Antología 3

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Anfitrite miraba al recién nacido enternecida, mientras miraba como su primogénito de cinco añitos miraba hacia el bebé con sorpresa y con admiración. La mujer acarició los rubios cabellos de su pequeño.

—TaeHyung, ¿Te gusta ese bebé?

—Es muy pequeño, ¿Y si lo rompo mami? —Indagaba con miedo, mientras la mujer de barba roja y Anfitrite reían en respuesta— ¿Él qué es mamá?

—No lo vas a romper cielo—Aseguraba la mujer— Es tu destino, ¿No crees que es muy lindo?

—Mi destino...—Musitaba sin entender el infante.

El recién nacido se movió inquieto, causando que el rubio le mirara con una sonrisa de emoción. Aquel bebé era muy lindo, tan pequeño y le hacía sentirse como un hermano mayor. Las mujeres hablaban con tranquilidad, mientras TaeHyung se perdía en los movimientos del bebé. Hasta muy tarde, que era cuando los dos invitados tenían que irse.

—Vamos Tae, debemos ir a casa—Musitaba la mujer con tranquilidad— Luego verás a Kookie y nadie los va a separar.

—Está bien—Musitó el pequeño sonriente— Mamá, mis piernas no sirven ya.

La mujer rio ante lo dicho por su pequeño, tomándolo en brazos y cargándolo el resto del camino. El pequeño se quedó dormido en brazos de la diosa, mientras la progenitora de este le miraba con cariño.

Hacía muchos años que no pensaba en lo que había planeado junto a Poseidón. Quería un hijo fuerte, hábil, con cualidades increíbles cual ninguno, además de que tenía que dejar su propia herencia en la historia del mar. Hablando y pensando mucho en ello, se habían dado a la tarea de encontrar un hombre humano que fuera capaz de ser el padre de ese hijo leyenda.

Un hijo de la diosa que sería capaz de atormentar y bendecir a cualquiera con el que se cruzara en el camino. Con las cualidades del alma humana que era tan cálida, serena y las de un dios, poderoso y fuerte.

—Mi tesoro preciado—Susurró mientras TaeHyung suspiraba en su hombro.

El hijo hecho del mar y tierra.

Ahora con el nacimiento de aquel pequeño castaño, se venía la profecía con la que ella había de pagar por aquello. Y es que todo tenía un precio.

Para poder hacer que su hijo fuera una leyenda, que fuera feliz y que aquel tesoro que había hecho para él fuera a hacerse, debía dejarlo en manos de alguien que lo amara con la misma intensidad que el noble corazón de su hijo podía hacer. Es por eso que, al ver aquella amistad entre Barba Negra y Barba Roja tan pura, había decidido que sería así, que los hijos de ambos amigos serían los que escribieran su historia en aquellas aguas.

Aunque claro, el camino no les sería fácil y entre tantas cosas, con el dolor de su corazón sabía que debía separar a ambos niños. Que ella misma debía abandonar a su hijo. Todavía recordaba como Barba Negra se le había opuesto ante esa idea, pero era algo que sabía debía de hacer. Y que, a su debido tiempo, debía ocurrirle también al pequeño JungKook, pero velaría ella porque ambos estuvieran muy bien.

—Perdóname hijo mío—Susurró cuando lo dejó en su pequeña habitación en aquel barco legendario— Mamá quiere que seas un gran hombre, por eso debe irse.

Con el dolor de su corazón, tapó a su hijo y le dio un beso en la frente. Entonces sintió la presencia del hombre de barbas negras, quien le veía con angustia por la escena presenciada.

—Anfitrite... ¿En verdad debes irte? —Indagó con dolor, mientras miraba a su hijo— No hay manera en la que...

—En verdad debo hacerlo, es por el bien de nuestro hijo—Musitaba mientras encaraba al hombre—Por favor, cuida de nuestro pequeño.

—Anfitrite...

—Gracias por todo—Sonreía mientras empezaba a esfumarse—Cuida de nuestro Tae.

Fue así como la mujer desapareció, dejando desconcertado al hombre. Pero él ya sabía que eso debía pasar, luego de hablarlo con Anfitrite y el propio Barba Roja, después de enterarse que iba a ser padre.

Lo sorprendente es que Barba Roja y su mujer habían ambos accedido, creyendo que de igual forma sería lo mejor para su hijo, y es que todos los padres solo velaban por aquella seguridad y bienestar de sus tesoros.

Escuchó un pequeño suspiro de su hijo, sonriente y algo melancólico a su vez por todo lo que él no sería capaz de presenciar y que debía atravesar TaeHyung. Pero, como le había dicho Anfitrite, luego de muchos pesares y aventuras, su hijo cuando se encontrara con el de Barba roja, cuando se encontrara finalmente con ese destino, sería un hombre muy feliz.

Ambos niños serían muy felices. Y entonces, todo estaría muy bien.









Hola milkis

Bueno, solo falta una antología más y ya.

Así que, si tienen alguna duda hasta el momento, será bueno que la hagan acá. Dejen su comentario. Y bueno, espero de verdad que les guste la trama y no se les haga muy larga o inconsistente.

Besitos~

Piratas ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ [+18]Where stories live. Discover now