Capítulo 29: Mayra y mis tíos

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No le dije a dónde la llevaría porque pensé que si se lo decía desde ese momento se negaría.

Así que cuando llegamos, ya no se podía echar para atrás y tuvo que aceptar la invitación.

Lleve a Mayra a casa de mis tíos.

Ya desde antes podía oír la música grupera y percibir el aroma del fogón que siempre usa mi tía.

Si deporsí Mayra era muy tímida, estando en casa ajena lo era más

Hasta yo me puse un poco más tímido de lo normal porque para empezar, esta tampoco es mi casa.

Pero mis tíos son muy amables, de cierto modo hacen que me sienta a gusto en casa ajena.

Pero no sé si pase lo mismo con Mayra.

Abrí la puerta que da a la calle y saludé a mis tíos.

Mi tía se asomó del jacal donde tiene su fogón para ver quien había entrado, me miró y me invitó a entrar.

─Que bueno que llegas mijo ─dijo─ Ya mero sta la comida.

─Pero... ─musité─ Traje a alguien conmigo.

Mi tío estaba alimentando a las gallinas del corral, desde donde estaba también podía verme y le dio curiosidad.

─¿Quen vene contigo mijo? ─preguntó.

─Es una amiga ─respondí.

Mayra apareció tímidamente tras de mí, tenía la mirada baja y las manos entrelazadas al frente a la altura de su cintura, estaba roja como un tomate.

─M-mucho gusto se-señora, me llamo Mayra.

─Ahh es esa chica, la que siempre va con el vestido negro y la capa roja ─comentó mi tío.

─¿Me conocen?

─Todo el mundo te conoce con ese cosplay ─respondí─ ¿Qué acaso no lo sabias?

A veces me sorprende la ingenuidad de Mayra, se viste de una manera tan llamativa pero no es consiente que gracias a eso, todo el mundo la identifica.

─Que ben que la hayas invitado ─comentó mi tía sonriente como para aliviar la pena de la chica, y es que se le notaba la pena a kilómetros ─Entra, 'tas en tu casa.

─G-gracias ─y avanzo lentamente por el patio.

Pude asomarme de reojo y vi que mi tía amasaba la masa, valga la redundancia, y formaba discos que ponía a calentar en un comal negro lleno de tizne, para formar tortillas, las típicas tortillas más grandes y gruesas de las que venden en la ciudad, hechas de manera mecánica.

En otro fogón, en una olla de barro, estaba friendo frijoles bayos, no los vi, pero supe que lo eran por el aroma inconfundible.

─Pásenle a lo barrido ─mi tío dejó de alimentar a sus animales, dejó el canasto con las semillas cerca y entró a la casa con nosotros, hacia el comedor.

─Siéntense ─dijo mi tío mientras movía una de las sillas para que la chica tomara asiento.

─Gracias ─agradeció Mayra, y se acomodó la capa para poder sentarse.

Yo también ocupé mi lugar en la mesa, al lado de la chica.

Mi tío también se sentó frente a nosotros y nos miró sonriendo de una manera algo extraña.

─Al final si lograste que se convirtiera en tu novia ¿verdad? ─comentó al aire.

─¡No somos novios! ─negamos rápidamente llenos de pena.

Yatareni (PRIMERA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora