Aᥣmᥲs Coᥒᥱᥴtᥲdᥲs · Tom Rιddᥣᥱ [1] ✔

27 - Almas Conectadas

-Arlette-

Dirijo la mirada hacia Venus que se encuentra en las gradas más cercanas a la entrada del laberinto. Su rostro ha palidecido y una expresión de pena asoma por ella.

—Lo siento—escucho la voz de Max a mi lado pero suena como si estuviera lejos. Ahora mismo no escucho nada, necesito abrazar a mi hermano.—¿Dónde vas?

Lo miro atónita.

—A consolar a mí hermano, monstruo.

Sigo mis pasos pero su brazo me detiene. Aún siento la mirada de Tom sobre mí.

—Tenemos que hablar.—dice finalmente.

Rabia.

Eso siento.

—¡Déjame en paz!

—Oye relájate, no pasa nada por perder.—dice bruscamente apretando el agarre de su brazo—tampoco es para ponerte así. Me debes una conversación.

—No te debo nada.

Y al fin logro soltarme del imbécil de Max y bajo las gradas corriendo en busca de mi hermano.

Uriel se encuentra siendo acunado por los brazos de Venus mientras le susurra cosas tranquilizantes. Cuando me ve corre hacia mí y me abraza ahogando sollozos.

—Shhh—le acaricio la espalda intentando calmarle—no pasa nada, para mí eres el campeón.

—Rocé la copa con mis dedos, pero el desgraciado de Dumstrang me empujó y ganó él.—dice entre pausas llenas de lágrimas y respiraciones aceleradas.

Le comprendo. Su sueño era ganar el premio y viajar por toda la comunidad mágica y ahora que está con Venus llevársela con él.

—El mundo no termina.

—Todos dicen eso—se separa de mi abrazo y me mira.

—Si lo dicen es por algo—digo acariciando su pelo—mira, sé que ahora mismo estás triste y decepcionado contigo mismo, te conozco mejor que la palma de mi mano. No debes entristecerte, eres nuestro ganador y el dinero lo sacaremos de donde sea.

Logro ver su pequeña sonrisa.

Unos pequeños brazos envuelven a mi hermano y se encuentra allí mi mejor amiga llorando y apretando su torso con fuerza.

Al menos no ha muerto, exagerada.

—Venus, no pasa nada—le digo.

Ella rueda los ojos y se lleva a mi hermano consigo.

Siento un leve toque en mi hombro y veo a Tom con su rostro frío y su mirada congelante la cual me derrite.

—Ni me hables—le digo pasando de él y caminando hacia el castillo mientras sigo a la gente.