Capitulo 23♥

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Presente

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Hinata metió un par de cosas más en su bolso y se lo echó al hombro, en ese momento Naruto entró en la habitación y la miró ceñudo.

- ¿A dónde vas? -preguntó confundido.

Hinata giró sobre sí misma y lo miró sonriendo.

- Mi padre ha llamado esta mañana, llegará en un par de horas y voy a buscarlo al aeropuerto -explicó.

- Ah - Naruto sonrió sintiéndose más tranquilo, por un momento se había temido lo peor.

Cuando habló con ella días atrás pidiéndole que se quedase en Seattle lo hizo con el corazón en un puño, esperaba con toda su alma que accediese. No podía pensar en separarse de ella, tampoco de Bolt, ese pequeño diablillo había llegado para poner todo su mundo del revés, pero lo adoraba. Adoraba el desorden que dejaba allá por donde pasase, las carcajadas que le arrancaba a Mei cuando lo escuchaba pronunciar mal alguna palabra. Adoraba cuando después de un largo día, apoyaba la cabeza en su hombro y se quedaba dormido. Pero por sobre todo adoraba cuando lo llamaba papá y su pecho se hinchaba de orgullo. Era su padre... y él era su hijo.

- ¿Puedes quedarte con Bolt? -preguntó Hinata sacándolo de sus cavilaciones.

- Sí... sin problema -contestó sonriendo- sabes que nos llevamos bien.

Hinata también sonrió y se acercó a él para besarlo, Naruto pasó las manos por su cintura y ella enteró los dedos en su pelo mientras sus labios se movían al compás. Besar a Naruto siempre había sido la mejor experiencia de su vida. No podía imaginarse ya un solo día sin sus besos y eso la asustaba mucho.

Se separó de él un poco reticente, si por ella fuese se pasaría el resto de su vida pegada a él como un apéndice. Pero eran dos personas independientes, debían separarse en algún momento para que la gente que los viese no pensase que son siameses.

- Llámame cuando llegues a Seattle para saber que has llegado bien -dijo Naruto cuando la vio alejarse

Hinata se giró y avanzó unos cuantos pasos de espaldas mientras sonreía.

- Sin problemas... te quiero -dijo volviendo a darse la vuelta y caminando hacia el exterior de la casa.

- ¡Yo también te quiero! -gritó Naruto para que ella lo escuchase.

...

Hinata aparcó el coche de Kurenai en el estacionamiento del aeropuerto, se bajó de él y se aseguró de dejar las puertas bien cerradas. Mientras caminaba hacia la entrada principal rebuscó su teléfono móvil en el bolso y marcó el número de la casa de Naruto de memoria, sonó varias veces hasta que le contestaron al otro lado.

- ¿Kushina? -preguntó sorprendida- ¿dónde está Naruto?

- Ha tenido que salir de urgencia, me dijo que me quedase con los niños y no me explicó más -contestó.

- De acuerdo -dijo Hinata no muy convencida- si llama dile que he llegado bien.

- De acuerdo.

- Un beso Kushina.

Cortó la llamada y se quedó mirando su teléfono todavía con el ceño fruncido. No entendía porque Naruto se había quedado con Bolt cuando sabía que tenía trabajo. Decidió no pensar más en ello, ya lo haría cuando llegase y le preguntase que había pasado.

Un par de horas después estaba entrando en Forks de vuelta. En el sillón trasero iba su padre, roncando pesadamente mientras en el asiento del copiloto iba Kurenai intentando explicarle a Hinata como les había ido su viaje a Los Ángeles por encima del los ronquidos de Hiashi, pero eso parecía misión imposible.

Vendo RecuerdosWhere stories live. Discover now