Capítulo 96: Los dos solos

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─Entonces... ─comentó Araceli dando un vistazo alrededor de la iglesia─ ¿Ustedes establecieron su base otaku... en una capilla abandonada? Vaya que sí son muy originales.

─Lo que a mí me agrada es que permanecemos lejos del ruido del pueblo ─dijo Guadalupe─ Y que no muchos conocen este lugar porque permanece oculto entre la vegetación. Es un verdadero santuario para nosotros.

─Aunque tampoco es como si el pueblo generara mucho ruido ─comentó Claudio─ No vivimos en la ciudad.

La chica rubia exploró el poco espacio disponible del recinto. No le llevó más de cinco minutos precisamente por lo pequeño del lugar.

Examinó los estantes donde se encontraba ordenado el manga, la pequeña sala de reuniones de los chicos, la zona donde se hallaban la cafetera, el horno y demás electrodomésticos y la sala donde se proyectaba el anime en una televisión de plasma y un reproductor de DVD y Blue-Ray. Esas cuatro habitaciones eran los principales componentes de la base de SPEED.

Pero todo lo veía con ojos críticos dada su condición de arquitecta. Se dedicaba más que nada a ver cuánto espacio quedaba disponible para la circulación, qué tan vestibulados estaban las áreas dentro del club o qué tanto espacio desperdiciado tenían las áreas. Mentalmente proponía adecuaciones, corregía errores y analizaba todo desde un punto de vista arquitectónico, pero nada de esto se los dijo a los chicos porque no era algo que llevarían a la práctica.

También se encargó de observar el material y el sistema constructivo del cual estaban hecha, tanto la iglesia en si, como los interiores.

─¿Y se supone que Eliseo vestíbuló esto? ─preguntó la rubia.

─¿Vesti-que? ─preguntó Angelina.

─Me refiero a que se supone que Eliseo organizó todos los espacios en este lugar ─contestó la rubia─ Tiene sentido, no está nada mal para un espacio muy pequeño.

─¿Eso fue bueno o malo? ─susurró Claudio a Eliseo.

─Viniendo de ella, no tengo idea ─respondió el chico en voz baja─ Puede decirlo con mucha seriedad o con mucho sarcasmo.

Finalmente la chica llegó a la parte posterior de la iglesia, aquella que era delimitada por una pared curva y que no tenía ningún propósito.

─Ahí no hay nada ─comentó Mayra Páez─ Como la pared es curva y no hay mucho espacio, no supe qué meter.

─En realidad esto puede tener muchos usos ─dijo la chica─ Solo es cosa de encontrarle uno, por ejemplo, un medio baño.

─¿Medio baño?

─Un sanitario pues ─comentó la rubia probablemente fastidiada de tener que explicar todos los términos arquitectónicos que usaba─ Un sanitario compuesto únicamente de un inodoro y un lavabo.

─¿Qué es un inodoro? ─preguntó Guadalupe.

─Es una taza de baño─ contestó Eliseo.

─Ahh, pues así los llamamos aquí en el rancho ─replicó la chica─ Si le pudieras decir a tu amiga que nos hable en cristiano estaría genial.

Sin hacer mucho caso de los comentarios de Guadalupe, Araceli abrió la pequeña puerta que separaba la zona sin uso del resto del recinto y todo lo que vio fue tierra, escombros y algo de basura.

Incluso contempló la carta hecha bola que había escrito Mayra Palacios y que en su momento, leyeron Jim y Martina.

Ella sí logro adivinar que era en efecto, una carta.

Yatareni (PRIMERA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora