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Lunes por la mañana, otro fastidioso día de escuela. Año y medio para salir y encontrar otro mundo igual o peor de fastidioso, pero eso cambia cuando encuentras algo que te guste hacer o cuando estás con la persona correcta.

— Rojas, ¿llegando temprano? — YoonGi estaba entrando al salón.

— Eso debería preguntar yo —  dijo Yamileth en tono de fastidio siguiéndolo con la mirada.

— Huele a que no estas de buen humor — espetó el chico tomando asiento en la banca de a lado.

— Pues tienes buen olfato —  dijo regresando su mirada a su computadora.

— Bueno, nunca estas de buen humor, tu estilo verbal es una mezcla de altivez chusca y chulería afable, con la mitad de las palabras en el insulto.

— Tu vocabulario tan amplio no dijo nada bueno de mi "estilo verbal".

— Porque nunca hablas bonito, no es como si hablaras siempre tan serio, pero diría que eres reservada al hablar.

— Lo soy.

— Sí, pero sigo insistiendo, tu novio es totalmente diferente, siempre me ha intrigado, ¿por qué sales con él? Él es demasiado alegre a comparación tuya.

— Cállate, YoonGi. No estas ayudando en nada — comentó mientras seguía escribiendo en su computadora.

— Uujuy, no es como si quisiera hacer eso, cariño, pero hoy ando de buenas, así que escucharé toda la mierda que tienes por dentro — sonrió tiernamente, pero con el afán de molestar.

Yamileth cerró de golpe su computadora, suspiró y volteó a ver a YoonGi con una sonrisa lineal.

— No terminé el trabajo para la clase de economía, eso es todo — recostó su cabeza encima de su computadora y cerró los ojos.

— Oh, el profesor Kim va a asesinarte, ya son dos tareas que no entrega la señorita Rojas — se burló.

— No eres para nada chistoso, Min.

— Eish, está bien, te la paso, pero con una condición.

— ¿Cual? — dijo Yamileth en un tono de voz mezclado entre fastidio y flojera.

— Quiero que respondas a mis preguntas.

— Eres un chismoso de primera, YoonGi — abrió los ojos y miró al chico a su lado.

— No es chisme, es intriga. De verdad que tengo mucha curiosidad — contestó YoonGi mirando su celular y escribiendo en él.

— Bien — se reincorporó y abrió su computadora.

YoonGi le envió el archivo de su tarea y Yamileth se dispuso a copiarla de manera inmediata.

— Bueno, lo primero es... — fue interrumpido por ella.

— No, no, hasta que acabe la tarea, faltan quince minutos para que empiece la clase y me vas a distraer. Espera a la hora libre.

— Te la pasas con Taehyung en tu hora libre, Yamileth — se quejó — ¡Y eso que viven juntos!

— Pues harás un hermoso tercio.

— Yo diría que él es el mal tercio — dijo YoonGi acercándose a Yamileth pícaramente y ella lo apartó.

— Hay gente chismosa en el salón, respeto por favor, señor Min — Yamileth sonrió sin mirarlo y terminó de escribir lo último que le faltaba de su tarea.

— El respeto ya lo perdimos, Rojas — se acercó sin importarle lo que había dicho y le robó un beso en la comisura de los labios.

— Se te está haciendo costumbre, Min — guardó su tarea y alejó un poco su computadora para recargar su codo en la banca y luego su mejilla en su mano en dirección a YoonGi.

— Es una buena costumbre — regresó a su asiento e hizo lo mismo que Yamileth.—. Debes sentirte plena al poder ver a un chico tan guapo como yo.

— Yo diría metiche, pero tus ojos son bonitos.

— Espera, ¿qué?, la tarea si que te afectó bastante. Llevo aproximadamente cinco años de conocerte y nunca me habías halagado algo — tomó de nuevo su celular que había dejado en la banca y comenzó a revisar sus mensajes.

— Pues dale las gracias a la tarea.

— De seguro así eres con Taehyung.

— Eso no es asunto tuyo.

El profesor llegó al salón y pidió las tareas ya sean impresas o que se las mandaran a su correo. En toda la clase, ambos chicos no voltearon a verse, enfocándose en la clase. Al término de esta, YoonGi tomó sus cosas y antes de retirarse le dijo a Yamileth:

— Te veo a las once afuera de la facultad, no creas que el estar con Taehyung me va a impedir el preguntarte.

— ¿No vas a entrar a contabilidad? — pregunto la chica.

— Debo hacer un trabajo, así que me la voy a saltar hoy.

— Bueno, te veo en las mesas de atrás, a Tae le gustan esas — dijo con el afán de molestar, sonriéndole divertida mientras él le hacía un gesto de disgusto.

— Como sea — y se fue del salón.

YoonGi y Yamileth compartían el mismo horario, al estudiar lo mismo dio la casualidad.

YoonGi y Yamileth compartían el mismo horario, al estudiar lo mismo dio la casualidad

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