chapter nineteen; our future.

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capítulo diecinueve.
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OUR FUTURE.
FINAL.

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Renjun observó sus zapatos negros. Brillaban y relucían. A pesar de esto, su color combinaba contra el frío y opaco suelo, el cual seguía un poco húmedo a causa de las lluvias invernales.

El olor a tierra mojada combinado con el aroma natural de la vegetación, ayudaba a calmar la ansiedad que recorría su cuerpo. Estaba sentado a las afueras de su casa. Algunos charcos se habían formado alrededor, y podía ver como las personas tropezaban en ellos y embarraban sus pies. Todos ellos se disculpaban con él antes de entrar a su hogar, limpiándose sobre una pequeña alfombra en la entrada.

No le importaba que ensuciaran el suelo. Ni siquiera podía detenerse a pensar en eso. El mundo siempre había sido un lugar complicado para él. Apesar de ser un adulto, sus pensamientos le seguían visitando y obsesionando.

En algún momento, Renjun había entendido que jamas se irían del todo. Después de todo, su existencia estaba condenada al silencio propio, no había manera de callar a su mente. Solo podía ignorarla y aprender a vivir con ella.

Sin embargo, ahora las ideas parecían nublar su conciencia. No tenía fuerza para luchar contra ellos, así que tan solo podía dejarlos fluir. Esperaba que mañana todo fuera un poco mejor.

—Renjun —La voz de Irene llamó su atención.

Al mirarla, la vio bajando con las escaleras del porche. Traía una una taza entre sus manos y una manta colgando de su brazo. La mujer se sentó a su lado, ofreciéndole el chocolate caliente que humeaba dentro de la porcelana y poniendo la tela sobre sus hombros.

—Te preparé esto. Sé que no has comido, y no te voy a obligar, pero al menos abriga un poco tu cuerpo. Las temperaturas están muy bajas y no te vendría bien pillar una gripe en estos momentos.

No dijo nada mientras sus fríos dedos se enroscaban alrededor del chocolate caliente. Sus fosas nasales se llenaron de un suave y notorio olor a chocolate.

Desvío la vista hacia los arboles que estaban a la lejanía. Había parado de llover horas antes, pero el clima no parecía querer mejorar. No le molestaba. Ahora mismo, ver la lluvia lo hacía sentir en mejor, como si la naturaleza se estuviera desahogado junto a él.

—Quizás te vendría bien ir a pasear un poco, yo puedo encargarme de la gente. Ya no hay tanta como ayer —Dijo Irene, poniéndole una mano sobre su hombro.

Renjun se giró a observarla, sonriendo inmensamente agradecido. No tenía ganas de decirle algo, pero supo que ella había entendido sus gracias a pesar de todo. Irene levantó para volver por su camino, salpicando de barro sus botas negras.

Él también se puso de pie, y acomodó mejor la manta alrededor de su cuerpo. Habían pasado dos días desde la ultima vez que se había cambiado la ropa, que no consistía en mucho más que un traje.

Caminó rodeando la casa, siguiendo el camino que se formaba en la tierra. Tuvo que pasar entre varios autos antes de llegar al jardín trasero.

Estaba sorprendido al ver como todos los arboles y arbustos habían logrado expandirse, casi abarcándolo todo. Recordaba, que cuando estaba joven, aquel lugar era estaba más vacío, y también que disfrutaba mucho pasar por allí. Ahora, el sendero que alguna vez había recorrido, apenas podía vislumbrarse entre las hojas, quedando marcado por los vagos animales que quizás lo transitaban.

SILENCE | RENMIN.Where stories live. Discover now