Brecha 1.

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Se sentía desconcertado, la cabeza le martilleaba y la motricidad de su cuerpo fallaba, alzó la vista hacia aquella palmera que estaba justo enfrente de él. Se dio la media vuelta, dándole por fin la cara al sol.

— ¿Dónde percebes estoy? —Soltó con desconcierto— Maldita sea, ¿Esto era lo que querías padre?

Se levantó de aquella fresca arena amarillenta, soltando un suspiro desesperado al verse algo lleno de arena. ¿Por qué su padre no lo mandaba a un bar? Hubiera sido mejor que su destino o lo que sea que debía buscar, estuviera allí. Y es que a sus diecisiete años, Kim TaeHyung era el pirata más temido y reconocido por todos los mares.

Mucho se decía de él, algunas cosas muy falsas, como el que se acostaba con demasiadas mujeres para su edad, así como otras reales.

Soltó un suspiro, mirando aquella isla donde había muy pocos pobladores, pobladores que desde luego que no le reconocerían. Nunca había navegado él por esas aguas, pero sabía muy bien que eran el lugar de su nacimiento. Lo que no lograba entender, era porqué su madre y padre le habían hecho ir allí.

Porque por supuesto que no era tonto para no darse cuenta que, el oleaje que su padre le había indicado que podría pasar, habría sido producto de su madre.

—Penas y olas, nunca vienen solas—Murmuró mirando las esponjadas nubes y sintiendo la brisa del mar— ¿No es así padre?

Se sentía frustrado de no entender exactamente qué buscaba, pero sabía que era algo importante. Su padre le había mencionado eso hace poco antes de morir. Cuando el viejo pirata estaba a punto de agonizar, este se había acercado a su hijo para contarle una cosa importante sobre un enorme secreto que le había guardado toda la vida.

Naturalmente TaeHyung se negó a creérselo.

Y es que no todos los días un viejo pirata que toda la vida se la pasó de fiesta y bebiendo, te dice con seriedad y agonizando que eres hijo de la Diosa del mar. Decir que ese día casi pierde los estribos es poco, aunque al ver al hombre que le crío de aquella manera, moribundo y con la sinceridad que jamás vio más que cuando hablaban de su madre, TaeHyung supo que no se trataba de ninguna broma.

—Rubí brillante, llave del tesoro...—Repasaba las últimas palabras de su padre— El poseedor es mi destino.

Con esas palabras dejaba demasiados huecos en blanco, como el hecho de qué era su destino. Lo único que sabía era más o menos, por la descripción de su padre, como sería aquello que era la llave a un tesoro que le heredaron su padre y el mejor amigo de este.

No sabía por cuánto tenía que pasar para encontrar todas las piezas de aquel mapa al tesoro que era magnífico. Incluso se suponía sería lo más grande de lo grande, obviamente él como capitán tenía ya a una tripulación que le ayudarían con todo aquello. Los seis temibles piratas, era como la gente les hacía referencia.

Aun recordaba la cara de todo al contarles un poco de que aquel tesoro su padre le había procurado toda la vida, narrando como de un viejo cofre con el candado oxidado, había sacado un pequeño mapa y un pañuelo rojo que se le veía muy bien cuidado. Diciendo que eran los recuerdos que la diosa Anfitrite le había dejado para encontrar aquello.

—El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? —Cantó mientras se paseaba en el lugar y buscaba algún indicio de lo que pudiera significar lo que su padre le había dicho— En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá?

El rubio siguió tarareando aquel canto pirata mientras seguía con su camino, mirando a la gente de aquel lugar y como estos le miraban con extrañeza. Estaba a las afueras de un reino, colindando con el que se supone se hizo a penas una familia noble. Soltó un suspiro, mientras miraba las carrozas, las personas y todo a su alrededor, sintiéndose extraño al ver todo aquello tan contrario a lo que se había criado.

Alzó la vista hacia uno de los carruajes que había cerca, mirando algo que le dejó con desconcierto.

Y es que aquel carruaje pertenecía a la familia Jeon, donde en este iba un temeroso y tímido chico, quien miraba al pueblo con sorpresa. El niño de doce años castaño, chocó miradas con aquel chico adolescente, causando que un rubor se coloreara en sus mejillas y bajara la mirada. Sintiendo como su corazón latía y algo extraño le recorría.

Recibiendo una pregunta hacia su estado por parte de su madre, recibiendo esta en cambio una sonrisa y una negación de cabeza por parte del niño. Aunque se sentía muy extraño durante el camino, por lo que sostuvo con fuerza el pequeño dije que siempre poseía consigo.

Y el rubio por su parte, al ver hacia aquella carroza, sintió como su pecho empezó a arder y la necesidad de alcanzar aquel carruaje que se alejaba se hacía más latente. No entendía porque, mucho menos entendía qué demonios era aquello, pero dejó pasarlo y siguió con su paso hacía algún lugar de mala muerte donde seguro habría algún pirata o remedo de, para sacarle información.

—Debo dejar de pensar en ello...—Se regañó.

Pero ese sentimiento de vacío aún se sentía en su corazón.








Hola milkis

¿Se esperaban eso?

Bueno, como sabrán habrá dos o tres de estas brechas de tiempo a la par de la historia y la antología. Espero de corazón les guste y no se enreden xD

Besitos~

Piratas ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ [+18]Where stories live. Discover now