𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍.

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INTRODUCCIÓN.
( siete años antes )

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SAGE OBSERVABA CON ASOMBRO el techo estrellado del Gran Comedor

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SAGE OBSERVABA CON ASOMBRO el techo estrellado del Gran Comedor. El azul de este se veía muy bonito, además de que las estrellas de allí eran la cosa más brillante que había visto en su vida. El conjunto formaba algo precioso que no tardó en ser otorgado como la cosa más fantástica de hogwarts. El grupo de niños de su edad mantenía la vista en las cuatros largas mesas; hablaban sobre la casa en la que deseaban quedar.

A Sage le habían preguntado y la jóven respondió al instante slytherin. Pero la manera en la que había pronunciado el nombre de la casa verde y plateada, sin ganas ni pizca de emoción, no había sido captada por nadie. La pequeña podría jurar que vio miradas de desagrado al pronunciar tal casa.

—Tienes miedo—le habló en voz baja un pelinegro de ojos grises. Tenía una sonrísa amigable, distinta a la que mostraba durante el expreso hogwarts, en donde había parecido un arrogante.

—No.

El pelinegro rodó los ojos. Sabía quien era, la hija de uno de los amigos más cercanos de sus padres. La había visto durante las reuniones en las que los adultos hablaban en el salón de Grimmauld Place y los niños eran mandados hacia la cocina. Pero lo que siempre le había parecido extraño al joven era que ella tenía permitido pasar al salón con los adultos. Sin embargo, optó por no preguntar sobre eso. Al menos no por el momento.

—Te he escuchado decir que querías quedar en slytherin... ¿pero es verdad?—preguntó sin dar rodeos observando a la rubia avanzar a cortos pasos con la vista en el cielo estrellado del techo. Al ver que parecía no querer contestar, continuó hablando—. Creo que eso es un no. Pero, ¿te digo un secreto? Mis padres quieren que quede ahí como toda mi familia. Pero no lo haré, demostraré mi valor de Gordic Gryffindor al quedar en su casa. Enfrentaré a mis padres—declaró con un tono tan confiado que Sage sacó la vista del techo. La hechicera fijó la mirada en el pelinegro de ojos grises que acababa de apoyar una mano en su hombro, en señal de apoyo—. Deberías hacer lo mismo.

—¡Sirius, ven!—llamó un castaño de gafas circulares. A Sage le pareció tierno como le quedaban las gafas. Sirius le regaló una última sonrísa antes de marcharse con su nuevo mejor amigo.

La joven hechizera mantuvo la vista en el cielo estrellado durante casi toda la Ceremonia de Selección. Pensaba en las palabras del de ojos grises, pero lastimosamente estas no habían ofrecido la manera de combatir a su padre. Recién cuando escuchó a la profesora McGonagall gritar ¡Sirius Orión Black! dirigió su mirada al muchacho por segunda vez en el día.

El niño pasó con una gran sonrísa, al contrario de los anteriores que parecían tomates de un metro y medio por los nervios. El sombrero seleccionador le fue puesto y, al igual que los otros niños, este casi le tapaba los ojos. No estuvo mucho tiempo en el taburete. Sage sacó la conclusión de que el pelinegro estaba mas que seguro: gryffindor o nada.

—¡Gryffindor!

Los aplausos de la casa nombrada no tardaron en llegar. Sirius tenía la sonrísa mas grande que Sage había visto en su vida. Corrió a sentarse junto al pelinegro de gáfas redondas que anteriormente le había parecido tierno. Estos dos hablaban con un chico con cicatrices en su rostro. A pesar de eso es bonito pensó Sage, sin embargo no podía quitar la vista del de ojos grises que había desafiado a sus padres al quedar en la casa escarlara. Ojalá tuviera tal valor ella.

—¡Sage Hazel Hudson!—exclamó Minerva McGonagall y la nombrada pasó con pasos temblorosos al tabuerete. La profesora se ocupó de colocarle el sombrero, y dado que tapaba los hermosos ojos azul eléctrico de la rubia, se vio obligada a sostenerlo de la punta, permitiendole la visión a la niña.

Sage sentía sus mejillas arder, y dada su palidez, de seguro estaban coloradas. Todos los estudiantes la observaban con atención sin hacer ningún ruido. La niña pensó que le hubiese gustado que a nadie le importara donde quedara. Pero esa no era la realidad. Al pasar sus ojos por la mesa gryffindor distinguió a Sirius levantando sus pulgares.

Una Hudson... aún recuerdo la selección de tu padre... deseaba quedar en gryffindor pero en slytherin triunfaría así que cambió de opinión. No hay demasiado que decir por aquí, es muy obvio... no eres lo suficientemente trabajadora como para quedar en hufflepuff; ravenclaw iría bien contigo pero no es tu casa; en gryffindor conseguirás amigos de verdad y triunfarás...

—Slytherin—murmuró Sage.

¡Oh, ya veo! En slytherin serás la mejor pero en gryffindor tendrás otro tipo de triunfo...

—No, no, no. Quiero quedar en slytherin.

¿Es lo que deseas o es lo que esperan de tí? Si estás tan segura...

—¡Slytherin!—gritó el sombrero seleccionador y la casa aplaudió encantada, sonríentes de tener una Hudson entre ellos.

A lo lejos, mientras Sage caminaba un poco más animada hacia la mesa, pudo ver la mueca de Sirius. No, no había sido lo suficientemente valiente.

♡. Por si no ha quedado claro, esto es una pequeña introducción para saber lo básico de Sage que vendría a ser a que casa pertenece. A partir del próximo capítulo los hechos que se narran son los de 7mo año.

𝐏𝐎𝐖𝐄𝐑 ϟ 𝐒. 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊.Where stories live. Discover now