Capítulo 102: Por la carretera

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─No había necesidad de que me acompañaras ─le dije a Mayra Páez mientras ya estaba a bordo de su auto convertible y ya estábamos en medio de la carretera hacia Santa Miranda─ Podría haber ido yo solo. Además ya sé cómo llegar.

Supongo que ya era algo tarde para quejarme.

─¿Realmente lo sabes? ─me preguntó.

─Si ─contesté─ La abuela de Martina me dio la dirección donde vive su hija.

─Me refiero a que si sabias cómo llegar a la ciudad ─replicó─ Es decir, qué camión tomar y dónde bajarte.

─Además ¿Por qué gastarías pasaje a lo tonto? ─continuó diciendo─ Teniendo una amiga que tiene un auto que corre a gran velocidad, prefieres irte en transporte público.

─No quería molestarte ─respondí─ Además, tu madre estaba usando el auto ¿no?

─De todos modos se lo iba a pedir ─comentó─ Además no es tan tarde, a esta velocidad llegaremos a Santa Miranda al atardecer.

─Espero que sí.

─¿Pues con quien crees que estás hablando? ─me dijo─ Tú solo confía en mí y en este pequeñín.

Olvidándose rápidamente de aquella conversación, la chica conectó su mp3 al estero del auto, y una cantante japonesa con voz de ardilla comenzó a sonar.

Pero la sorpresa es que estas canciones kawaiis, se alternaban con música grupera, ranchera, de banda y demás géneros parecidos.

En un momento podías escuchar "Nippon Egao Hyakkei" de Momoiro Clover Z y segundos después "Te hubieras ido antes" de Julión Álvarez.

No hablamos mucho en ese rato, ya que Mayra tarareaba las canciones que iban sonando y yo solo me limitaba a admirar el paisaje.

Los paisajes hermosos que solo había visto en Yatareni y alrededores, también estaban presentes en todo el estado.

Poco más de una hora después de que puso la música, desde el horizonte pudimos ver un letrero que anunciaba la cercanía de una tienda de conveniencia a unos 500 metros.

─¿Quieres comer algo? ─me preguntó la líder de SPEED.

─¿No deberíamos apresúranos? ─pregunté yo también.

─Realmente no tenemos mucha prisa ─dijo─ Además, tengo un poco de hambre y no sé si aguante hasta que lleguemos allá. Además, también necesito ir al baño.

─Está bien ─respondí─ A decir verdad, se me antojaron unas galletas.

Llegamos en pocos minutos a la tienda de conveniencia, que resultó ser un omnipresente Oxxo.

Los dos bajamos y mientras ella se encarreraba a unos baños públicos al lado de la tienda, yo la esperé afuera del establecimiento.

Creo que ya le urgía, lo de comprar comida era solo un mero pretexto.

Mientras tanto miraba a través de la ventana algo que pudiera comprar, además de las galletas. Quizá un refresco.

Mayra salió de los baños y los dos entramos al Oxxo.

Para entonces el cielo se había cubierto de nubes anunciando una lluvia tupida.

Yo elegí unas galletas con chispas de chocolate y unas frituras con queso, ella unas papas fritas y unas donas de chocolate.

Si ella quiere engordar es su problema.

Decidimos cooperar y comprar un refresco más grande para los dos y unos vasos desechables.

Yatareni (PRIMERA VERSION)Where stories live. Discover now