Ve lo que vendrá...

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Como era de suponerse, tuvo un colapso nervioso, me negué rotundamente a decirle a mis padres lo que le conté a mi tía, no lo haría hasta saber que ella estaba fuera de cualquier peligro por muy insignificante que fuera. Los nervios incrementaron a niveles críticos y eso me altero demasiado. Mi madre se quedo con mi tía en el hospital y mi padre y yo volvimos a la casa, me ofreció de comer, sin embargo, apetito era una de las ultimas cosas que sentía, así que lo único que le acepte fueron unos tranquilizantes, que enserio necesitaba. Fui a mi antigua habitación y me recosté sobre la cama, sin dejar de pensar, ahora mi siguiente paso era ir a la policía y obtener algunas respuestas. Por algo debían poder encontrarla, no iba a desaparecer solo así, algo raro, algo sospechoso tenia que haber pasado en el instante que se la llevaron. Poco a poco los calmantes fueron haciendo estragos en mi cuerpo adormeciéndolo en contra de su voluntad, quería seguir pensando en como sacar a Sonia de ese lugar, me debatía entre ir a la policía que por tantos años no pudo hacer nada y ahora ella estaba aquí. Viva.

Perdí un día en la recuperación de mi tía Erika, pero gracias al cielo, ya estaba mejor, no pude ocultárselo más, no a ella, ni a nadie, si no, siempre estarían preguntando y azotándome con su mirada inquisitiva. Lo mejor era que supieran y me pudieran ayudar con mi pequeño debate mental.

Se resolvió, iríamos a la policía.

Apenas mi tía fue dada de alta, regresamos a la casa para que diera una buena comida, que la comida del hospital no fue de su agrado en su breve estancia. Tomo todas los papeles, reportes e informes que le habían entregado a lo largo de los ocho años, me dio algo de risa de la manera en que se expreso cuando dijo que los iba a devolver.

-se los voy a meter por...

Y después de eso, nos dirigimos a la comisaria, el viaje duro unos quince minutos, al recorrer mi vieja ciudad y todos los momentos vividos, ahora podía sentir la esperanza de volver a recorrerla junto a ella.

Entro como furia buscando al agente que había llevado el caso todos estos años y lo tiro de un golpe, no negare que todos nos quedamos asombrados por la manera de actuar de mi tía, sin embargo, tampoco era como que no la entendiera o apoyara. Mi padre la tomo de los brazos y mi madre cerro la puerta de la oficina, yo ayude al agente a levantarse y tomar asiento en su silla de cuero, realmente comenzaba a impacientarme.

-mucho gusto señor...; dije sin saberme su nombre

-Agente Morales; miraba con recelo a mi tía que tomo asiento en la silla enfrente del escritorio y yo la imite en la silla contigua; sabe que puedo encarcelarla por eso ¿Verdad?

- ¿y hará su trabajo o se quedara de brazos cruzados como con la investigación?; soltó mi tía con molestia; ¿o solo trabaja cuando le conviene?

- ¿De que habla?; cuestiono sin entenderla; yo hice todo lo que pude, no había pistas, no había rastro que seguir ¡entienda!; me levante eufórico y me incline sobre el escritorio tomándolo del cuello de su camisa

-no se atreva a hablarle así a mi tía, si estamos aquí, es porque encontramos a Sonia; sus ojos mostraron un claro asombro al escucharme; la encontré, algo que usted en ocho años no pudo hacer

-yo la busque por toda la ciudad e investigue cada caso similar para encontrar algo

-pues no me quiero imaginar como la busco, por que yo sin hacerlo la encontré; finalicé observando como si el agente Morales se desmoronara por dentro

-no me lo explico; me miro a los ojos y como arrepentido pregunto; ¿Cómo?

Tras contar la historia una vez más, el agente Morales se quedo pensativo unos segundos, luego salió de la oficia y nos pidió que esperáramos. Sin saber que más hacer, obedecimos.

A los pocos minutos, volvió acompañado por otro agente de aspecto más serio y severo, quien traía una caja vieja y empolvada.

-aquí están los expedientes del cartel "Los verdes", se dedico por mucho tiempo al contrabando de droga y luego, a secuestros, por último; el agente cruzo miradas conmigo y después miro a mi tía; a venta de blancas

Ella soltó un poco de llanto, pero se tranquilizo por lo que los agentes le pudieran decir.

-hace ocho años, hubo un ataque sorpresa que no fue más que una cuartada para secuestrar a más menores, también, en la comisaria en las mismas fechas, se descubrieron algunos infiltrados y mucha gente fue despedida; hablaba con cautela intercalando miradas con todos; los casos de esos agentes fueron perdidos, cuando yo inicie la investigación con mi compañero, la información ya estaba partida

- ¿Qué quiere decir?; pregunto mi padre sin comprender

-que, aunque yo hubiera buscado por toda la ciudad y abierto todos los archivos que encontré, hubo algunos faltantes, entre ellos estos; señalo la caja; no pude encontrar ninguna anomalía porque los expediente no estaban

-Dios santo; mi tía parecía a punto de desfallecer, sin embargo, no se de donde saco fuerzas para mantenerse; lo lamento tanto; dijo refiriéndose al golpe

-no señora, siempre seré el culpable de su ausencia; comento el agente Morales; nunca me paso por la cabeza esta posibilidad e ignore la falta de estos documentos privando a su hija de ser encontrada

-pero ahora ¿Qué harán?; pregunte al no ver el rumbo de la conversación

-informaremos a la policía de tu ciudad e irán a Flag's para rescatar a todas las muchachas que estén ahí

En eso mi celular empezó a sonar, el numero era desconocido, así que por la importancia del asunto que atendía, lo deje y no conteste. Pero marco una segunda vez, y ante la mirada de todos me aleje a una esquina y conteste.

-fue una mala idea haber hecho eso vaquerito; el hombre del acento; la zorra de tu prima debe su alma y no saldrá de este lugar a menos que sea muerta; deje caer el teléfono sin poder encontrar mi centro

Todo se pinto de negro y sólo escuche los gritos de todos mientras me desplomaba en el suelo.

Primo y PrimaWhere stories live. Discover now