Capítulo 55 (Betty)

1K 74 27
                                    

Esta era la última noche en Las Vegas, aunque decir noche ya no correspondía porque eran las - miré mi reloj- 5.30 de la mañana.

Habíamos venido a la azotea del MGM Grand Hotel con Jughead. Cada torre tenía una propia. Elegimos la más pequeña y acogedora para despedirnos de la Ciudad del pecado, ya que desde nuestra posición, podíamos vislumbrar la majestuosidad del lugar. Y allá, a lo lejos, se podía adivinar que empezaba el Gran Cañón, invitándonos a rememorar el día que fuimos a verlo.

Los demás, por lo menos hasta que nos fuimos, seguían en el festejo que organizó casino del hotel por la victoria de Jughead. Todo estaba incluido: la bebida, la comida y hasta los juegos en el casino... ya que Jug había resultado vencedor, lo cual atrajo a varios y diversos visitantes, fanáticos de la UFC y de mi novio.

Parecía que era una maldita estrella de Rock, muchísimas personas habían asistido a la fiesta atraídos por su presencia. Más de la mitad de noche estuvimos estrechando manos, ya que a cada uno que lo saludaba me presentaba como: la persona por quien había ganado el torneo.

El agasajo estuvo increíble, festejamos con gran alegría el fin de una era y el comienzo de otra mejor.

Habíamos venido a la terraza hace sólo unos minutos, movidos por el deseo de estar solos un momento, y también para admirar el amanecer; cosa que nunca hicimos aquí, en esta ciudad.

Me hallaba de pie apoyada sobre la baranda, mirando a la lontananza, cuando Jughead (que se hallaba a mi lado) cambió de posición, y se puso a mis espaldas, fundiendonos en un abrazo.

Hice mi cabeza hacia atrás, para apoyarla en el hueco de hombro y dije, mientras aspiraba su aroma: - mi campeón, el sol, y esta ciudad, fueron testigos de cómo pudiste alcanzar tu libertad. Una parte de mi corazón siempre se quedará en este hotel, donde pudiste hallarla, ya que donde haya algo que es tuyo, también habrá algo que es mío.

Él me giró y con sus ojos, profundos como un mar tormentoso, penetró mi alma mientras decía: - alcancé la libertad gracias a ti ángel-acarició mi rostro con ternura- gracias a tu amor, y a mis ansias de poder ser un muchacho normal para amarte como te mereces...

- No digas asi Forsythe- ahora era yo quien tomaba su rostro- Te amo y te amaré sea cual sea la condición en la que te encuentres...

-Elizabeth, Oh Elizabeth- dijo suspirando en mi oído, lo que causó una descarga eléctrica desde la base de mi nuca, alcanzando todas mis terminaciones nerviosas.

Moví mi boca, buscando la de él y la hallé, envolviendonos en un beso que nos demolió para volvernos a armar, que plantó los cimientos de este gran amor.

Con sus manos recorría mi espalda desnuda, delineando el contorno del vestido dorado que me había puesto. Las mías, repasaban los músculos que se adivinaban debajo de su camisa, tanto en su espalda, como en sus brazos o pecho.

Cuando nos separamos, pegó su frente a la mía, mientras buscábamos la compostura tras ese beso apasionado.

-Quisiera oir tu voz- me miró con intensidad- asociar en mi mente este momento feliz con una melodía que salga de tus labios- con su pulgar trazó los contornos de ellos- canta para mi, ángel- terminó de decir.

¿Cómo podría decirle que no?, pensé.

Asentí sin decir nada, porque el deseo de su cuerpo y la necesidad de que me regale sólo a mí su alma, estaba atascado como un moño en mi garganta.

Él sabía que cuando cantaba, necesitaba espacio, así que lentamente se alejó de mí. Se sentó en una silla, y esperó pacientemente a que me prepara y cantara, sin quitar la vista de mi persona.

-Una vez te dije que uno de los rasgos que más amaba de ti era la capacidad de tus ojos de cambiar de color- le sonreí- esta canción me hace recordar ese rasgo...

Cerré los ojos para sentir la música fluir a través de mis venas, cantar llenaba de vida mi alma; y si era para Jughead, las notas regaban la tierra que era mi cuerpo completo, donde nacía la primavera.

Me marcho
pensando si he de volver
a tus ojos
tus ojos de cuarto menguante
tus ojos que pintan el aire.

Viajando hasta donde habita el dolor
me acuerdo
tus manos tocando mi carne
tus manos que atrapan el aire.

Y cómo he de saber si vuelvo
solo si el sol
decide alumbrar tus ojos
tus ojos de cuarto menguante.

Despierto
la noche me invita a volar
tu cuerpo
tu cuerpo nocturno paisaje
tu cuerpo canción de la tarde.

Y muero borracho en alguna oración
sintiendo tu pelo enredando mi sangre
tu pelo caricia del aire.

Y cómo he de saber si vuelvo
solo si el sol
decide alumbrar tus ojos
tus ojos de cuarto menguante...

Al terminar la canción, abrí mis ojos y ahí cerca, de pié, estaba Jughead, mirándome como si yo fuese el amanecer, y no el astro rey saliendo de su escondite detrás nuestro.

Salvó la distancia entre nosotros y me estrechó entre sus brazos, su rostro enterrado en mi cuello.

Lo sentí estremecerse antes de decir: - no te vayas de mi lado, nunca lo hagas. No podría vivir sin tu voz, sin tu cuerpo, sin tu alma o tu primavera.

- Si alguna vez eso sucede- le dije y él me miró de una manera que hizo retorcer mi corazón- si por alguna cuestión nos tenemos que separar, pensaré en esta canción, y la luna me llevará hasta tí.

- No vuelvas a decir eso nunca- enterró sus manos en mi cabello y me besó hambriento, pasando sus manos a mi nuca, demandando su territorio. Después del beso dijo entrecortado, buscando el aire perdido:- te he atado con un hilo de plata a mi alma, ya nada podrá separarnos.

-No quise que malinterpretaras mis palabras, era un por si acaso, algo que no sucederá. Soy tan consciente como tú que estaremos juntos por toda la eternidad- le sonreí y el alivio cambió sus facciones.

Tome sus manos y las enrede alrededor de mi cintura, y me di la vuelta para que ambos recibamos juntos la bendición del astro rey en nuestras vidas, que a partir de ahora serían diferentes para mejor.



https://youtu.be/-79f7yvbLLg  Les dejo el Link con la canción. Leanlo escuchando la música, así sienten lo que sentí al escribirlo.

No te vayas de mi lado 《Parte 2 de Vuelta a la vida》Where stories live. Discover now