Día quince (y la felicidad que)

7 1 0
                                    



Vivo en base a lo que ahora tengo, nada es digno ante mi en este momento. Observo las olas como van y viene, es un perfecto vaivén, medito y llegó a la conclusión de que así son las temporadas de la vida, la vida con sus estaciones, un día te envuelves en tu manto de depresión y al día siguiente sales como si nada, la depresión no es un hábito que creamos, es una enfermedad tan asquerosa como el cáncer, y lamentablemente ambas las poseo, tú me dices... ¿y la felicidad qué?

Correr dos minutos y cansarse, no valorar los minutos de mi infancia en donde correteaba por horas y tenía aún más energía, me hace asimilar lo asqueroso que es crecer, lo vil que es madurar, lo intrínseco de investigar. Mirar a tu alrededor y sacar tus conclusiones, buscarle la solución a tu problema, me hace valorar tarde las veces que mamá solía resolverlos por mi. Crecer, verme llorar, sufrir, pagar mis propias deudas, trabajar, estudiar, ¡VIVIR EN LA MONOTONÍA! me hace maldecir desde lo más profundo todas las veces que soñé con crecer, todas las veces en las que quería ser adulto solo por vanidad, ahora mi pregunta es... ¿y la felicidad qué?

Después de 21 años,  después de una lucha inmensa con la vida, ahora me toca luchar por la vida, esa que condené a mil años de cadenas perpetuas por no enseñarme a interpretarla, por no ayudarme a conseguir propósitos, por más infantil que se lea, el sufrimiento es un efecto colateral de estar vivo, no más. Nunca encontré mi camino, aún sigo perdida. 



60 días menos 1.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant