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El albino había dejado de serlo, ahora su cabello portaba un tono rosáceo suave que resaltaba sus brillantes ojos azules y la piel morena que poseía con gran orgullo.

NamJoon había formado una especie de "Trato" con su familia, prometiéndose el uno al otro el no volver a hablar sobre el tema por el cual pasó, aunque claro, Jin seguía con sus ideas macabras de cómo matar a los Alfas estúpidos que llegaron a aparearse con su Joonie, en secreto, por supuesto.

La familia Kim ya llevaba más de cuatro semanas de vuelta en la hermosa ciudad de Seúl y había pasado tan rápido el tiempo que ese día sería el reintegro a clases para los menores, los cuales con mucha pereza, tuvieron que acatar la orden de su padre alfa y alistarse para el tan estimado día escolar.

NamJoon se encuentra frente al espejo, arreglando el desordenado cabello rosa con el cepillo, sonríe al ver que por fin pudo dominar a la bestia que tiene en la cabeza. Aplacarlo totalmente dejando que éste le caiga sobre la frente de forma despreocupada pero sistemática a la vez no fue fácil, al final, una hora y media para su cabello ha valido la pena. Suspiró y pasó las manos por el gran suéter que porta, es de color rosado y hace juego con su ordenado pelo. Lo lleva a petición de su hermano mayor, SeokJin, y casi al instante sabe él porqué de su rara orden.

Olía al Alfa por todas partes.

Gruñó. Vale, ésta vez tenía sus razones, pero aún seguía pensando que podía cuidarse sólo, lo ocurrido en el bosque solo fue un tonto percance de Omega en celo, no volvería a ocurrir, al menos no estando completamente lúcido y en sus cinco sentidos más importantes, apostaba que si se le presentaba la oportunidad de volver a ver esos malditos alfas, les iba a dar la paliza de su vida; no era ningún omega delicado del cual cuidar todo el tiempo, no, claro que no, porque si tan siquiera lo deseara dejaría salir su lado menos pacífico y les patearía el estómago a todo el que se metiera con él. Pero aún así no creía que ese fuera el camino correcto, por eso no llevaba a cabo la idea. De todas formas, lo de ser delicado sólo lo pensaban sus protectores, paranoicos e idiotas hermanos Alfa.

—Joonie~~ qué lindo te ves con el suéter.—Le da una sonrisa inocente el segundo Alfa al mando. NamJoon bufa y se gira con las manos en la cadera, frunciendo el ceño y los labios, en un mohín de disgusto que casi le dispara la diabetes a jin.

—Tú juegas muy sucio, Alfa—Abultó más los labios y SeokJin sonrió con aires de grandeza, que solo aumentaron el disgusto de NamJoon.—Ésta cosa huele a ti.

Apuntó el buzo gigantesco, pero que en su cuerpo se veía espectacularmente hermoso. Jin suelta una leve risita y le propina un beso en la frente a su hermano, disminuyendo un poco su enojo, aunque, aún así con las mangas del suéter se limpia la carita con el mismo puchero.

—Wakala, babas de perro.—Pronuncia riendo por la cara que hace Jin, éste iba a decir algo, pero antes de siquiera formular la oración, entra TaeHyung con cara de sueño y la maleta colgada de un brazo.

—¡Ya nos tenemos que ir! ¿Están listos?—Pregunta y Nam y Jin asienten, toman sus respectivas maletas y bajan a pasos rápidos. Cuánto antes lleguen al colegio, más rápido se podrán ir (O escaparse en el caso de TaeHyung)

 Cuánto antes lleguen al colegio, más rápido se podrán ir (O escaparse en el caso de TaeHyung)

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Instinto. [MinJoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora