eres.—Exclamó JungKook con voz gruesa y retumbante, en una posición dominante, viendo desde arriba a NamJoon.

El moreno hizo lo pedido, dejándose llevar por su sumiso lobo que quería suplicar y llorar por ellos. Pronto quedó preso de dos pares de ojos, unos amarillos y los otros verdes amarillentos irradiantes de lujuria pura, se mordió el labio y lo soltó dejando salir un jadeo; se veían tan imponentes, con cuerpos de infarto, trabajados y musculosos.

—Y-yo los quiero Alfas.—Gimió, ya el lubricante natural discurría de entre sus muslos, dándole una sensación pegajosa y húmeda a la piel, su omega tomando posesión de su mente, nublándole el juicio y todo lo que alguna vez le enseñaron. Ahora a disposición completa de esos desconocidos lobos.—Les imploro que... me tomen, por f-favor.

Giró la cabeza, su cuello saltando a la vista, los sentidos fuera de él, solo necesitando a aquellos hombres Alfa haciendo un desastre adentro suyo, nada más.