Por un momento

41 0 0
                                    

Sentado al rincón de la habitación, con los ojos inundados de llanto, miles de cosas continúan rondando por mi cabeza. Los golpes en la puerta me piden atención, hasta que la voz de mi tía se escucha.

-hice todo lo que pude para que no dejaran la investigación, pero me ignoraron

El arrepentimiento de su voz, el no haber podido hacer más.

-yo también daría todo por tenerla de nuevo a nuestro lado, sin embargo, ellos me dijeron que la diéramos por....

Se detuvo, no quería imaginar lo que diría, pero dentro de mi una y otra vez la palabra se repitió.

Muerta.

No iban a traérnosla de regreso, prácticamente le habían dicho a mi tía que su hija había dejado de existir hace ocho años, que su vida quedo truncada cuando desapareció camino a su ensayo de violín.

Ya no había hija, ya no había sobrina, ya no tenía a mi prima.

Sonia ya no existía.

Ya no aparecería de nuevo, ella se había esfumado al no ser encontrada, sólo formaba parte de miles de carpetas en escritorios, sin la ilusión de volverse a abrir, al no hacer ningún otro intento. Ella se había ido.

Al salir de la habitación lo primero que hice fue disculparme con todos ellos, no tenían la culpa de mi desplante y debí darme cuenta de que era afortunado por seguir teniéndolos a ellos.

Salí a dar la vuelta por la calle en lo que recordaba todas las cosas buenas vividas, sin embargo, por algún motivo, seguía terminando en el mismo recuerdo, ese día. Una brisa fría azoto mi cara sin previo aviso, recordándome que seguía vivo y que, a pesar de lo sucedido, tenia que continuar mi vida. Mi boda se celebraría en un hermoso patio detrás de un salón de eventos donde se llevaría a cabo la fiesta y habría muchas flores por doquier, mis familiares y amigos me acompañarían en un momento tan especial de mi vida y seria feliz.

Días después del suceso incomodo, les dije que si a los muchachos, se alegraron mucho de organizar la despedida de soltero que me habían planeado hace tiempo.

El viaje al lugarcito fue bastante, hicimos como tres paradas antes de llegar solo para ver mujeres semidesnudas bailando. Pero al parecer para ellos, no había sido mucho.

El sitio como era de suponerse, tenia un guardia con cara de pocos amigos y más lleno de esteroides que otra cosa, había algo de fila frente a nosotros y en eso escuche murmurar a mi espalda a mis amigos.

- ¿No había otro lugar?; pregunto Carlos tratando de que no lo oyera

-fue lo único que encontré, en el otro perdimos el baile porque él no se había decidido; respondió Roberto

Sin darme cuenta cuando quise cuestionar, fuimos los siguientes en entrar, Tobías pago la entrada de todos y al ir avanzando, nos percatamos de que no era un sitio muy normal a los que habíamos concurrido de jóvenes.

Era un prostíbulo.

Más allá de bailar, más de lo que buscábamos, a pesar de como eran mis amigos, estaba seguro de que no vendrían a buscar mujeres en un lugar como este. Otro guardia como el de la puerta, se nos quedo viendo de manera amenazadora y avanzamos tratando de no levantar sospechas, Tobías saco su celular, para marcar a quien suponía, la policía, era obvio que las mujeres de aquí no estaban por voluntad, era simplemente ver sus caras, y lo confirmamos cuando otro tipo rudo, lo tomo de la mano apretando su celular contra sus dedos.

-el espectáculo está por comenzar, no celulares que distraigan; tras mostrar una fétida sonrisa, se alejo sin quitarnos ojo de encima

No muy decididos a quedarnos para toda la función, buscamos asientos frente a la gran pasarela con el tubo metálico al centro de la parte final de esta, en las paredes había fotos de mujeres con poca ropa y unas incluso sin nada, las paredes tenían un tono verde que te hacia sentir mal, sofocado, aprisionado, el techo mostraba notables goteras y su mal estado, deje de prestar atención alrededor cuando la música se tornó algo más sensual y las luces se fueron difuminando, iluminando solo a la entrada de cortinas frente a nosotros. Las cortinas se abrieron por unas manos delgadas y pronto salió una bella muchacha, sin embargo, su estado era deplorable, sus piernas eran del tamaño de los brazos de Laura, y al comenzar a bailar, nos dio la espalda mostrando como su columna vertebral casi se salía de su cavidad, no obstante, los hombres a nuestro alrededor miraban a la muchacha como un trozo de carne jugoso.

Primo y PrimaWhere stories live. Discover now