veinticuatro.

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Yang Mi había salido a los pocos días del hospital. Taehyung había acompañado a Jungkook a recaudar información para ver la manera de poner un límite cuando se trataba de la distancia que su padre debía mantener con ellos. Lo entendía totalmente, el miedo creciente que pudiera llegar a perder sus casillas y hacer algo estúpido era inmenso, y podía prevenirse.

Por mucho que doliera, había que establecer prioridades.

-¿Tu madre habló con el jefe de su trabajo, cierto?- Jungkook asintió, mientras seguía al mayor por las instalaciones de la empresa con algunos papeles en mano.

-Sí, está descansado aún pero unos días más y podrá regresar a su rutina normal.- Taehyung sonrió, bostezando después.

El día, para su suerte, no estaba ajetreado. Se sentía un ambiente agradable y fresco, no sabía si realmente era el ambiente o su actitud pero estaba feliz de las declaraciones del menor y de haber sido parte de lograr la tranquilidad en su alma.

¿Podría estar más tranquilo? No lo sabía.

Llegó a un momento de su vida en donde podía decir que era feliz. Que está bien, los papeles, el estrés y alguno que otro problema era presente, aún así, eso no impedía que pudiera sentir una estabilidad y señales muy marcadas de que sus sonrisas eran sinceras.

Mientras tanto, Jungkook. El azabache podía tener miles de enrollos en su cabeza, sentía miedo de perder a las personas que amaba y sufría de vez en cuando de no poder lograr tener esa facilidad de expresarse como él deseaba. Aún así, no podía estar más agradecido con el castaño por ser una de las partes esenciales y fuente de muchas enseñanzas de vida, no tenía idea de lo bonito que podía sentirse amar a alguien, conocer a alguien, sentir que esa persona era el mundo entero. Y sí, podía verse inmaduro, cursi o algún adjetivo vergonzoso pero, el amor que fluyó con su Hyung fue algo que lo cambió por completo. Y no refiriéndonos a su personalidad, sino a su forma de apreciar las pequeñas cosas que una simple sonrisa pueden retener.

La forma más bonita de amar, y de transformar los detalles en ambientes de colores pasteles.

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-¿Tae Tae Hyung...?- el azabache fue a imprimir unas copias y al regresar, se encontró con los ojitos casi cerrados de su Hyung, luchando por quedarse despierto.-¿Está bien?

-No pasa nada, Jungkookie. Ayer no dormí muy bien, pero todo está bien.-Trató de sonreír, volviendo sus dedos a la computadora sin tener idea de que estaba haciendo. Jungkook sonrió.

-Hyung, por favor duerma un poco. ¿Sí? Yo terminaré el registro de ventas. - Ah, cierto. Eso estaba haciendo.

-No, no.- dijo apenas viendo claramente al azabache, debido a que sus párpados le estaban ganando en cerrarse.- Es mi trabajo...

Jungkook se dirigió al esbelto cuerpo del mayor, empezando a hacer caricias en su cabecita. Sonrió más cuando Taehyung estaba cayendo dormido de la nada, jaló la silla de su escritorio y detuvo su rostro desde su mentón. Su Hyung parecía un bebé de ese modo.

Lo cargó como pudo, lo sentía más delgado que antes, eso hizo que un poco de preocupación se instalara en su pecho. Sólo quería que su mayor estuviera totalmente bien, sonrió con un ligero color en sus mejillas cuando su Hyung se reincorporó en su cuello, y soltó un pequeño quejidito. Su olor a frambuesa lo estaba volviendo loco.

-Hyung...-Lo abrazó más, su mirada se dirigió al sofá de la oficina. Lo colocó ahí, dándole una almohada para que este la abrazara, se había dado cuenta que su Hyung no dormía bien sino tenía quién o qué abrazar.

Era como un bebé.

Acarició su cabellito, y pasó su mano por su mejilla hasta que se le iluminaron los ojos de amor. Por favor, su Hyung era tan tierno.

Su mirada se posó desde sus rellenitos muslos, su bonita curva, hasta su carita serena. Amó como frunció su nariz al estar dormido.

Tocó un poco sus acolchados labios, separando su dedo inmediatamente. Sintiéndose pervertido, tapó su cara.

La destapó un poco, y al ver a su Hyung así, un impulso de darle un piquito en los labios lo consumió. Lo hizo, y casi corre cuando Taehyung llevó su mano a su propia cara.

Se sacudió su pantalón, levantándose y sintiéndose estúpido hasta dirigirse al escritorio de su Hyung, para terminar aquel trabajo inconcluso.

A veces hasta él se sorprendía de su forma de actuar. Golpeó su cabeza a la vez que daba un suspiro, poniéndose a trabajar.

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penúltimo capítulo, bebés.

my secretary jeon ⊹  ⎙ tkWhere stories live. Discover now