08: LÁGRIMAS SALADAS

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Sinopsis:Las lágrimas que más duelen son aquellas que se desbordan a escondidas.

[...]

Denki adora reír, carcajearse con la cabeza hacia atrás mientras sus risas se expanden por toda la habitación. Su alegría sabe mejor cuando puede compartirla, cuando hace florecer regocijo con sus ocurrencias y las risas que obtiene son a base de chistes malos y torpezas diarias. Reír es un acontecimiento grupal, que se alimenta del mundo y que expulsa buenas intenciones y felicidad.

Llorar es todo lo contrario. Cuando Denki llora no busca la atención ni la compañía de nadie. Llora en su cuarto, a oscuras, en un ambiente que represente perfectamente su estado de ánimo. Nadie en su círculo social lo ve como alguien que llore; a Denki no le gusta alentar esa imagen, prefiere ser el bromista, el chico de la risa fácil y millones de sonrisas.

De sus amigos el único que lo ha visto llorar es Shinsou, pero incluso ahí Denki se aseguró de mantener las lágrimas bajo control y de no rendirse ante el horroroso espectáculo de narices chorreantes y ojos enrojecidos. Esa vez se cubrió la cara y contuvo los sollozos hasta que llegó a su cuarto y dio rienda suelta a su desdicha y tristeza.

Cuando Denki llora es en privado tras una puerta a la que no le permite el acceso a nadie. Su llanto no es ruidoso, no es explosivo, es quietud y desazón, amargura y culpa, todas esas emociones crecen en su interior hasta cubrirlo por completo, hasta que el nudo en su garganta se torna insoportable y su corazón se encoge hasta desaparecer.

Llorar, en opinión de Denki, es horrible. Es un espectáculo vacío, con hipidos y gemidos húmedos y una sensación de asfixiante desesperación. Y pese a que se desprecia cuando llora, desde que Kirishima y Ashido empezaron a salir, Denki se ha visto arrastrado al llanto en más de una ocasión.

Lo peor ocurre el jueves. La discusión con Kirishima lo deja llorando durante casi toda la noche, sintiéndose miserable y aterrado; se arrastra a clases con el rostro pálido y abotargado por la falta de sueño y los ojos irritados e hinchados. La discusión del viernes con Shinsou solo consigue hundirlo en un mar de llanto, vergüenza y culpa.

Por primera vez no consigue reunir la fuerza suficiente para ponerse la sonrisa de vuelta y salir con Eijirou como lo habían planeado. No puede fingir que no le importa ver a Kirishima besándose con Ashido mientras él intenta bromear con Jirou. No se siente con ánimos de salir y mentir; así que lo único que se le ocurre es esconderse, huir de las preguntas, de la mirada preocupada de Kirishima y de la expresión dolida de Shinsou. Se encierra a llorar por segundo día consecutivo y cuando oscurece se da cuenta de que por primera vez en su vida no tiene ganas de asistir a un evento social.

No se siente capaz de ir a la fiesta de cumpleaños de Ashido sin avergonzarse a si mismo.

Su mayor temor es echarse a llorar frente a todo el mundo sin razón alguna, así que hace lo único que puede hacer en esos casos: Buscar al profesor Aizawa y convencerlo de que lo deje marchar el sábado temprano.

Su aspecto debe ser lamentable porque el profesor no indaga en sus motivos y en ese mismo instante llama a su madre para confirmar el permiso.

—¿Necesitas que te acompañe a la estación?

—No.

Otra de las cosas que Denki odia de llorar es lo nasal y débil que deja su voz. Nada de sonidos altos y notas vibrantes, no, el llanto le arrebata la risa y la capacidad para burlarse de sí mismo.

Se marcha sin mirar los ojos de su profesor y por primera vez en su vida madruga en un sábado sin que nadie lo obligue. Abandona los dormitorios muchísimo antes de que nadie más se levante y avanza por las calles desiertas arrastrando su maleta con su ropa, su bolsa deportiva con más de sus cosas y su mochila a la espalda con los libros escolares.

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