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Me e quedado muda por la pregunta.
Pero una pequeña voz grito -al carajo-
Pero otra me decía que esto estaba mal.

El ojiturquesa  me beso dulcemente pero ese beso suave desapareció, se volvió más rápido, más exigente, ¿salvaje? Sentí como su lengua se pasaba por mis labios, intentando abrirla. Yo abrí mi boca y su lengua entro, explorando cada centímetro de esta. Se separó cuando sintió como me quedaba sin aire, Él sonrió y madre mía esa sonrisa a provocando que me sonrojase o al menos eso sentí.

Sentí como su mano se metía por encima de mi blusa  recorriendo mi espalda para deshacerse del sostén   jugaba con el broche  lentamente algo así para  torturarme.

Comenzó a bajar por mi cuello, dejando un camino de besos, soltaba suspiros cada vez que sentía sus labios en mi piel.
   
Ahh...- El gemido que se escapó de mi boca, provocó que el sonriera de una manera diferente. Más lujuriosa, sus ojos se habían oscurecido un poco. Sujeto mi cintura más fuerte que antes,  Mi respiración se agitó más podía sentir como me comía con la mirada  de arriba abajo.

Puso una de sus manos  en mis piernas yo lo mirara a los ojos. Sus profundos ojos turquesa se encontraban cerca de los míos y juro que por un momento me perdí en ellos.

En eso Luka me junto sus labios con los míos y me besó de manera suave, mis manos que se encontraban en su pecho se fueron –inconscientemente- a enredarse en sus suaves cabellos azules. Sentí como sus expertos labios, que seguro habían besado a más de  una chica.
Se movían sobre los míos.

Subió esa playera de tirantes cuidadosamente y cuando estuvo en el suelo pasó su mano por mi cintura, tocándola libremente  de la tela que antes me cubría. Él desabotonó un botón de su camisa y se la quitó como si fuera un polo, la tiró a quién sabe donde. Tomó un de mis manos y la jaló, posicionándola en su cuello, esto provocó que mi su pecho rozara levemente con mis... pequeños pechos. Cerré mis ojos, disfrutando del simple contacto. Quitó el sostén del sofá  y lo lanzó a donde suponía había caído también su camisa. Se inclinó nuevamente, quedando otra vez yo recostada y él encima de mi. Antes de que me diera cuenta, una de sus manos se encontraba masajeando uno de mis pechos.

—Ahh...

Masajeaba uno de mis montículos, jugando con mi pezón. Provocando que comenzara a gemir incontrolablemente.

— ¿Te gusta?—preguntó el chico que llevaba encima.

—S-si—dijo entrecortadamente.

— ¿Quieres que siga?—preguntó él deteniendo su movimiento.

—P-Por... favor-r...—dijo mientras con sus dos manos tomaba su rostro y le estampaba un beso.

Él siguió con su misma tarea, pellizcar y estrujar los pequeños montículos. Mientras  no paraba de ahogar gemidos en el beso. Estaba dejándose llevar por el momento  sabía que estaba mal, pero el deseo era más fuerte que la razón. Era la primera vez que experimentaba este tipo de sensaciones, de hecho esto no estaba en sus planes. Su mente había comenzado a divagar hacia ya un buen rato, gracias a las expertas manos que viajaban por su cuerpo.

El peli azul comenzó a bajar, dejando un camino de besos desde su boca hasta el comienzo de sus pechos. Pasó suavemente su lengua por su piel, contorneando el primero, para después comenzar a succionarlo. La joven se sintió tocar el cielo cuando él mordisqueó su pequeño boton rosado, su espalda se había arqueado haciendo que su seno se adentrara más en la boca del mayor. Siguió mordisqueando su montículo hasta dejarlo duro. Hizo lo mismo con el segundo y ella sólo pudo agradecerle dejando suaves caricias en su espalda descubierta. Comenzó a bajar, dejando mordidas en su camino, pequeños rastros de saliva. Pronto llegó a los pantalones de yoga, se alejó un poco para ver lo que tenía debajo de él. Se relamió los labios al ver a la chica retorciéndose de placer, sus mejillas estaban rojas y sus párpados no dejaban ver sus ojos azules. Sonrió con satisfacción y bajó su mano a su cadera, para poder quitar la prenda. Cuando estuvo en el suelo al igual que las demás prendas, descubrió las bragas de tela rosada con puntos blancos que hacia juego con el sostén que hace unos minutos había tirado. Sonrió divertido y un pensamiento inundó su cabeza:

casados por accidente Where stories live. Discover now