Capítulo 12 (maratón Navideña 2/3)

879 125 24
                                    

AHOGÁNDOME


Abrí la boca para gritar pidiendo ayuda, pero no tenía más aliento en mí. No podía ver la superficie. Todo mezclado junto en una pesadilla de oscuridad, y el terror se apoderó de mí tan completamente que no podía ni pensar.

Esto era todo. Este era el final.

Realmente debí dejar que Ava me enseñara a nadar.

—¿Tienes problemas? —dijo una voz ronca a mi lado, tan claro como si estuviéramos hablando sobre la superficie. Me di la vuelta y casi me desmayo de alivio.

Phillip, Señor de los Océanos, flotando a nuestro lado, pareciendo como si estuviera caminando en tierra firme. No me importó que él pudiera haber sabido lo que estábamos haciendo o lo que yo había planeado; me daba igual si lo sabía, J’onn debía saber, también. Mientras yo no pasara el resto de la eternidad en el fondo del mar, todo valdría la pena.

Ayúdanos, murmuré, señalando a la mano que sostenía la de Winn. El agua estaba tan oscura que ya no podía verlo más.

—Por supuesto —dijo Phillip, y miró en la dirección que debe haber estado asomando. Una fuerte corriente nos capturó a los tres, llevándonos hacia la superficie a una velocidad formidable. Tan pronto como el azul del cielo se hizo visible a través del agua, la corriente nos arrastró hacia un lado, y me abrí paso arrastra hacia la superficie. Sólo unos centímetros más.

—Tu parada, supongo —dijo Phillip—. Cuídate.

Asentí y murmuré mi agradecimiento. Pude ver a Winn a través del agua ahora, y él estaba sonriendo a su tío y dándole una estúpida despedida con su mano. Imagínense. Casi nos habíamos ahogado, y él sonreía.

Finalmente emergimos a la superficie, y escupí una cantidad imposible de agua de mar. De alguna manera mis pies tocaron la arena movediza, y me quedé de pie temblando, mis rodillas chocando entre sí. Pero estábamos fuera del océano y aún tenía unos cuantos minutos antes de encontrarme con Cronos. Eso era lo importante.

Algo  brilló  en el borde  de mi visión,  por lo que miré  alrededor salvajemente, mi corazón golpeando fuertemente. Por un segundo, me pareció ver una figura de pelo oscuro asomarse en los acantilados, pero parpadeé y se había ido.

Respiré profundo. Estábamos fuera del océano, y ya no tenía nada para entrar en pánico. A menos que contara a un Titán eternamente empeñado en destruir todo lo que yo quería.

Frías olas rozaban mis espinillas, y Winn permanecía de pie a mi lado, temblando como una hoja.

—Muy bien —dijo con voz áspera—. Tengo que admitir que… que pedirte hacer eso sin practicar primero, fue un… un error.

—No me digas —dije con una voz que temblaba tanto como la de él. Nos pusimos de pie a unos metros de la costa de la isla de Cronos, y el palacio se alzaba  por encima de nosotros, una sombra gigante contra el cielo brillante—. ¿Estás bien?

—Viviré —dijo con ironía—. Por lo menos hasta que estemos dentro.

—¿Cómo vamos a pasar a través de la barrera? —No podía verla, pero podía sentirla, zumbando en mis huesos como un campo de fuerza. Si Cronos no podía penetrar en ella, al menos no lo suficiente como para salir, aunque su alcance se extendía ahora hasta El Cairo, entonces, ¿cómo se suponía que nosotros lo hiciéramos?

—Caminando  —dijo Winn—.  La barrera está  destinada a mantener  a Cronos atrapado, no a nosotros. J’onn incluso insistió en que no la modificáramos para incluir a Jess. Hasta que nos dimos cuenta de que te tenía, por supuesto.

Aprendiz de Diosa : la herencia (5ta Parte/ Final) Where stories live. Discover now