Sage Hudson no es buena. Adora gustar, cree que es oro, la más poderosa y... es una futura seguidora del Señor Oscuro.
• Créditos por la portada @abbxmar.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
EL PROFESOR RETVENKO PARECIA HABER OLVIDADO su promesa de crear armas de guerra; Sus clases de Defensa contra las Artes Oscuras seguían basandose en lo mismo de antes (quejarse del sistema y luego descargar su furia gritandole a sus alumnos que se enfrentaban mientras tanto en duelo) pero algo había cambiado en el ambiente: se sentía un eco al hablar, todo estaba vacío y extraño. No era un secreto que tal profesor estaba en contra del los ideales del Señor de las Tinieblas, él mismo comentaba aquello todas sus clases, y por tales motivos cuando la slytherin asistía a sus dos clases semanales y el profesor estaba allí para comentar alguna noticia sobre El Profeta, era un alivio para la hechicera.
No estaban en el mismo bando. Eso era un hecho. Hogwarts estaba cambiando. Eso era otro hecho. Y Sage no estaba precisamente en el bando de los buenos o, al menos, de los que dejaban a los rebeldes libres. O más bien vivos.
La idea de que tal vez algún día el profesor no se presentara en clases le daba escalofríos a Sage, porque eso significaría que la matanza en Hogwarts había comenzado y que a ella, como seguidora del Señor Oscuro, también le tocaría hacer el trabajo sucio.
Así que estaba alerta. Al principio ni si quiera había notado como poco a poco se iba reduciendo el número de alumnos presentes en la clase dictada por Retvenko pero, cuando en la clase anterior no se habían presentado seis slytherin y faltaba uno que otro ravenclaw, todo comenzó a tomar forma. Estaban tramando algo, de eso estaba segura, y cuando Sage quiso preguntarle a Ava Rosier en una de esas que encontró a la hechicera sobre su mejor amigo, la slytherin se había limitado a responder que no tenía idea, pero que tampoco convenía a Sage curiosear sobre eso.
No eran más que reflexiones vagas sobre algo que podría ser cierto o no hasta que, esa mañana, no faltaban seis slytherin, sino siete. Ava Rosier no estaba y Sage estaba segura que yacía junto a los demás tramando algo.
—No se donde esta—había respondido Ryder en cuanto la rubia le preguntó.
—Es tu novia, deberías saberlo.
Entonces el pelinegro le había dado una mirada como si le hubiera salido un tercer ojo y a continuación negó con la cabeza, dejando a Sage confundida. La slytherin había comenzado a pensar que el mago podía llegar a sentir algo por Ava, el mismo le había dicho que le gustaba en una ocasión ( ¡por merlín, incluso los había pillado besandose hace un par de días! ), pero en cambio ahora parecía seguro de su respuesta negativa.
—No es mi novia—había declarado antes de volver su atención a Andrómeda, retomando la discusión de antes sobre alguna palabra muggle. Ryder parecía divertirse, Andrómeda no tanto.
