3 - El castigo

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-Arlette-

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-Arlette-

Anoche apenas pude pegar ojo tras el duelo, Tom puede hablar con serpientes y no es muy común. No hay que ser muy listo para deducir que es el heredero de Salazar Slytherin, no me sorprende.

Esta mañana después de las tres primeras clases, me he reunido con Abraxas para ir con el celador a ver el castigo que nos han impuesto. Resumiendo, Abraxas limpiará los pasillos de las torres y yo los de las mazmorras. Sigo enfadada porque todo ha sido culpa de él, pero de momento no haré nada a no ser que él vuelva a atacarme.

Ahora voy rumbo al gran comedor. Regulo el ritmo de mis pasos y entro en la amplia sala. Busco entre las cuatro mesas hasta que encuentro a mi mejor amiga sentada en la mesa de los leones y dirijo mis pasos hacia allí. A veces almuerzo con los de Gryffindor por ella, aunque soy muy orgullosa con mi casa, pero los Slytherin no la dejarían comer allí.

—Hola—saludo al sentarme.

—Arly—dice Venus—¿Qué castigo te han puesto?

—Lo de siempre—digo rodando los ojos—limpiar los pasillos de las mazmorras.

Me da una palmada en la espalda y luego empieza a colocar comida en su plato. Yo por mi parte escojo pastel de frambuesa y zumo de calabaza, junto a dos pedazos de chocolate. Todos empezamos a comer mientras charlamos de las materias y los profesores. Algunos rumorean lo que pasó anoche en las mazmorras, otros simplemente se lo inventan.

—¿Qué pasó anoche?—me pregunta un niño de segundo año que está sentado en frente.

—Nada—frunzo el ceño.

Dirijo mi vista a todos los Gryffindor y me están observando. Esto es muy incómodo.

—Venus— la llamo—creo que mejor me vuelvo a mi mesa.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Me están mirando todos—miro disimuladamente la mesa.

—Oh vamos, son solo cuatro críos.—dirige la mirada hacia todos los que me observan—¿Qué miráis?

Suspiro.

—Te espero después en el lago.—le digo levantándome.

Ella se limita a asentir y seguir comiendo.

No quiero volver a mi mesa por lo que voy hacia las mazmorras para empezar con el castigo. Mientras voy andando me limito a observar las viejas zapatillas que tengo y a pensar en cuando me compraré unas nuevas hasta que me estampo contra algo.

—Otra vez tú—dice con asco.

—Yo también estoy encantada de verte, Riddle—digo fingiendo una sonrisa que más bien parece una mueca.

—Aparta de mi camino.

Lo observo fríamente.

—No te temo como lo hace todo el colegio.—digo desafiándolo.

Aᥣmᥲs Coᥒᥱᥴtᥲdᥲs · Tom Rιddᥣᥱ [1] ✔Where stories live. Discover now