colección de horrores - bangtan sonyeondan

儔 + YOONGI

Hacía ya mucho tiempo que yo estaba en el hospital.
Ya no era algo que me deprimiera o que me hiciera sentir menos que otras personas, tampoco mejor que otras personas.
Solamente era una simple enfermedad que cualquiera de nosotros, como seres humanos, puede tener.
A veces pienso que la vida es una enorme ruleta rusa, con fortunas para algunos y desgracias para otros.
Y a mí, bueno, a mí me había tocado la no tan hermosa fortuna de tener cáncer. Era cáncer de pulmón, bastante molesto, pero de todas formas me mantenía positivo, porque yo aún era joven y tenía algo de mi jovial energía guardada para demostrar a cada segundo que la vida no se te desvanece entre los dedos como si fuera arena. A veces es cuestión de aceptar tu situación, dejar de lamentarse y seguir adelante.

Yo había aprendido a querer el lugar donde ahora me encontraba internado, incluso le había tomado cariño (Quizás no tan voluntario al principio) a las paredes, a las decoraciones, a las enfermeras y a cada simple detalle que me iría a rodear de ahora en adelante hasta dios sabe qué punto de mí existencia.
Y entre tantas cosas que había aprendido a querer, estaban mis amigos.
Eran tres, los tres mejores que yo habría conocido en mucho tiempo. Y cuando los veía, a veces agradecía a mi cruel destino y a mi cáncer por haber terminado aquí.
Los conocí al inicio de toda esta confusión, cuando fui abandonado en este edificio. Tenía creo que unos cinco o seis años, ahora tengo once.

Jamás nadie me habló de una familia tipo. De esas que son un padre, una madre, quizás uno o dos hermanitos y quien sabe cuantos familiares más. Yo creo que estaba casi prohibido hablar de eso en este hospital, porque la mayoría de nosotros no tenía a nadie; aunque con el paso del tiempo te acostumbras y te das cuenta de que tu familia ahora son los que te rodean, los que te aman, por mucho que no compartan lazos de sangre, eso nada tiene que ver.

Yo consideraba a mis tres amigos como mi familia.

En primer lugar, está HoSeok, él es un chico muy alegre, y me cae súper bien, desde el primer momento en que lo conocí me cayó bien, es muy amistoso y siempre intenta que yo haga todas las cosas perfectas. Me dice una y otra vez que debo de ser amable con todos porque eso me llevará por un buen camino.
Siempre está con su sonrisa y todo el tiempo pretende jugar a las escondidas. Llegó aquí porque sufre de anemia, es un tipo de enfermedad que te cansa o algo así.
¡Adoro jugar con él, es muy divertido!

Luego, sigue TaeHyung, yo creo que Tae es el más vacilón de nosotros cuatro, suele correr (como puede) por aquí y por allá gastándole bromas al personal del hospital y también a nosotros de vez en cuando. Algo que le gusta mucho hacer es esconder mis cosas. ¡Debo de pedirle a gritos que me las devuelva y perseguirlo! Pero allí va él, corriendo por los pasillos con mis tenis o mis juguetes. A Tae le gusta mucho jugar con una pelota de fútbol roja que uno de los doctores le regaló en su cumpleaños. Siempre la guarda en su habitación, encima de un pequeño mueble.
TaeHyung tiene bastantes dificultades para caminar, pues debe de usar muletas. Tiene una enfermedad llamada Poliomielitis, jamás nos contó bien de que se trataba, porque dijo que no sabía puntualmente, solo que le dolían mucho las piernas. Piernas que estabas casi deformadas, y le daban mucho estrés.

Y el último de nosotros, y el más serio, es JungKook. ¡Es el niño más inteligente de todo el hospital! Suele ayudarme a completar mis tareas cuando son muy complicadas y no las comprendo, también es muy bueno y se porta muy bien conmigo y con el resto de las personas, aunque los enfermeros suelen ignorarlo y pasarlo de largo.
JungKook está en hospital debido a un tumor cerebral. Según nos explicó en como una gran roca que tiene dentro en su cabeza y no le deja hacer su vida normal, a veces le cuesta hablar, caminar y olvida las cosas, esto último en especial le da mucho estrés.

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Esa tarde, estaba en mi habitación, coloreando con mis crayones algunos dibujos que Tae me había regalado