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¿Cómo se habrán conocido este par? Nada del otro mundo, cuando entras a la escuela conoces a personas, algunas agradables, otras... no tanto. Entrar después de que el año empezó te atrasa de cierta forma, a muchos les angustia no entender, a otros, bueno, a otros simplemente les da igual, mientras cumplan con lo mínimo.

— Oye, me dijo el profesor que me pasaras los apuntes — un chico de cabellos negros y tez pálida se dirigió a la única persona que quedaba en el salón aparte de él.

— No, el profesor te dijo que me preguntaras por los apuntes, en ningún momento dijo que te los tenía que pasar — contestó la chica sin voltear a verlo, estaba escribiendo algo en su cuaderno.

— ¿Cómo te llamabas? — dijo apretando el puente de su nariz y sonriendo incrédulo — Ah, Rojas — chasqueó sus dedos al recordar su nombre o más bien, su apellido —. Bueno, Rojas, pásame los apuntes, por favor — se acercó a  la banca de la chica y se sentó en el pupitre.

— ¿Cómo te llamas? —  subió su mirada a la del chico sentado en su cuaderno.

— YoonGi — respondió mirando a la venta y moviendo sus pies de un lado a otro.

— Bien, YoonGi, estás sentado en mi cuaderno, así que quita tu trasero de mi banca, ¿quieres? — formó una sonrisa lineal y con su mano le hizo señas de que se levantara.

— Claro, preciosa — se levantó y lo que dijo hizo que Yamileth hiciera gesto de desagrado.

— Que molesto eres, Min.

— Oh, la niña ya sabía mi nombre... que interesante.

— Yo si pongo atención, además de que el profesor dijo: "Señorita Rojas, le encargo al señor Min" — trató de imitar la forma en que el profesor lo había pedido, pero sin perder la seriedad —.  Sí, era obvio que iba a saber.

— Bueno, ¿me lo prestas sí o no? porque quiero irme a mi casa ya.

Yamileth no le dijo nada y estiro su mano con el cuaderno, YoonGi lo tomó, lo metió a su mochila y  le dijo:

— Gracias, Rojas —  salió del salón y segundos después, Yamileth agarró sus cosas y se fue.

Ella iba caminando hasta la parada del autobús y al llegar se topó con el mismo chico altanero del salón.

— Rojas, ¿me seguiste? —  preguntó entre un tono sorprendido y burlón

— Ya quisieras — bufó y volteó a ver si ya venía el autobús y sí.

— Claro, es la parada —  comentó, pero no recibió respuesta. El camión se paró frente a ellos y ambos subieron. Todo iba bastante bien hasta que ambos bajaron en el mismo lugar —. Vamos, Rojas, ¿es en serio?

— No te creas importante. Este es el camino a mi casa —  le dijo y pasó de lado para seguir su camino.

— Esta chica... — se dijo a sí mismo y caminó rápido para alcanzarla y caminar a su lado.

Ahí fue su inicio, ¿quien diría que polos iguales se atraerían de tal forma? Si esperaban algo con romanticismo, están en el lugar equivocado, no es cuento de hadas. No es la Cenicienta.

Una agradable intersección que divide caminos, o a mi parecer, divide destinos.

— Así que tu vas para la derecha.

— Eres la izquierda no deseada, Min.

— No eres para nada divertida. Me agrada.

— Como si eso me importara.

YoonGi alzó sus hombros — Te veo mañana, Rojas — se despidió moviendo su mano y pasó de lado.

— Hasta luego, Min — Yamileth sonrió levemente negando con la cabeza y caminando a su casa.

Es como si una amistad pudiera salir de cada bolsillo del pantalón, como si se respirara, creo que La Bella Durmiente acierta más a la relación, pero no al amor.

¿Han hecho amigos así de fácil?, ¿con la misma casualidad? Con casualidad me refiero a tomar el mismo camino a casa, y no, era obvio que no hablaba de la casualidad de simpatizar al decir la primera palabra y sentir que tu alma gemela está frente a ti. Como en un drama coreano, de esos que tanto les han de gustar. "Habrá dos hombres en tu vida: Uno será tu alma gemela y el otro, tu novio -en este caso-."

No crean que la historia es contada por esa frase, hay muchos caminos por la vida. Pero se dio la casualidad de que esto concuerda con aquello.

Al final de cuentas, cada día es diferente, quizá todos sean felices o tristes, pero son diferentes a su manera, quizá, un día la lluvia te acompañe en tu llanto y al otro, el sol te brinde una cálida nostalgia. O bien, la lluvia te acompaña en la alegría de correr sin preocupación bajo ella y al otro día, el sol te forme una sonrisa por la mañana al sentirlo entrar por tu ventana.

No lo sé, un día puede gustarte el carrusel y al otro, la montaña rusa.

Al final, puede que te des cuenta de que te gusta el parque de atracciones, pero ten en mente, siempre tendrás un juego favorito. ¿Cual es el de Yamileth? No lo piensen mucho. La respuesta es fácil. El carrusel.

Donde viene lo difícil es, ¿quien es el carrusel?

Taehyung.

¿No?

¿No?

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Polos Sin Opuesto | COMPLETA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora