60 - La vida sigue

387 49 22
                                    

***
_ Y así fue, Regina. – Altagracia terminaba de contarle, tenía el rostro bañado de lágrimas. – Jamás me he humillado tanto en mi vida. Desnudé mi alma, luché como nunca para que él pudiera perdonarme, pero no lo logré, él fue implacable. Se quitó la alianza del dedo frente a mí y me dijo que empacara mis cosas.

Regina, que estaba sentada en el sofá delante de ella, sostenía sus manos. Quería darle fuerza a Altagracia en ese momento. Estar a su lado y sostener sus manos era todo, todo lo que podía hacer.

_ Me imagino cómo fue de doloroso. – Fue todo lo que dijo Regina.

_ Tú me lo advertiste tantas veces, Regina. Ya sabías que sería así, ¿verdad? Ya me vías, destrozada sin saber cómo reponerme.

_ No te tortures, Altagracia. Yo sabía que sería muy difícil que esta historia terminara bien, pero siempre he creído en el amor de ustedes. Las cosas todavía se pueden arreglar, amiga, no te rindas. – Regina trató de animarla.

_ ¿Arreglarse? – Repitió incrédula. – Él cree que yo siempre fingí. Que todo siempre fue una mentira. Me dijo que sólo actuaba, dijo que la mujer a la que él amaba no existe, nunca existió. Es imposible ser optimista después de escuchar algo así, él ya no me ama.

_ Él sólo está lastimado Alta, se siente engañado. Pero con el tiempo recapacitará y verá la intensidad del amor que se tienen.

_  ¡Soy una estúpida, una completa estúpida! – Se recriminó Altagracia en llanto.

_  No digas eso. Cometiste un error, te equivocaste, pero lo hiciste porque querías a tu hija cerca y las pruebas de la inocencia de Saúl no eran muy claras, no podías confiar.

_ Estúpida sí. Estúpida por creer que el destino me daba una segunda oportunidad con este amor, volver a sentirlo... No merezco la felicidad y la vida me ha demostrado hoy una vez más. – Ella dijo mientras lloraba pero su tono de voz era irónico.

_ No hables así, no me gusta verte derrotada, Alta, tú no eres así.

_ ¡Él no volverá! – Sentenció Altagracia. – No es la primera vez que caigo de las nubes por el amor de Saúl. La última vez, lo estuve esperando por muchos años, pero el no regresó. No me creyó, ¡me abandonó!, se casó con otra y yo solo me quedé con el dulce y tormentoso recuerdo de ese amor. Pero ahora es diferente. Es mucho peor, mucho más amargo.

Comienzo de Flashback

***
_  ¿Y qué tal la oficina? – Consuelo le preguntó curiosa.

_ Va muy bien. Tu exnovio es un futuro abogado de moda. Todos nos halagan, incluso muchos clientes. Quiero decir, él recibe muchos halagos, todo el mundo quiere ser representado por él cuando se gradúe. El dueño del bufete dijo que nunca un estudiante hizo una práctica tan productiva allí. Dijo que quiere que nos quedemos, pero que 'Saúl será un abogado muy bueno para quedarse en el bufete ajeno'. Palabras de él. – Dijo Rafael sin evitar que la envidia fuera notable en sus palabras.

_ He estado pensando en lo que me dijiste el otro día... – comenzó Consuelo

_ ¿Sobre destruir la imagen "intachable" de Altagracia? – Rafael se emocionó.

El sonido de la carcajada de Altagracia llamó la atención de todos en la habitación, incluyéndoles a Rafael y a Consuelo quienes le miraron con desprecio. Saúl y ella se reían divertidos como si no existiera el resto del mundo.

_ Como veo las cosas, ellos no tardan en casarse. Haremos lo que tú dijiste. Ya lo he hablado con Natalie y sé una manera. Ahora... Si Altagracia se va a la cárcel como quieres,  ¿cómo esto será una ventaja para ti? Veo cómo la miras, cómo la desnudas con los ojos. Por cierto, no sé qué es lo que Saúl y tú le ven a esa insulsa.

La SociaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora