Capítulo 4: Felicidad

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Eso era lo que sentía la joven en ese instante, felicidad, algo que no había sentido desde hace mucho tiempo y más de esa manera. El joven Natsu descansaba recostado como cuando viajaban en tren y él se mareaba pero ahora estaba contemplando a la mujer sobre la cual estaba apoyado.

  — Erza— dijo en un pequeño susurro el mago.

La chica bajo su vista para mirar al joven a la cara para ver que sucedía.

— ¿Qué sucede?— pregunta con una sonrisa mientras le acaricia el pelo.

— Estoy muy feliz de estar contigo, no se mucho sobre el amor pero...se lo que es estar feliz y ahora mismo no podría serlo más— esbozo una gran sonrisa como suele hacerlo y la maga no pudo evitar sonrojarse.

— Yo me siento igual— respondió ella con una sonrisa.

Tras estar un rato descansando tocaba seguir con el entrenamiento, ninguno de los dos deseaba dejar aquello pero si estaban allí era para ayudar al dragon slayer  a entrenar.

— Muy bien, vamos a ver ahora en movimiento— Erza corto varios trozos de piedras y luego las lanzo al aire.

— ¡Estoy encendido!— grito liberando poder.

Esta vez Natsu lanzo una gran llamarada que quemo todas las piedras reduciéndolas a cenizas, luego miro a Erza esperando una felicitación pero su cara era todo menos esa.

— Se supone que tenías que lanzar pequeñas llamas Natsu— dijo molesta ella.

— Pero estaban en el cielo, no había peligro de destruir nada— se excuso el joven.

Ante esa respuesta Titania vio que tenía razón, entonces repitió el proceso pero con dos clases de piedra que se diferenciaban por su color.

— De acuerdo, golpearás las blancas evitando las oscuras— explico la maga.

Natsu tomo aire, se dio unas pequeñas palmadas en el rostro y se crujió los dedos.

— Cuando quieras Erza— dijo motivado.

— Ahí van— lanzo las piedras a una gran altura y Natsu utilizó sus ojos para ver claramente el movimiento de cada una de ellas.

Para sorpresa de la maga, Natsu logro acertar cada una de las piedras indicadas haciendo que el mago diera saltos de alegría por haberlo conseguido. Tal vez el dragon slayer no fuera tan destructivo sino que se motivaba tanto en la batalla que olvidaba donde se encontraba, quizás ese tipo de cosas era lo que le gustaba de él.

— Merezco un premio— dijo poniendo las manos en sus caderas.

— Tienes razón, solo por esto no te castigare por arrojarme una silla a la cabeza— respondió la maga esbozando una pequeña sonrisa.

Natsu inflo los morros como un niño pequeño pero al menos no se tenía que llevar un duro castigo por parte de Erza.

— Natsu, Erza— dijo una voz conocida.

— Happy, ¿qué sucede?— preguntaron ambos.

— Tengo hambre— tanto Erza como Natsu cayeron al suelo.

— Si hace nada que has comido— regaño la maga aunque el gato babeaba pensando en un pescado.

— Bueno ya se esta haciendo tarde y aún tenemos seis días para entrenar, no hay prisa— comento el mago yendo hacía la casa.

Natsu y Erza le prepararon la comida a Happy que después de comerse el pescado se quedo durmiendo en el sofá.

— Me voy a dar un agua, apesto un poco a sudor— se dijo mirando su ropa.

La chica entro al baño, se quito la armadura y se tumbo en la bañera relajando su cuerpo, había sido un día muy duro entre la pelea de la mañana en el gremio, recoger las maletas y entrenar. Pero gracias a ese castigo su situación con Natsu había cambiado y ahora estaba feliz.

— Oye Erza— dijo la voz del joven.

—¿Qué pasa Natsu?— pregunto ella relajada.

— Déjame hueco— ella se encogió mientras mantenía los ojos cerrados.

El agua salio un poco de la bañera al estar los dos juntos, Erza disfrutaba del baño, le recordaba a cuando se metían de pequeños y recordó algo.

— Un momento...Natsu está en la bañera y yo también— abrió los ojos y se tapo como pudo.

Natsu se extrañaba de su actitud.

— Na-Natsu...¿qué haces aquí?— pregunto ella cubriendo sus partes.

— Bañarme— respondió mientras se relajaba.

— Pero estoy yo— se quejo un poco haciendo pucheros.

— No te entiendo Erza, de pequeños insistías en meternos juntos y ahora no quieres que lo hagamos...¿tienes fiebre?— pregunto el joven acercándose.

Él tenía razón, por algún motivo ahora era ella quien sentía vergüenza y Natsu no paraba de mirarla.

— Si te sientes mal me voy— dijo levantándose aunque eso complico más ya que ella vio más de cerca al dragón.

— No...no me molesta es solo que...me siento rara pero feliz— dijo mientras agachaba la cabeza.

Natsu se tumbo mientras la tomo de la mano para tirarla hasta donde estaba él, rodeo con sus brazos a la joven que sentía el duro pecho de su compañero. Luego le acarició el pelo mientras podía olerlo.

— Me gusta esta faceta tuya, la Titania humana que muestra sus sentimientos— le susurro al oído.

— Y a mi me gusta la tuya, el Natsu no destructivo— dijo provocando la risa de ambos.

Allí se quedaron un rato más, cuando el agua se enfriaba Natsu la calentaba usando su poder provocando unas burbujas y el agua estaba de nuevo caliente. Luego salieron para cambiarse y poder cenar, se lanzaban miradas, sonreían, daban algún abrazo y todo eso bajo la vista de Happy que no entendía como la situación era tan diferente.

Cuando ya era hora de acostarse, el felino ya dormía plácidamente, Erza ya se marchaba a su habitación cuando Natsu la detuvo.

— Oye Erza, ¿dormimos juntos?— le pregunto de manera natural.

— ¿Do-dormir juntos?— pregunto el joven.

  — Si, además te enseñare el dragón— respondió emocionado.

Al escucharlo Erza se empezó a hacer imaginaciones como en los libros que leía, estaba nerviosa y finalmente tras muchos pensamientos se desmayo. Natsu no la entendía, miro a su cuarto y vio la pequeña figura en forma de dragón que compro hace un tiempo.

— ¿Tanto miedo le dan los dragones?— se pregunto mientras le ayudaba a ponerse en pie.


Continuara

En el próximo, Capítulo 5: El secreto de Erza

PD: De nuevo muchisimas gracias por los comentarios y votos, me ayudáis a seguir con esto, de verdad, gracias ^^.

¿Qué les gustaría ver en el fic?. Aparte de rikhura claro está xD 

El dragón y Titania (Narza)Where stories live. Discover now