Capítulo 2: La pequeña disputa

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Esa tarde se la había pasado escribiendo las reglas de la secta Lan. A pesar de contar con su título de "joven maestro" de otra secta no se libró de la rigurosidad del maestro. Aun así, su mirada guardaba otro tipo de sentimiento: resentimiento, probablemente. En ese momento no comprendió porque le veía de esa manera.

Después de que terminasen de transcribir, luego de que la tarde se les fuera en ello, los tres salieron al jardín donde vivían los conejitos que criaba la familia de Lan Sizhui. De inmediato, Fairy se lanzó a intentar capturar a uno.

JinLing le llamó, el can estaba concentrado en atrapar a uno de esos esponjosos seres. Su perro espiritual era muy leal; de hecho, siempre estaba protegiéndole cuando intentaban atacarle ya sea los miembros de su secta u otros. Pero cuando todo iba con normalidad dejaba de obedecerle para empezar a corretear.

— ¡Te he dicho que no puede comerse los conejos de HanGuang-Jun!—Exclamó Jingyi.

—No se los va a comer, mi perro solo quiere jugar. —Defendió a su mascota.

Aunque dijera ello para proteger el buen nombre de su perro, realmente estaba preocupado de que en verdad se comiera uno.

Lan Yuan comenzó a imaginar cómo podrían capturar al perro. Debían de encontrar una presa mejor y atractiva. Siempre intentaban mantenerlo en brazos de JinLing antes de ingresar al jardín pero a veces el can terminaba por escapárseles. En ese instante oyó el llamado de su amigo.

—Sizhui, yo ayudaré a capturar a fairy. ¿Puedes ocuparte de que alisten la habitación donde siempre se hospeda JinLing?

El joven alfa entendió de inmediato la indirecta. Habían acordado que cada quien tendría su oportunidad, pero le llenaba de ansiedad dejarlos solos. Quería negarse, pero los ojos de su amigo le suplicaban.

—Joven amo Jin, le daremos la misma habitación de siempre. Me retiro, por favor que no le haga daño a los conejos.

— ¡Bien!

JinLing estaba más ocupado persiguiendo a su perro. Si su tío estuviera ahí seguramente le estaría gritando por no ocuparse de entrenarlo apropiadamente. Pero su perro solo se emocionaba así cuando veía a aquellos esponjocitos.

De pronto, Fairy se detuvo, olfateo y cambió de dirección hacia Jingyi. Este tenía algo en su mano. Por el cual el perro se sentó a la espera lamiéndose.

— ¿Qué es eso?

— ¿Tienes un perro espiritual y no lo sabes?—Se burló el alfa.

—Siempre eres tan fastidioso, solo dime.

Jingyi estaba nervioso.

—Es un cebo especial para entrenarlos. Si vas a tener uno...—Antes de seguir mofándose del poco conocimiento que tenía el omega en entrenar a su can, se contuvo.

Aquello sorprendió al omega, pues Jingyi nunca se limitaba en fastidiarlo. De repente se sintió incómodo. El ambiente había cambiado, se parecía mucho a cuando Lan Yuan se le había declarado. "No, por favor..." pensó.

—En el último viaje lo vi y pensé que debería de dártelo para fairy.

—Gracias. —Respondió sin saber cómo disipar el extraño ambiente que se había formado.

Entre ellos los momentos de paz eran muy cortos. Sus temperamentos constantemente estaban en choque. Sin embargo, JinLing le consideraba un buen amigo. Habían pasado mucho juntos, entrenando, aprendiendo, respondiendo al peligro. No deseaba perder aquello.

Jóvenes maestros de cultivo (Hiatus Indefinido) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora