13: LENTA REVELACIÓN

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Lamento la tardanza pero ya me han devuelto mi computadora y me estoy poniendo al día.

Bienvenidos a todos nuestros nuevos lectores. Y a todos los lectores regulares un gran abrazo. Sin más los dejo:

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Sinopsis: Tu risa es un eco que resuena en lo profundo de mi corazón.

[...]

Hitoshi tenía ocho años cuando una de sus compañeras se confesó por primera y única vez.

De ese momento recuerda tres cosas: El nudo de incomodidad en su estómago, la sensación de no saber dónde poner las manos y la incredulidad, fuera de eso no se acuerda del rostro de la chica, de su nombre, ni de las palabras exactas de su confesión.

En su vida el evento fue insignificante, un encuentro embarazoso que Hitoshi olvidaría apenas unos días después. Desde su punto de vista el amor es una cuestión indescifrable y molesta, algo que requiere demasiado tiempo, contacto físico y atención, cosas que Hitoshi prefiere dedicar a su sueño de ser héroe.

No se trata de que Hitoshi nunca haya pensado en tener a alguien, lo hizo en algún momento; no con ilusión más bien como una opción distante que tiene pocas probabilidades de suceder. El hecho de que la gente nunca se haya mostrado cómoda a su lado, unido a su propia manía ante el contacto físico habían reforzado su teoría.

Hitoshi estaba seguro de que nunca se enamoraría, la idea era tan descabellada que su propio subconsciente la había relegado al fondo de su mente, como un objeto inútil que va cogiendo polvo.

Hasta el día en que Uraraka y su grupo lo hostigan con su conversación acerca del amor y lo que se siente; para su estupefacción comienza a ver un patrón en su cotilleo. Un patrón absurdo pero innegable.

A casi dos meses para terminar su segundo año el corazón de Hitoshi se escapa de la cajita en la que su dueño lo había abandonado. Salta, se sacude y grita a viva voz.

¡Hitoshi!

Su voz, sorprendentemente, se asemeja a la de cierto rubio y la única respuesta que tiene para él es:

Mierda

Esa palabra es la única que su cerebro consigue procesar, no encuentra una expresión más adecuada, una negación tajante o un alegato capaz de desmentir esa estúpida certeza. Y no la encuentra porque su cerebro en lugar de ayudar a desbaratar esa horrenda y perversa idea está entretenido rebobinando el último año de su vida.

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Cuando llaman a la puerta, Hitoshi abandona su libro y se levanta de su cama. Sus cejas se alzan cuando descubre a Denki de pie frente a su habitación.

—Hey.

La sonrisa de Denki es un gesto de resignación absoluta.

—Saya-chan terminó conmigo.

Hitoshi tarda un momento en ubicar el nombre y otro más en asignarle un rostro. No se avergüenza de ello, no suele esforzarse en recordar a las novias de Denki. Tiene la vaga noción de que Saya asiste a la clase J que pertenece al Departamento de Gerencia, fuera de eso ni siquiera se sabe su nombre completo. Lo único que sabe es que es la cuarta novia de Denki y que ninguna ha durado más de un mes.

—Pasa—se da la vuelta dejando la puerta abierta y retrocede hasta recargarse en su escritorio.

En lugar de entrar, llenar el cuarto con energía, lanzarse a su cama y llenar el silencio con una anécdota absurda, Denki cierra la puerta y se queda de pie con la postura de alguien sumamente cansado.

The Unexpected Journey Of A Broken HeartWhere stories live. Discover now