Capítulo 20 - Final

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ETERNO

En algún momento durante la noche me desenmarañé de Lena y me deslicé fuera de la cama. Ella dormía profundamente, claramente  agotada luego de la batalla, pero no importaba cuánto yo intentara, no podía dormirme.

Alcanzando la cuna, toqué la frente de Noah para asegurarme de que seguía allí. Tranquilizada por la subida y bajada de su pecho, caminé suavemente fuera de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Incluso en la oscuridad de la noche, el techo brillaba de un brillante azul, y la magnífica puesta de sol se arremolinaba por debajo de mí.

No decidí conscientemente  a dónde ir. Un minuto estaba parada en el pasillo y al siguiente mis pies me llevaron a la sala del trono en busca de alguien más. Luego de la noche que habíamos tenido, las posibilidades eran escasas de que alguien más estuviera despierto, pero valía la pena el intento.

En la entrada, me detuve en seco. El cielo no era azul aquí; en cambio el techo estaba tan oscuro como la noche, y las estrellas brillaban por encima de nosotros. Los tronos se habían ido, y en su lugar descansaba un féretro de vidrio sobre una plataforma elevada. Dentro, vestida con un vestido blanco con rosas en su cabello, yacía Ava.

Sin pensarlo, crucé la habitación y presioné mi palma contra el vidrio. Sus labios eran del color de las cerezas, y en la tenue luz, casi pude verla sonreír.

Un nudo se formó en mi garganta. Abrí la boca para decir algo, para disculparme, para prometerle que nunca la olvidaría, por perdonarla una y otra vez hasta que el universo no tuviera otra opción más que creerme, pero no pude forzar a las palabras para que salieran. Ella de todas maneras no podría escucharlas, y yo lo había dicho todo en sus últimos minutos. Ella ya lo sabía.

—Ella no está realmente ahí. Fruncí el ceño.

—Déjame en paz.

Un  susurro  de tela y  suaves pasos  y J’onn estaba  de pie a mi lado, luciendo toda su vejez como lo había hecho en la azotea.

—Es una especie de reflejo, pero más realista que una simple imagen. Retiré mi mano del cristal y me moví medio paso lejos de él.

—¿Dónde está el cuerpo?

—Se ha ido —dijo—. De regreso al universo.

—Entonces, ¿por qué está este… este holograma de aquí? —El trono vacío, la habitación vacía, el agujero vacío en nuestras vidas donde ella había estado una vez, como si todo eso no fuera suficiente para recordarnos de que ella se había ido.

J’onn  inhaló profundamente,  y mientras exhalaba, un  débil trueno retumbó en la sala del trono.

—Vivió mucho tiempo, y su vida tocó la de muchos otros. Aquellos que deseen hacer sus despedidas tendrán la oportunidad de hacerlo.

—Aun así no harás lo mismo por Jess. Hizo un gesto de dolor.

—Mi esposa escogió su camino. Escogió separarse del Consejo, Ava no.

—No, ella no —dije—. Lo escogiste por ella. Tú eres la razón de que ella muriera.

J’onn miró fijamente el féretro.

—He cometido muchos errores…

—¿Errores? —Mi gruñido se hizo eco en la habitación de un extremo al otro—. Ava está muerta,  ¿y todo lo que puedes decir es que cometiste algunos errores?

J’onn vaciló. Aunque intentó enderezarse en su altura completa, las lágrimas se derramaron por su rostro, derrotando cualquier intención que tuviera de intimidarme.

Aprendiz de Diosa : la herencia (5ta Parte/ Final) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora