chapter seven; i will do it.

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Capítulo siete.
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I WILL DO IT.

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Renjun se había acostumbrado en abundancia a la soledad. Por eso, llegó un punto en el que está se volvió contra él.

Es cierto, la soledad podía ser amable y necesaria de vez en cuando, pero nunca debía ser considerada una amiga. Es una sombra que puede apuñalar por la espalda sin titubear, haciendo desaparecer la luz para arrastrarse sobre las personas y ahogarlos en una oscuridad absoluta. Es fácil perderse en ella, hundirse hasta que toma todo de ti.

Tal vez Renjun había dejado que la soledad se llevara todo lo que alguna vez había sido. Porque si no fuera así, su yo en el espejo no sería un desconocido.

Jaemin notaba que Renjun dejaba que la soledad lo consumiera, realmente no le importaba demasiado lo que pasara. Parecía cansado de luchar, de buscar otras salidas y seguir viviendo de esa forma. A él le molestaba, de verdad que lo hacia.

Para Jaemin, Renjun era cautivador, enviaba impulsos por su cuerpo que lo hacían querer saber todo sobre él. No entendía como Renjun, siendo tan mágico y llamativo, no podía ver sus propias virtudes.

Cuando la Señora Huang se ofreció a llevarlo al pueblo que visitaron sus padres, Jaemin aceptó gustoso, pero con una condición; Renjun debía acompañarlo.

Eso trajo como consecuencia un gran problema. Renjun detestaba salir de los metros cuadrados que constituían su parcela. Y no, no iría con él, especialmente porque se trataba de Na Jaemin. ¿Por qué, en primer lugar, debía hacerlo? El hijo de los Na podía ir solo. No era un niño pequeño que necesitaba que lo cuidaran.

Eso es lo que Renjun había pensando.

Na Jaemin se consideraba a sí mismo alguien terco. Una vez que quería algo, lo conseguiría a cualquier costo. Por eso tenía una naturaleza insistente, que muchas veces resultaba molesta para los demás. Muchas personas se lo recordaban, y eso hacía que Jaemin se cuestionara si no era ese el causante de que tuviera tan pocos amigos.

Su mejor amigo —el único que tenía—, no era muy diferente a él. Podía entender como ambos terminaron formando esa amistad, qué tal vez, al inicio solo fue impulsaba por el hecho de que ambos estaban solos.

Era esa característica de Jaemin, al parecer, la que tenía a Huang Renjun sufriendo.

Jaemin se había dedicado toda la mañana a insistirle para que lo acompañara al pueblo, a pesar de que Renjun respondía una y otra vez que no quería ir. Pensar en salir de su zona de confort le causaba pavor, un miedo que le cortaba la respiración. Llevaba demasiado tiempo encerrado en ese lugar, sin salir a menos que fuera estrictamente necesario. El mundo real había tomado un tinte extraño y tenebroso que Renjun no quería enfrentar.

La mente de Renjun daba vueltas una docena de ideas, todas acerca de las reacciones que tendrían las personas al verlo. ¿Notarían que no podía hablar? ¿Se burlarían de él? ¿Lo considerarían un fenómeno? Llamar la atención de la gente lo aterraba. Sabía que cuando se es distinto a los demás, es inevitable que eso no suceda.

Sus pensamientos lo ahogaban a medida que avanzaba el tiempo.

¿Cuándo se volvió incapaz de hacer cosas que antes disfrutaba? Era angustiante no entenderlo.

—Solo ven. Podemos ir a caminar por los alrededores. El lugar es muy pequeño, según lo que dice mi madre —Dijo Jaemin, siguiendo los pasos de Renjun entre los árboles.—¡Oye, espérame!

Ambos acababan de almorzar, cuando Renjun se levantó de la mesa y decidió huir por el sendero del jardín trasero. Jaemin se había dispuesto a perseguirlo. No lo dejaría escapar esta vez.

—¡Renjun! —Insistió.

Al ver que Renjun intentaba escalar una piedra gigante, Jaemin se plantó frente a él para evitarlo. Renjun se detuvo, frunció el ceño y trató de rodearlo, pero Jaemin fue más rápido.

—Renjun...

Renjun suspiró enojado.

"¿Qué?" , señaló con sus manos.

Jaemin sonrió satisfecho, haciendo sentir a Renjun aún más molesto, si es que eso era posible.

—Ven conmigo —Pidió, comprendiendo las señales de Renjun.

Jaemin había empezado a estudiar el libro de lenguaje de señas junto a Renjun. Durante las tardes, cuando ambos se aburrían, Jaemin lo ocupaba de pretexto para pasar el rato con él y conocerlo.

"No quiero. Ahora, déjame pasar", respondió molesto.

Renjun intentó empujar el cuerpo de Jaemin, pero el otro se mantuvo estático, soportando su fuerza. Renjun suspiró exasperado.

Renjun se sentó en el suelo, escondiendo el rostro entre las manos. En ese momento sentía que odiaba a Jaemin. Tan solo quería huir de ese remolino de emociones que se agitaba en su interior.

—¿Renjun? Oye..—Jaemin habló con preocupación, asustado de haber cruzado los límites.

Se acercó a Renjun y se sentó a su lado. Renjun ignoró su presencia, tratando de calmarse.

—Solo ven conmigo, no será tan malo. Tu madre me dijo que hace mucho que no vas al pueblo...No tienes que cerrarte conmigo, no te voy a juzgar. De verdad quiero que me acompañes. Prometo que no te dejaré solo.

Renjun aguantó la respiración un segundo. Las últimas palabras de Jaemin lo hicieron estremecerse. ¿Cómo podía explicarlo? Aquella emoción que hacía temblar el cuerpo cuando escuchamos las palabras que llevamos tanto tiempo anhelando oír, sin que nosotros mismos lo sepamos o seamos capaces de aceptarlo.

Renjun fue escasamente consciente de si mismo por un instante, y pudo mirarse desde afuera. Se horrorizó al darse cuenta que se estaba convirtiendo en alguien que no conocía ni entendía. Era un desconocido para si mismo.

"No sé que hacer, Jaemin...Si tan solo lo sintieras, esta sensación de ahogo...Lo odiarías." Las manos de Renjun se alejaron de su cara para señalar las palabras, pero los ojos siguieron fijos en el suelo. "Allí afuera no me entienden. No puedo comunicarme con ellos."

Jaemin se quedó en silencio un momento, analizando las palabras de Renjun. Se acercó más a él, tomando una mano de Renjun para captar su atención. La rodeó con sus dedos, acariciando la piel suave de sus muñecas. El viento en aquella parte del bosque era suave, pero lo suficiente fresco para refrescarlos del calor del verano.

Jaemin sonrió al ver como Renjun no huía de su toque, si no que le daba un fuerte apretón. Algo en su interior se agitó.

—Si tú no puedes, yo lo haré por ti entonces.

SILENCE | RENMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora