Un motivo más para quedarnos

19 1 0
                                    

Me sentía totalmente destrozado, los chicos ni yo hablamos de la oficina al banco ni del banco al Flag's. No culpaba a Laura por su comportamiento ni por la decisión final que tomo, fue lo mismo de mi parte por haberlo permitido. Carlos parecía sentirse demasiado culpable por lo que paso, pero ni él ni yo ni Roberto teníamos la culpa. Conocíamos Tobías, su modo de vida, su forma de actuar y su mal comportamiento, sabíamos que era una mala influencia, sin embargo, nunca lo alejamos de nosotros, porque nunca nos afecto lo que hacía, porque nunca llego a nosotros sus acciones, pero ahora, todas veces anteriores, se juntaron y sucedió lo que sucedió.

La tarde cayo sobre nosotros cuando apenas llegábamos a divisar el lugar, había tipos vestidos de negro dispersos por el sitio, esperando, como si alguien fuera a llegar, apenas estacionamos el coche tres sujetos se fueron sobre nosotros llevándonos a un espacio apartado, nos hicieron esperar quince minutos, a pesar de todo, seguía esperando que no le hubieran hecho nada a Tobías.

Luego de la espera, un tipo finamente vestido entro a la habitación donde nos tenían.

-vaya, pero que penosa situación; era el tipo de las llamadas; no nos gusto recurrir a esto, sin embargo, su amigo no nos dejo otra opción; nos miro como si de verdad lamentara esto; el dinero ¿Dónde está?

Saque mi cartera y luego me quede viendo por unos segundos el papelito rectangular con el acongojamiento en el alma. El tipo pareció impacientarse y creí estúpido que, por un segundo, nos mataran a los tres ya cuando la decisión había sido tomada, le entregué el cheque y una retorcida sonrisa apareció en su rostro.

-bueno, pero que muchachitos tan cumplidores; sonrió mirándonos a los tres; yo también soy un hombre de palabra, así que...

Tras decir esto, ladeo levemente la cabeza hacia atrás y un tipo de los guardias abrió la puerta por donde habían entrado. Dos sujetos traían cargando a Tobías y los soltaron arrojándolo hacia nosotros, apenas nos dio tiempo de atraparlo y que no se fuera de bruces.

-y como hoy estoy de buenas; extendió sus manos hacia los lados como sacerdote en misa; le obsequiare un privado; soltó una risa fétida y burlona en mi opinión

- ¿Solo eso?; cuestiono Tobías mas inconsciente que otra cosa

-no se te olvide que estamos aquí por tu culpa; dijo Roberto para nosotros y Tobías bajo el cabeza avergonzado

-así que, para que disfruten sin estar cuidando a su amiguito, él los esperara aquí y ustedes irán a gozar

-la verdad quisiéramos irnos ya; comento Carlos con cautela

- ¿Acaso están despreciando un regalo mío?; dijo el sujeto con su acento; por esta vez no hare caso y hare como que no escuche eso, llévenlos

Tras decir esto, los tipos se fueron sobre nosotros, Tobías cayo al suelo, y a nosotros nos llevaron por un pasillo estrecho, por más que intentaba forcejear, no podía contrala copia de Batista. Nos separaron al dar la vuelta en un pasillo y me hicieron entrar a una habitación decorada para cierta ocasión.

Paredes rojas, cosas con peluche, látigos y objetos extraños que creo que iban dentro de la mujer...o del hombre.

-hola mi amor; entro una mujer de menor edad que Laura, igual que las otras en aspecto y con la falsedad en la voz; ¿Te parece si nos divertimos un rato?; negué con la cabeza al ver como se acercaba luego de cerrar la puerta tras de si

-yo creo que no; comenté retrocediendo hasta que caí sentado en la cama; tal vez en otra ocasión

-pues si no empezamos a gemir dentro de unos minutos, sospecharán y vendrán a ver que pasa; dijo la chica con toda la tranquilidad del mundo; ¿Así que tu dime?

-yo iba a casarme; solté en un murmullo que ella alcanzo a oír

-ay que bonito, a mi me gustan mucho las bodas; se acerco lentamente hacia a mí, pero sin las mismas intenciones; y dime ¿Se iba a casar de blanco o ibas a comprar una piñata para la noche de bodas?

Una sonrisa apareció en mi rostro por su comentario.

-yo creo que nunca podre casarme de blanco, me quitaron eso hace tanto y de una manera tan vil; se dijo a si misma, sin embargo, fue audible para mí, volteo y vi sus ojos rojos a punto de llorar; dime vaquerito ¿Qué vale una mujer usada?

Un peso horrible se asentó en mi estómago, verla en este estado, definitivamente, tenia algo que hacer para poder ayudarla, a ella o quien fuera.

-creo que, si le explicaras al hombre que quieres, este debería aceptarte como eres, y saber que sigues valiendo lo mismo; una sonrisa se dibujo en su rostro al oírme

Luego unos pasos se escucharon próximos y me invadió el pánico, del cual ella se percató, raro, para mi sorpresa, se levanto de la cama yendo hacia la cabecera de esta y empezó a golpearla haciéndola para atrás golpeando la pared, y después comenzó a gemir mirando hacia la puerta. Me quedé viéndola unos segundos hasta que entendí porque lo estaba haciendo, cuando los pasos pasaron, ella se detuvo gradualmente.

-lo siento, pero tenia que hacerlo, te lo dije; asentí con la cabeza y dejé caer en la cama

Ahora solo tenia que esperar a que pasara.

Fue cuando, viéndolo lo bueno en lo malo, lo blanco en lo negro, el frijolito en el arroz se me vino a la mente. Saque mi cartera y tome su foto, tal vez no tendría otra oportunidad y no podía desaprovecharla.

-oye; la chica volteo a ver y se acercó sentándose de nuevo en su lugar; ¿Conoces a esta chica?

Le mostré la foto de mi prima, ya hasta ese momento, comprendí que era más chica y su cabello era distinto, era obvio que a lo mejor no la reconocería, hasta ese momento, comprendí que había sido una idea muy tonta, pero me sentí un poco mejor cuando no deje pasar ese chance, no me arrepentiría después de no haberlo hecho estando en el lugar.

-es Charlotte; dijo al mirar la foto

Y un rayo de esperanza brillo en mi interior.

Primo y PrimaWhere stories live. Discover now