Capítulo 9

1.1K 134 5
                                    

MENSAJERO

Lo que quedaba del Consejo estaba reunido en la habitación del trono en el Olimpo. Era bien pasada la medianoche en Grecia ahora,  y  después  de  la  batalla  al  atardecer,  varios  de  los miembros se veían como si no hubieran dormido en meses. Sin embargo estaban ahí, y eso era lo importante. Incluso Lena se había reunido, aunque estaba en silencio y seguía viéndose desgastado.
—Bueno, Kara —dijo J’onn desde su trono de cristal—. Estamos todos reunidos. ¿Qué es tan importante que no podía esperar?
Me puse de pie. Winn se sentó frente a mí, y me concentré en él mientras mis nervios se agitaban. Comienza de a poco. No era necesario decirles lo que había negociado hasta que fuera necesario. No podía darles ninguna razón para rechazar a Cronos.
—Cronos quiere establecer una tregua —dije, y una oleada de sorprendidos murmullos se extendieron por todo el Consejo. Sólo Winn no se movió, sus ojos estaban fijos en los míos. Él sabía el precio.
—Absolutamente no —dijo J’onn, su voz retumbando con truenos—. No vamos a negociar con un Titán.
—Kara, ¿qué está pasando? —dijo mi mamá en voz baja, pero no titubeé. Si la miraba, si veía la preocupación en sus ojos, si dejaba que la confusión en su voz rompiera mi determinación, no tenía idea de lo que haría. Y no podía correr ese riesgo.
—Él envió una lista de los dioses que se han puesto de parte de Jess — dije, tendiendo el pergamino a J’onn, pero no hizo ningún movimiento para agarrarlo—. Como una prueba de sus intenciones.
—Estoy seguro de que lo hizo —dijo J’onn—. Y tan pronto como tenga nuestra complacencia y su libertad, se volverá en nuestra contra y una vez más intentará destruir el Consejo. No voy a permitir que ocurra.
—Va a destruir al Consejo de todas maneras —dije—. No tenemos el poder para enfrentarlo y ganar. Puedes ser capaz de prolongar esta guerra otros diez años, pero al final perderás. La humanidad será destruida. Y Cronos nos matará a todos. Eso es inevitable. Entonces, ¿qué hay de malo en tratar de negociar? Él está dispuesto a hacer un trato. ¿Eso no significa algo?
—No cuando estás pidiéndonos que negociemos con un Titán —dijo J’onn—. Cronos no llega a acuerdos. Su juego final siempre será nuestra destrucción, y no parará hasta que se salga con la suya. Entiendo que seas nueva en esto, Kara, pero eso no es excusa para tal obstinada ignorancia.
—J’onn —dijo mi madre bruscamente—. Eso es suficiente. Kara tiene un punto. Tal vez sería sabio de nuestra parte al menos considerar…
—Padre tiene razón —dijo Jack, poniéndose de pie. Los círculos morados bajo sus ojos no hacían nada para esconder la forma en que brillaban con escalofriante fervor—. No tiene ningún sentido tratar de negociar con Cronos. Él lo verá sólo como una debilidad, y no podemos permitir que él crea que tenemos algunos agujeros en nuestra armadura que pudiera aprovechar para su propio beneficio.
La manera en que me miró mientras lo decía me puso la piel de gallina.
—Y por eso, te refieres a mí —dije—. Crees que soy una carga.
—No  has  sido  útil  para  nosotros  hasta  ahora  —dijo  Jack—.  Cuando mucho, sólo has empeorado las cosas. Cronos no tocó Atenas hasta que te fuiste…
—Ella lo distrajo para nosotros y nos compró más tiempo —replicó Winn.
—… Pareces deleitarte distrayendo al Consejo e insistiendo en que hagamos cosas que sabemos que no van a funcionar…
—Ella fue la única que se le ocurrió la idea de buscar en el Partenón.
—… Y por si fuera poco, casi consigues que maten a Lena y a tu propio hijo…
—Lena fue la que decidió ir tras ella sin respaldo…
—Ambos cállense inmediatamente —dijo Lena, pero era demasiado tarde. Jack podría bien haberme dado un puñetazo en el estómago.
—Lo sé —dije con voz ahogada—. Lo sé, ¿de acuerdo? Estoy tratando de hacer las cosas bien. No quiero que siete mil millones de personas mueran a causa de mi estupidez. No quiero perder a ninguno de ustedes. Y estoy intentándolo...
—Entonces, quizá deberías tratar un poco menos —dijo Jack, y dos tronos debajo de él, Alex se levantó.
—Es suficiente —dijo ella con una voz peligrosamente suave que reflejaba a la de su padre. Nuestro padre—. No es ninguna vergüenza explorar otras vías. El que se mete en una lucha exclusivamente por la emoción de la pelea es un tonto, sobre todo cuando arriesga vidas inocentes mientras lo hace.
—¿Estás llamándome tonto, hija? —dijo J’onn. La mano de Alex se movió nerviosamente a su lado, pero no dio marcha atrás. Podría haberla besado.
—No, padre. Simplemente estoy señalando que tienes opciones. Ni siquiera sabemos lo que Cronos quiere o porqué lo quiere. Seguramente debe haberle dado a Kara algún tipo de pista.
Cada par de ojos en la habitación se volvieron hacia a mí una vez más. Grandioso. Me sequé las palmas en mis pantalones
—Él quiere una vida —dije, reuniendo tanta convicción como podía. Tenían que creerme—. Ha estado atrapado en el Inframundo por tanto tiempo que sólo quiere una oportunidad para vivir otra vez. Él piensa que ustedes no lo dejarán.
—No, no lo dejaremos —dijo J’onn. Alex le dio una mirada y me hizo un gesto para que continuara.
—Él está de acuerdo en dejar de atacarnos si dejamos de atacarlo. No va a herir a nadie más. Y… y va entregar a Jess, o al menos no les impedirá traerla de vuelta.
—¿A cambio de qué? —dijo Jack, y aunque Alex lo hizo callar, él continuó—. ¿Dejarlo que se vaya? ¿Sabes lo que tomó contenerlo en primer lugar?
Vacilé.
—No faltará a su palabra. Sabe las consecuencias si lo hace.
—¿Y cuáles, dime por favor, son las consecuencias para el ser más poderoso del universo si muestra su poderío? —dijo Jack—. ¿Qué podría querer más que control absoluto sobre todas las cosas?
Silencio. Mi corazón, mi estúpido e inservible corazón que se preocupaba demasiado por todo y todos, golpeaba dolorosamente, y mi respiración se volvió entrecortada. Ya no era mortal, pero en este momento, me sentía más humana de lo que nunca me había sentido en mi vida.
—Me quiere a mí.
Los segundos pasaban. J’onn frunció el ceño profundamente, e Alex se veía confundida. Detrás de mí, podía sentir la mirada de Lena, pero no me di la vuelta. No podía.
Finalmente, Jack soltó un bufido.
—¿Tú? Tú no eres nada para él.
Me enfoqué en Winn otra vez, en silencio rogándole que explicara. Él asintió y se puso serio.
—Durante nuestro viaje por el Inframundo, Kara tuvo un… encuentro con Cronos —dijo Winn con prudencia. Jack silbó sugerentemente, pero se detuvo cuando vio a Lena tras de mí. Cualquiera que fuera la mirada que le estaba dando a Jack, estaba agradecida de que no podía verla—. Ella habló con él y lo detuvo de atacarnos. Ava y yo no le creímos al principio, pero él nos dejó ir a través del Inframundo sin restricciones después de eso.
—El encuentro en el palacio de Lena —dijo mi madre, con su maldita voz astillada cerca de romper mi corazón—. Jess dejó a Ava intacta por lo que había hecho a James. Pero nunca entendimos porqué Cronos no hirió a Kara.
Una vez más, todos se concentraron en mí, esperando a que hablara. Aunque, era el silencio detrás de mí el que era insoportable, y traté de alcanzar a Lena. Todo lo que toqué fue aire.
Sin embargo, después de un momento eterno, sus cálidos dedos encontraron los míos, y dejé escapar un suspiro de alivio. Ella entendió. Podía hacer esto.
—Cuando Noah nació y Jess me lo quitó, Cronos estaba ahí —dije—. Le pedí ayuda, y él dijo… dijo que si le prometía ser su reina, me dejaría tener a Noah de nuevo. Y él lo protegería.
El ceño de J’onn se profundizó, y unos cuantos asientos bajo él, Jack rodó sus ojos.
—¿No eres la pequeña sirena? No le hice caso.
—Estuve de acuerdo. No quería hacerlo —agregué rápidamente—. Pero dije que sí porque…
—Porque Noah es tu hijo —dijo Winn—. No necesitas explicarlo.
Le di una mirada de agradecimiento. Él agarre de Lena en mi mano se apretó, y continúe.
—Cuando voy a ver a Noah, Cronos siempre está ahí. Tomó la forma de Lena al principio, y pensé… no me di cuenta quien era. Creí que era Lena. Fue estúpido, lo sé, pero Winn me dijo quién era realmente. Y le dije que Rhea se negó a ayudarnos.
—Fantástico —dijo Jack—. Mientras tú estabas teniendo tu pequeña aventura, ¿se te ocurrió decirle algún otro secreto celosamente guardado?
—Ya es suficiente, Jack —dijo mi madre.
Jack abrió su boca para replicar, pero antes de que otra pelea estallara, solté abruptamente.
—Él piensa que Lena está muerta, no sabe nuestros números reales, y cree que no tenemos más remedio que acordar una tregua. Y no lo hacemos — agregué—. No al menos que queramos arriesgar el mundo entero.
—Si nos rendimos y le permitimos a Cronos ser liberado, ¿te das cuenta de que él te querrá? —dijo J’onn, y yo asentí—. Sin embargo, ¿esto es algo que estás dispuesta a hacer?
—Sí —susurré—. No me gusta, pero si es la única manera de detener esta guerra, lo haré. —Y Noah estaría a salvo. Sólo por eso valdría la pena.
Winn hizo una mueca.
—De verdad necesitas superar tu complejo de mártir. Uno de estos días va hacer que te maten.
Detrás  de  mí,  un  par  de  pies  se  arrastraron,  y  Lena  soltó  mi  mano mientras se ponía de pie.
—Hermano —le dijo a J’onn, envolviendo su brazo alrededor de mis hombros y acercándome a él—. Si le permites a Kara hacer esto, ya no tendrás mi cooperación. Ella es mi reina. Ya he completado su coronación, y no le voy a permitir a nadie, ni siquiera un Titán, usurpar mi derecho.
¿Su   derecho?   Antes   de   que   pudiera   decir   una   palabra,   J’onn   me interrumpió.
—Muy bien. Entonces no aceptamos la tregua de Cronos.
—¿Y la lista de traidores? —dijo Jack, mirando el pergamino con un brillo desagradable en sus ojos. ¿Qué pretendía hacer, dar caza a todos y cada uno de ellos? De alguna manera no se sentía muy lejos de la verdad.
—Trataré con ellos personalmente —dijo J’onn, y con un movimiento de su mano, el pergamino desapareció—. Ya hemos perdido la alianza de la mayoría de los dioses. Eso no es noticia.
—¿Entonces qué? ¿Vas a dejar que todas esas personas mueran mientras peleas una guerra que sabes no puedes ganar? —dije, y el agarre de Lena alrededor de mis hombros se tensó. Pero yo no era su derecho, y no dejaría que algo como esto pasara sólo porque J’onn decidió que la discusión había terminado. Él no siempre estaba en lo correcto. Mi niñez era prueba de eso.
—No —dijo J’onn—. Tengo la intención de ganar la guerra. Ahora si nos disculpas,  Kara,  tenemos  que  discutir  el  ataque  de  mañana.  Dada  tu cercanía con Cronos, sería mejor si no oyeses nuestros planes.
Nadie habló en mi defensa. Ni Lena, ni Winn, ni siquiera mi madre. Después de varios segundos, tragué el nudo en mi garganta y me quité del agarre de Lena. Si no me querían alrededor, entonces bien, pero no iba a quedarme de brazos cruzados por la próxima década mientras ellos hacían que mataran a todos.
Estaba a medio camino a la habitación de invitados cuando Lena me alcanzó. Puso su mano en mi brazo, y no le hice caso, demasiado furiosa para decir algo. Me había prometido que nuestra relación seria de igual a igual. Que yo no le pertenecería como trofeo. Ese no era el modo en que funcionábamos, y ¿cómo se atrevía a insinuar que era suya por cualquier otro motivo que no fuera el hecho de que yo quería serlo?
Entré enfurecida a la habitación e intenté dar un portazo, pero la agarró antes del azote.
—Kara, por favor, ¿podrías escucharme?
—¿Por qué debería? —Vagaba desde un extremo de la habitación al otro, mirándola penetrantemente y en silencio desafiándola a acercarse. Ella sólo avanzó lo suficiente para cerrar la puerta tras de sí—. No me escuchaste ¿por qué, porque soy joven? ¿Por qué soy sólo tu elegida? ¿Qué es Lena? ¿Por qué de repente no soy nada más que tu derecho?
Ella exhaló.
—Sabes que no pienso en ti de esa manera…
—De seguro podrías haberme engañado últimamente.
—Eso no es justo. Estoy tratando de mantener a mi familia intacta, y la única manera de hacer eso es hablar un lenguaje que mi hermano entienda.
—Oh, ¿así que él es el misógamo?
—Sí —dijo Lena—. Él nunca ha comprendido la relación de pareja. Ni en su matrimonio, ni dentro del Consejo, ni siquiera entre sus hermanos. No es justo, pero él es la cabeza del Consejo, y debemos jugar este juego a su manera.
Me desplomé en la cama.
—Genial. Pasé toda mi vida queriendo una familia, y cuando finalmente tengo  una,  está  llena  de  personas  que  piensan  que  no  soy  mejor  que suciedad.
Lena dio unos cautelosos pasos hacia mí, pero se detuvo cuando le di un vistazo.
—Desearía que me hubieras dicho de tu trato con Cronos.
—Hasta hace dos días, estabas en un coma —le señalé.
—Sí, pero has tenido muchas oportunidades para hacerlo desde entonces. Y parece que como que los detalles de su acuerdo hubieran sido hechos recientemente.
Me observó con su mirada firme y aparté la mirada.
—No estoy enojada contigo, Kara —dijo suavemente—. No puedo imaginar lo  que  soportaste  mientras  te  mantuvieron cautiva,  y  sinceramente,  yo habría hecho lo mismo si se invirtieran nuestras posiciones. Pero así como tú eres mi compañera, yo soy la tuya. Independientemente de las circunstancias, debería haber sido una decisión que tomáramos juntas.
Lágrimas brotaron de mis ojos. No porque estuviera enfadada con ella, sino porque tenía razón.
—Lo siento. Temía que fueras tras él, y todavía estás demasiado débil…
—Acepto tus disculpas —dijo Lena—. Y te pido que aceptes la mía, también. No voy a dejarte ir, Kara, porque te amo. No porque crea que me perteneces. Cualquiera que haya estado alrededor tuyo por cinco minutos sabe que no puedo pensar así.
—Al parecer mi propio padre no lo hace —murmuré, y Lena suspiró.
—Sí, bueno. Es fácil apuntar todo este desastre a J’onn. Después de todo, él es el que nunca le dio a Jess el respeto y amor que ella se merecía.
—Se podría pensar que él habría aprendido de eso.
—Se  podría  pensar.—Se  sentó  en  la  cama,  y  no  me  alejé—.  Quiero recuperar a nuestro hijo tanto como tú, pero esta no es la manera.
Mis ojos se llenaron de lágrimas nuevamente. ¿Cuándo dejaría de estar al borde de las lágrimas? ¿Cuándo por fin sostendría a Noah? ¿Cuándo sería derrotada Jess? ¿Cuándo volvería Cronos a su propia esquina del infierno?
—No sé cómo ser yo sin él —dije—. Todo lo que hago, es como… Es como esta necesidad empujándome en una dirección, y no puedo funcionar sin ir hacía ella. Y cuando no lo hago, estoy vacía. Él me necesita. Nos necesita, y no estamos haciendo nada para traerlo de vuelta. Prácticamente lo hemos abandonado.
Lena se puso sobre su lado así que estaba enfrentándome.
—¿Realmente crees eso? —dijo, intercalando mi mano en la suya—. Estoy segura de que Noah no. Te dijiste a ti misma que crees que él sabe cuando estás ahí.
Froté mis ojos con la mano libre.
—Lo quiero de vuelta, Lena. Quiero que seamos una familia.
—Somos una familia. —Me besó en la frente, el cuello, y finalmente rozó sus labios contra los míos—. No podemos pretender que ha sido fácil, pero amamos a la otra incondicionalmente, y eso es lo que importa. Lo traeremos de vuelta. Lo juro.
Mi barbilla tembló.
—¿Cómo?
—No lo sé todavía, pero encontraré la manera. Encontraremos una manera juntas.
La besé de regreso, sin importar si ella podía probar mis lágrimas.
—¿Cómo se supone que te ayude cuando todos piensan que soy inútil y no me enseñan cómo usar mis habilidades?
—No creo que seas inútil —dijo, su respiración caliente en mi mejilla—. Nada de eso, te lo aseguro. Te enseñaré todo lo que desees.
—¿En verdad? —dije, y ella asintió.
—En verdad.
La abracé, enterré mi cara en hueco de su cuello, y dejé salir un suave sollozo. Eso era todo lo que me permitía a mí misma, sin embargo; un sollozo, y ahora era momento para ponerse a trabajar. Ahora era momento de probar que merecía mi lugar en el Consejo.
Sólo tenía que hacer una cosa primero.
—¿Quieres verlo?
—¿En serio tienes que preguntar? Manejé una sonrisa aguada.
—Asegúrate de que Cronos no pueda verte.
—Lo haré.
Una vez que me hundí en mi visión, jalando a Lena conmigo, y esta vez nadie nos interrumpió. Juntas peleamos a través de la arena movediza hasta que el cuarto se disolvió alrededor de nosotros y surfeamos en el otro lado.
Noah  estada tendido en su cuna,  sus ojos apretados. Había de  ser  bien pasada la medianoche en la isla. Cronos estaba parado en la esquina cerca de la puerta, sus brazos cruzados como si estuviera esperando por mí, pero lo ignoré. No sabía cómo decirle que J’onn había rechazado. Si él no lo sabía ya.
Lena y yo nos inclinamos sobre la cuna de Noah como pensé que lo habíamos hecho una docena de veces antes, pero esta ocasión era realmente ella. Nosotros tres estábamos juntos, o al menos tan juntos como podíamos estarlo por ahora.
—Él es hermoso —susurró Lena. No dije nada. No podía, no con Cronos rondando cerca. Sonreí, cuidadosamente para mantener mis ojos en Noah, y Lena tocó mi espalda. Ella entendía.
—Mi querida —dijo Cronos, apareciendo en mi otro lado y tomando mi mano—. ¿Tienes noticias de la tregua?
No podía decirle la verdad, no todavía. No tenía idea de qué haría él para probar su dominio, ¿matar a otro millón de personas? ¿Destruir Grecia?
Incluso si todo lo demás provenía de la forma en que J’onn había tratado a Jess, esto era sobre mí. Y tenía que detenerlo.
—No han llegado a una decisión todavía —dije, mi mirada sin vacilar de Noah—. Necesitan tiempo.
En la esquina de mi ojo, Lena me dio una mirada escrutadora. La ignoré.
—Muy bien. Espero que no les tome mucho. —Él empezó a masajear mi hombro, e hice una mueca—. ¿Por qué estás tan tensa, mi querida?
Porque Lena estaba con vida y parado a cinco centímetros de mi codo. Porque el Consejo, o al menos ciertos miembros, me culpaban por todo. Porque si hacía un movimiento en falso, todo esto sería más.
—¿Realmente tienes que preguntar? —dije, imitando a Lena.
—No,  supongo  que  no  —dijo  Cronos,  y  se  movió  detrás  de  mí  para masajear ambos hombros. Lena frunció el ceño y se alejó.
—Por favor no hagas eso —dije suavemente, pero Cronos continuó. Lena se movió al otro lado de la cuna así podía mirarme directo a los ojos, y presioné mis labios juntos. ¿No entendía que yo no quería esto?
—Pronto serás mi reina —dijo Cronos, sus labios cosquillearon en mi oído. La mirada en el rostro de Lena era asesina—. No tienes que cambiar tu opinión, ¿lo tienes, mi querida?
Mis ojos se bloquearon en Lena. Ella tenía que entender que todo era un acto.
—No —dije—. No tengo que cambiar de opinión.
—Buena chica —murmuró Cronos, y Lena se irguió, sus manos en puños como si estuviera a segundos de tumbar a Cronos.
—Voy a encontrar a Jess —dijo Lena—. Permanece aquí.
Mis ojos se ampliaron, pero a pesar de mi silenciosa protesta, Lena se inclinó sobre la cuna para besar mi cuello. Al menos entendió.
Al dejar el cuarto, Cronos pasó sus manos hacia abajo por mi espalda antes de regresar a mis hombros.
—Cuando tú y yo estemos juntos, nunca llorarás —murmuró—. Nunca conocerás  el  dolor.  Sólo  conocerás  la  dicha  y  la  felicidad.  Todos  se inclinarán ante ti. Sabrán que tú, Kara Danvers, eres mi reina. Y todos te querrán y te temerán por ello.
No  quería  ser  temida.  No  quería  que  nadie  se  inclinara  ante  mí,  pero Cronos nunca entendería lo que significa ser feliz sin el poder absoluto. Nunca entendería por qué siempre amaría a Lena y nunca lo amaría a él. Pero al menos Lena no estaba aquí para escuchar esto.
—¿Qué vas a hacer?
Las manos de Cronos se calmaron. Traté de girar, pero él bloqueó mi camino. No es que importara. Yo había conocido esa voz donde quiera.
Ava estableció un montón de mantas en el tocador y se movió hacia nosotros, sus ojos se centraron en Cronos. Ella no podía verme.
—¿A quién le estás hablando?
—Al   bebé   —dijo   Cronos   suavemente—.   Alguien   debe   asegurar   su educación.
—No, no lo estabas —dijo Ava, avanzando hacia él. Sus manos temblaban. Ella estaba tan asustada de Cronos como todos los demás—. Dijiste el nombre de Kara.
—Así que hablé de su madre. —Cronos se enderezó y dejó caer las manos. Aparentemente él había dado cuenta de que masajear los hombros de una persona invisible no hacía mucho para sostener su argumento—. ¿Qué con ello?
Ava lo miró.
—Kara está aquí, ¿verdad?
—Tal vez —permitió él—. Tal vez no.
Mi estómago se retorció en nudos. Ella estaba tan cerca que yo podía estirarme y tocarla si quería.
—Quiero hablar con ella —dijo Ava—. Sé que ustedes dos se comunican. Sé que puedes escucharla y ella puede escucharte, y-y quiero que le digas algo.
¿Cómo podía ella posiblemente saber eso? Cronos no se lo había mencionado, además no se había escuchado tan determinada para estar en lo correcto. ¿Quién más sabía? El Consejo, pero nadie de ellos había estado en contacto con Ava. A menos que fuera otro traidor.
No, imposible. Confié en el Consejo con mi vida. Excepto por Jack, pero él no se habría arriesgado a perder una batalla, especialmente alimentando de  información  al  enemigo.  A  menos  que  fuera  todo  una  treta  y  él realmente se estaba reportando a Cronos, después de todo.
Mordí mi labio. No podía pensar de esa forma, no a menos que lo hubiese probado. Aun cuando él parecía odiarme, era fácil sospechar que Jack fuera una serpiente, pero esa clase de pensamiento y sospechas nos rasgaría en partes. La última cosa que el Consejo necesitaba era alguien más retrocediendo. Jack y yo podríamos no habernos agradado mucho el uno al otro, o en absoluto, pero eso no quería decir que no podíamos trabajar juntos hacia un objetivo en común. Tanto como él no estaba haciendo lo de acusarme y diciéndole a su novia secretos a las espaldas del Consejo.
—Si te gustaría hablarle, entonces habla —dijo Cronos, y la falsa nota de calidez que él usó conmigo se evaporó—. Ella es perfectamente capaz de escucharte.
Ava tomó otro paso tentativo hacia adelante, concentrándose en algún lugar sobre mi hombro derecho.
—Kara… Kara, lo siento. Juro que no sabía qué estaba haciendo Jess. Nunca hubiera arriesgado la vida de tu bebé.
Me moví protectoramente en frente de la cuna de Noah. No había mucho que hacer, pero me hizo sentir mejor, al menos.
—Es muy tarde para disculpas —dije, y para mi sorpresa, Cronos abrió su boca y pronunció esas mismas palabras, exactamente como las había dicho.
La expresión de Ava se volvió afligida.
—Por favor. Haré cualquier cosa.
—Vuelve al Olimpo —dije, y una vez más Cronos lo repitió—. Deja a Jess.
—No puedo  —dijo  ella—.  No  entiendes,  ella tiene  a James,  y  si no coopero, va a matarlo como mató a Iris y a Lena.
En el momento que ella dijo esas palabras, un silencioso frío se estableció en la habitación, y parpadeó varias veces.
—Lo siento tanto —dijo ella, y podía escuchar el sollozo burbujeando dentro de ella—. Lo siento mucho, Kara. No puedo decirte…
—Entonces no lo hagas —dije—. Si realmente lo sientes, entonces haz algo para probarlo. No importa qué. Pero para de actuar como una víctima impotente y levántate para que creas en ti antes de que no te quede nada en absoluto.
Lágrimas fluyeron por sus mejillas, y no trató de detenerlas.
—Sólo quiero que las cosas estén bien de nuevo. Por favor, Kara… tienes que entender. Harías lo mismo por Lena, ¿verdad?
—Sí  —dije  suavemente—.  Pero  me  habría  odiado  a  mí  misma  cada momento por eso, y en el instante en que me diera cuenta de que estabas embarazada, hubiera peleado con Jess a muerte para protegerte. Nunca la dejaría destruirte como trató de destruirme.
Silencio se estableció sobre el cuarto una vez que Cronos terminó de reproducirme. Ava se hundió en el piso, abrazando sus rodillas a su pecho, y presioné mis labios juntos. Tan herida como estaba, mi vida no era la única que Jess trataba de destruir.
—Tienes que entenderme —dije tranquilamente—. Haz lo correcto, y un día tendrás mi perdón. Pero no tienes que hacer nada si no comienzas a actuar como la Ava que conozco y te levantas frente a Jess.
Ava sollozaba ahora, su cuerpo entero sacudiéndose.
—No puedo. No puedo. Ella lo matará. Por favor, Kara. Eres mi mejor amiga. Eres la única que entendía antes. Por favor trata de entender ahora… Callum, él está a salvo con ella, no quiere lastimarlo…
Algo feo se desenrolló dentro de mí, algo vicioso y oscuro donde cada pensamiento terrible que alguna vez había permanecido latente, esperando para salir de nuevo.
—Ella lastima a Noah cada segundo que lo mantiene alejado de Lena y de mí, y eres quien la dejó tomarlo en primer lugar. No alzaste un dedo para detenerla, y por ti, él está aquí, y nunca estará a salvo con ella. Nunca. Si no puedes ver eso, si eres tan ciega de tus propias acciones que no puedes tomar la responsabilidad por ella, entonces en lo que a mí concierne, nunca fuimos amigas. Y nunca lo seremos de nuevo.
Sus ojos volaron abiertos. En lugar de la angustia que esperaba, se llenó de fuego magenta, con tanta seguridad como Lena brillaba con la luz de la luna y Cronos se arremolinaba como niebla. Ella desplegó sus piernas y se puso de pie, y un aura de dolor brilló a su alrededor.
—Eres un mentiroso. —Sus palabras hicieron eco a través de la guardería, y Noah dejó salir un asustado chillido. Ella lo ignoró y fue cara a cara con Cronos, inconsciente de que yo estaba a medio metro de distancia—. Kara nunca me diría esas cosas, y tus intentos por separar mi lealtad no funcionarán. Incluso si Kara dijo esas cosas horribles, ella realmente no las quería decir. Jess está usando  sus poderes para hacer que me odie, ¿verdad?
Jess no tenía que cortar los lazos de nuestra amistad. Ava ya estaba muy desgastada de forma irreparable. Pero no importa cuánto entendiera por qué ella estaba haciendo esto, no importa cuánto quería perdonarla, nunca había tenido sentimientos tan contradictorios por alguien en mi vida.
Constantemente  me  desplazaba entre  la furia irresistible  y el profundo deseo por entender, como si esas dos partes de mí estuvieran en guerra con la otra. Y mientras había estado en la isla, lo suficientemente cerca para que Jess me tuviera cuando quería, perdonar a Ava no había pasado por mi mente.
Tal vez Jess estaba detrás de esto, después de todo. Tomé una profunda respiración. Reconociendo que la tensión en la boca del estómago no disminuía, pero me forzaría a mí misma a pasar la influencias de Jess si Ava tenía razón.
—¿Es así? —dijo Cronos con calma misteriosa, trayéndome de vuelta al presente—. ¿Qué te hace estar tan segura? Ya estás de nuestro lado. No tengo razón para mentir.
—Tienes cada razón para mentir —dijo Ava—. Le he dicho a Jess, y ahora te lo diré a ti. No soy tu perra. Estoy aquí por mi esposo, estoy aquí por el bebé de Kara. No dejaré que tú o Jess lo envenenen.
Una sombra se movió en la entrada, y Lena apareció. Estaba a salvo. Sin palabras cruzó la habitación y tomó mi mano.
—Puedes decirme tantas cosas horribles como quieras. No te creeré. —La voz de Ava tembló, pero poder irradiaba de ella—. Ella es mi mejor amiga, y la quiero. No es que tú puedas entender la primera cosa sobre el amor.
Ella metió la mano en la cuna de Noah y lo recogió, y su llanto se volvió más fuerte. Sus brazos se agitaron hacia a mí, y posé mi mano sobre su frente.
—Está todo bien —susurré—. Estoy aquí.
Al dejar caer las palabras mi boca, sin embargo, Ava irrumpió hacia la puerta, y era sólo por el apretado agarre de Lena en mi mano que me abstuve de ir por ella.
—¿Adónde lo estás llevando? —dijo Cronos sin algún indicio de ira. Por el contrario, él sonaba divertido.
Ava lo fulminó con la mirada.
—A darle un baño y un biberón. Alguien necesita asegurarse de que sepa que es amado, y tú y Jess estoy segura como el infierno que no están calificados.
Caminé hacia ella, tirando de la mano de Lena en un intento de seguirla, pero ella se mantuvo firme.
—Vamos, Kara —dijo, y el mundo alrededor de nosotros comenzó a desvanecerse—. No hay nada más que podamos hacer.
Y creí no decir nada mientras me traía de vuelta al Olimpo, sabía que ella estaba equivocada. Había algo más, y ahora no tenía más remedio que hacerlo.

Aprendiz de Diosa : la herencia (5ta Parte/ Final) Where stories live. Discover now