Jarabi (#1 Mc Reyes Demonios)

Capítulo 10

Capitulo Editado

Killian

Hace dos semanas que no sé nada de mi Bella, me estoy desesperando, quiero tenerla conmigo. Estoy caminando en el club de los Ángeles Kings para que me ayuden en la búsqueda de mi Bella. Los prospectos me dejan pasar y baja con un cigarrillo Diablo.

—Hermano, ¿qué puedo hacer por ti? —dice sonriendo con provecho.

—Quiero pedirte que me ayudes a encontrar a mi Bella —le respondo. Él se queda pensativo y empieza a negar.

—No creo que sea posible —dice.

— ¿Por qué? —consulto.

—Yo tengo a Bella, idiota —dice cínicamente. Trato de acercarme a él por lo furioso que estoy en estos momentos, pero los prospectos me sujetan. Trato de zafarme de ellos, pero es imposible.

—Llévenlo al sótano —dice seriamente y empiezan a llevarme. Una vez allí, me tiran en el piso y miro mi alrededor. Veo a un hombre lleno de golpes y cortadas. Abro mis ojos con asombro, es el tipo que atacó mi club; él empieza a toser y se despierta desorientado; me mira confundido.

—La niñata tenía razón —dice con voz entrecortada tratando de tener su voz, pero le es imposible.

— ¿Qué haces aquí? —le pregunto.

—Me tendieron una trampa, les tiene a Dora y Arlette —confiesa soltando un quejido de voz. Escuchamos que la puerta se abre y le tiran en el piso a otro hombre más, pero él está más golpeado; se levanta, corre hasta la puerta que se cierra.

— ¡Abran la jodida puerta! ¡Mi esposa está embarazada, no le hagan daño, carajo! —grita enojadísimo. Aclaramos las gargantas los dos y se da la vuelta, abre los ojos de asombro.

— ¿Qué hacen ustedes aquí? —pregunta.

—Nosotros también queremos saber —dice el otro.

—Estoy perdido, ¿Diablo tiene a nuestras mujeres y a nosotros también? —pregunto. Mientras que ellos asienten, me quedo pensativo.

— ¿Cómo se llama? No conozco ningún otro club por aquí —pregunto.

—Soy Thabit, presidente de Eagles Kings —responde y se acerca a estrechar la mano.

—Soy Neón, presidente de Pirata Kings —se presenta el otro y nos estrechamos las manos.

—Tenemos que hacer un plan pronto para salir de este jodido sótano —les digo. Ellos me miran y asienten.

Arlette

Tengo miedo, no sé cómo reaccionar, nunca me habían secuestrado, lloro por los hombres que están encima de mí. Me quitarán lo más preciado, me iba a entregar a Killian, pero ahora nada tiene sentido.

—Qué dulzura esta belleza —dice uno de los hombres. Empieza a desnudarme, trato de zafarme de su agarre, pero no puedo, él es más fuerte que yo.

—Tranquila, dulzura, no te dolerá nada —dice otro. De repente escucho la puerta abrirse y miro a Diablo en frente de mí.

—Al fin te tengo como quiero y no me arrepentiré de hacer esto —dice acercándose con lujuria. Uno de los hombres me sostiene más fuerte mi mano mientras que Diablo se acerca, chupa fuerte uno de mis pechos, empiezo a llorar por el dolor.

—Hermoso, me encantan —dice mientras toma otro pecho y empieza a hacer lo mismo. Una de sus manos empieza a recorrer mi cuerpo, llega a la parte íntima, empieza a masajearla fuerte y rápido.

—Por favor, no por favor —suplico llorando aún más.

—Cállate, perra, haré lo que quiera contigo —me ordena y me pega en la mejilla. Empieza a arder mucho, empiezo a llorar más, miro que él se quita el pantalón, empiezo a negar.

—Por favor... —le vuelvo a suplicar en llanto. Él ignora mis palabras, empieza a entrar en una sola embestida duramente, empieza a ir más rápido mientras que yo grito del dolor. Comienzo a decir el nombre de mi amado, pero todo es en vano.

—Cállate —grita y empieza a hacer más rápidas sus embestidas hasta que algo líquido está en mi interior. De repente la puerta se abre cuando la rompen, miro quién es el autor de eso. Abro mis ojos con asombro, veo a Asink; él ve la escena y se enoja, dispara a Diablo en su pierna y a mí me lleva al estilo princesa.

—Tranquila, ya te tengo —me consuela. Empiezo a llorar en sus hombros y él me acaricia mi pelo mientras me sigue consolando. Me lleva hasta la camioneta y me pone un abrigo.

—Voy a buscar al prez, tú te quedas aquí, ¿entendido? —me dice.

—Está bien —le respondo. Se dirige otra vez para entrar al club, cierro mis ojos porque me duele todo el cuerpo y caigo en un profundo sueño.