Capítulo Veintiocho. [FINAL]

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Lauren's POV.

Abrió los ojos con un fuerte suspiro. Di un paso atrás, sollozando, y sus pulmones se elevaron en intentos desiguales de tomar aire. Su piel se volvió rosa y sus labios tomaron color.

—Camila —le susurré, mis manos sosteniéndola. La cuerda dejó una marca en su cuello, un hematoma de color rojo oscuro. Tosió y se dio la vuelta.

Esperé a que recobrara el aliento. Sus dedos estaban extendidos en el suelo y me alejé de ella. Ahora que había regresado...

Es peligrosa.

No.

Es una asesina.

No.

¿Qué estás haciendo? ¡Corre!

Tiré el pensamiento lejos. Me dolían los músculos de mi hombro derecho y me di cuenta de que los había tensado desde que alcancé el cuchillo. No me importaba. Nada importaba excepto que ella estaba viva.

Camila se levantó y se deslizó sobre la cama. Cerró los ojos, respiró hondo y suspiró. Esperé asustada, sentada en el suelo.

Finalmente abrió los ojos. Su voz era áspera, vacía. Apenas podía hablar.

—¿Por qué volviste? —susurró.

Mi corazón latía más rápido en mi pecho.

—Supe lo que estabas haciendo. Supe que no me dejarías ir por ninguna otra razón. Me di cuenta de lo que pretendías.

Ella sonrió, pero el movimiento le hizo hacer una mueca de dolor. Se frotó el cuello con una mano.

—Gatita, esa no es la respuesta a mi pregunta. ¿Por qué volviste?

La verdadera respuesta vino antes de que pudiera detenerla.

—Te amo.

Me miró y sus ojos se suavizaron.

—Es por eso que te dejé ir —susurró.

—Porque...

—Porque te amo. Es una debilidad, ¿verdad, gatita?

Ella sonrió. Oh, Dios, ella sonrió.

Asentí lentamente, mi corazón se hinchó en mi pecho.

—Sí. Es una buena debilidad.

Su aliento volvió. Tomó la cuerda entre sus manos, girándola una y otra vez.

—Estaba justo allí — murmuró—. Casi muerta.

Ese pensamiento envió hielo por mis venas. Ante la mera mención de su cuerpo colgando del techo, quería empezar a gritar de nuevo.

—¿Viste algo?

—Nada —dijo, tirando la cuerda a un lado—. Supongo que ahora solo tenemos que vivir.

Tenemos.

La palabra retumbó en mis nervios.

—¿Qué pasará ahora, gatita? ¿Has pensado en lo que sigue después de esto?

Antes no pensé en el futuro, pero aparentemente mi mente subconsciente lo hizo. Las piezas se acomodaron en su lugar, una por una, cuando lo pensé.

Me acerqué a la cama y me acosté a su lado, hombro con hombro. La explicación salió mecánicamente de mi boca.

—Le diré a todos que tuve un ataque de pánico. Y que me escapé para estar sola por un tiempo... con un amigo.

—¿Un amigo? —una sonrisa curvó su boca hacia arriba.

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