12: CONVALECENCIA

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Sinopsis: Falso es que el tiempo borre las heridas, pero las vuelve tolerables y cuando vuelves a mirarlas han cicatrizado.

[...]

El cambio es sutil, casi imperceptible pero innegable.

En un principio todo parece igual. Es volver a los dormitorios y ver a Kaminari y a Kirishima siendo los mismos ruidosos de siempre, volver a ser un testigo mudo de su dinámica explosiva, hilarante y secreta.

Pareciera que las vacaciones solo fueran una pausa, una página en blanco en su relación. Durante esos primeros días cuando el verano se niega a desvanecerse, Hitoshi teme que Kaminari vuelva a caer en sus malos hábitos.

Eso no pasa.

Aunque su dinámica pareciera ser la misma hay sutiles cambios que Hitoshi detecta únicamente porque observa con muchísima atención. Cambios que involucran a un Kirishima ligeramente menos táctil y un Kaminari menos permisivo.

¿Hablaste con él?, la pregunta danza en la punta de su lengua durante esa primera semana, y por alguna razón nunca consigue formularla, así que sigue observando, intentando ponerle nombre y forma al cambio que ve.

Pero no puede.

La presencia de Kaminari es más grande, más pequeña, más frágil, más inalcanzable. Parece triste, pero no roto. Hitoshi lo describiría como una herida que ha dejado de sangrar, si esa clase de expresión pudiera ocuparse para describir a alguien.

Y es curiosa la sensación que sacude a Hitoshi ante esa idea, es un impulso de extender los brazos y ofrecer consuelo; pero lo cierto es que su consuelo no es necesario.

Kaminari ya no se aleja del grupo a llorar su desamor vagando por el campus como una flor rota, ya no muestra su cara herida cuando la conversación se desvía hacia la vida amorosa de Kirishima. Sí, a veces durante las clases cuando nadie mira, Kaminari se distrae y la tristeza late en él en un compas diminuto y casi intangible.

Desde su lugar Hitoshi observa su cara pensativa, los ojos idos y la expresión afligida; en esos momentos la tentación de llamar su atención, de acercarse y preguntar si todo está bien se convierte en una espina que se clava en su piel; pero esos momentos pasan y conforme los días avanzan eventualmente desaparecen.

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En los vestuarios el ruido, las bromas y las risas siempre llenan cada rincón. Al oír la risa de Kaminari, su reacción instintiva es girar la cara para mirarlo.

Lo ve junto a Kirishima haciendo grandes aspavientos mientras termina de contar su historia. Aun riéndose Kirishima se gira para tomar su chaqueta, después se distrae con Hanta y Hitoshi observa con atención esperando ver algún signo de dolor.

En su lugar Kaminari se gira hacia él y le sonríe

—Date prisa, Shinsou, que nos vamos. Aizawa-sensei siempre llega temprano.

—Eres tú el que está distrayendo a todos.

—Y eres tú el que todavía no termina de vestirse.

—Deprisa ustedes dos—dice Hanta—no quiero que me vuelvan a castigar dando vueltas al campo.

Hitoshi termina de vestirse sin prisas, indiferente al movimiento de los vestuarios y cuando está listo se deja arrastrar por un Kaminari ruidoso que no deja de darle lata por tardarse.

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—¿Lo has oído?,—pregunta Mineta materializándose en su mesa a la hora del almuerzo

The Unexpected Journey Of A Broken HeartWhere stories live. Discover now