16 - Ardiente deseo

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Después de realizar unas cuantas llamadas telefónicas allí mismo en la oficina de Altagracia, Daniel consiguió lo que esperaba.

_ ¡Como me lo pediste! Nos reuniremos con Rafael en tres días.

_ ¿No pude ser antes?

_ No. Creo que es su manera de presionar para que paguemos lo que pide.

_ Lo que no sabe que después de esta cita será él el que acepte lo que le pidamos. – Dijo Altagracia con una sonrisa.

_ ¿Estás segura Altagracia? ¿Segura que quieres volver a estar cara a cara con este hombre?

_ Completamente. Él ya no puede hacerme daño. Voy regresarle al menos un poco del miedo y temor que me hizo sentir. Si no lo denuncié en aquel momento fue porque sabía que no lograría nada. Yo había estado en la cárcel y él fue mi abogado, supuestamente el que me ayudó. Él era un prestigioso abogado y yo una ex presidiária. Nadie me creería. Elegí luchar y salir adelante por la hija que esperaba.

_ Entonces ¿es una forma de vengarte?

_ ¡En parte! Pero también es mi forma de hacer justicia, ser justa con mi pasado, conmigo misma. No confío en la justicia de los tribunales, Daniel, perdón que te lo diga, por lo que asumí el deber de hacer justicia por mí misma. Necesito cobrarle a Rafael, hacerle pagar de alguna manera por haberme... Por haberme violado, esto ningún juez podrá cobrar mejor que yo. – Aseguró apretando fuerte mente los puños de sus manos.

_ ¿No sería mejor dejar todo atrás? Altagracia, yo te amo. Y estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para hacerte feliz, para hacerte olvidar el pasado. ¿Por qué no te casas conmigo? Cásate conmigo y olvida los sufrimientos del pasado. Me comprometo a hacer todo para que puedas recuperar a tu hija y tu felicidad.

_ Daniel, ya hemos hablado de esto. El amor y la felicidad son cosas que ya no anhelo en la vida. Yo sólo quiero a mi hija. Solo a ella. Además...

Se acercó a la ventana. Puso sus manos en la barandilla, como reunindo valor. Respiró hondo y dijo:

_ Tengo que decirte algo. Si después de lo que te diré decides alejarte de mí, lo entenderé si ya no deseas ayudarme, porque realmente me duele ver que, a pesar de todo, sigues esperando algo que nunca va a suceder...

_ ¿De qué estás hablando, Altagracia? Me estás asustando. – Preguntó Daniel temendo por la respuesta que esperaba.

***

Se le hizo extraño a Isabela la ausencia de su padre en la cena.

_ ¿Y papá? ¿No viene a cenar con nosotros?

_ No, me dijo que no tenía hambre y se iba  su habitación temprano. – respondió Diego.

_ Mi papá está muy extraño. ¿Será por esa mujer? ¿La tal ex novia que se encontró, Diego?

_ Creo que sí, Isa. Hoy hablé con él sobre esta mujer y me pareció que él tiene muy fuertes sentimientos hacia ella aún.

_ Ay, Diego, esto no me gusta. No quiero que mi papá se enamore y se ve que esta mujer le afecta mucho.

_ A mí me gustaría que él se enamorara. Tienes que dejar de ser tan posesiva, Isa. ¿Te parece justo todos los años que ha estado triste y solitario?

_ No... Quiero decir... Ya sabes, una mujer nos lo quitaría. Además, esta mujer...

_ Sí, Isa, yo tampoco quiero que él se involucre especialmente con esta mujer. Porque me parece un tanto injusto con nuestra madre. A ella, él nunca la amó mientras a esta ni siquiera diecinueve años parecen haber borrado un solo recuerdo.

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