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Llegué al bufete y me encontré a mi querida amiga, ya en su oficina. Que raro.

—Y tú, ¿qué mosca te picó?— cargaba una cara que daba pena verla.

—No me ves— para rematar de mal genio.

—Cuidado, aquí la que debería estar molesta soy yo. Me dejaste botada.

—En mala hora lo hice. Fue un error.

—Cuéntame que te pasó, para poder entenderte.

—La chica con la que salí ayer. Te imaginas que tuvo la osadía de hoy en la mañana dejarme un nota diciendo: "Fue espectacular", y no me dio la cara.

—Y... ¿eso no es lo que siempre haces?

—Exacto. Yo lo hago, cómo se atreve a hacerlo ella.

—Te dieron de tu propia medicina.

—Ya no me digas nada. Espero no verla mas.

—¿Tan malo fue?

—No, fue excelente. Las cosas que hicimos, sentí que teníamos química. Es por esto que no quiero verla.

—Ay mujer, tú y tu filofobia.

—Cambiando de tema. ¿Qué hiciste tú?

—Ahh... pasé con Sara— vi como se quitó sus gafas, pero que ojeras carga. ¡Parece panda!.

—¿En serio? ¿Hicieron cositas?

—Idiota. Solo conversamos y después la llevé a su casa.

—Par de aburridas, lo único que falta es que hubieran charlado sobre leyes- comenzó a reírse, hasta que reparó en mi mirada— No... ¿Conversaron sobre eso? ¡Que tipo de extraterrestres son!.

—Ninguno, simplemente es algo que nos apasiona.

—Bueno, te entiendo, a mi también me apasiona... tener sexo.

—Eres imposible, piensas en sexo las 24 horas.

—¿Y que quieres que haga? No hay mas horas— No aguantamos y soltamos una gran carcajada, ella es imposible. Ojala le llegue el amor.

Entré a mi oficina, tenía algunas reuniones y debía organizar algunos papeles.

—Abogada, buenos días— levante mi vista y vi a la chica de los ojos color cielo.

—Sara, buen día. ¿Qué tenemos para hoy?

—Varias reuniones, y una de ellas es con su prometida— las había agendado con ella, porque estaba segura que yo las olvidaría.

—Bueno, gracias— No tenía muchos ánimos, estaba segura que Valería reclamaría por lo de anoche.

Pasé mi mañana entre reuniones, para en la tarde ir con mi novia.

—Hola amor— me acerque para dejar un beso en sus labios y me esquivó. Comenzamos mal.

—¿Te divertiste?

—Claro, ¿Por qué no lo haría?.

—Odio esa actitud.— Respondió, ofuscada.

—¿Qué actitud? Estoy contestando lo que preguntas.

—Rebecca, deberías elegir entre tu amigui...— no la dejé terminar

—No vayas por ese lugar, porque puedes salir perdiendo. Mira, yo te quiero mucho, pero no permito que me pongan a elegir. Soy adulta y decido lo que mejor me parezca.

Vi como su mirada se entristeció y respondió, bajando su mirada.

—Perdón, amor— comenzó a llorar y me sentí mal, por hablarle así.

El amor no conoce de géneros (Historia Completa En Amazon)Where stories live. Discover now