Capítulo 9: Sentimientos y confusiones

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Desde su llegada al Receso de las Nubes JinLing había sentido nervios ante la perspectiva de ver nuevamente a sus mejores amigos. No solo por ser consciente de que al rechazarlos podría perderlos, sino que un estremecimiento que brotaba desde su alma le agitaba, le hacía sentir como si necesitase de algo. En ese instante ya no lo sentía más. Contrario a ello, se sentía en calma, seguro y arropado. Debido a su capricho, ambos jóvenes habían permanecido largos minutos en el jardín de los conejos.

—JinLing, debemos volver. —Mencionó su amigo con voz suave y melódica.

Entreabrió los parpados, pero se terminó por acomodar de nuevo sobre el pecho del alfa.

—No quiero. —Rezongó.

—A-Ling, por favor. Debo ayudar a mi madre.

Se sentía tan cómodo después de tanto tiempo viviendo alerta en LanLing que su cuerpo rechazaba la idea de levantarse y separarse de aquel aroma que Yuan desprendía.

—Ummm...bueno.

—Además tu tío está esperándote.

Entonces supuso que su tío había observado el espectáculo que armó con Yuan. Se ruborizó por completo.

—Entonces no.

—¿Temes que te regañe tu tío?

Por supuesto que lo haría, quizás hasta utilizara a zidian. Su tío nunca mostraba debilidades propias del instinto, de hecho, se burlaba de lo cursi que podían ser algunos omegas.

—Seguro que lo hará porque salí corriendo.

—Solo se preocupa por ti.

Lo sabía. Su tío le quería y protegía, aunque sus maneras rudas parecieran indicar lo contrario. Ante aquel cuestionamiento, giró su vista hacia el rostro del mayor. Quiso contener de preguntar, pero no pudo soportarlo.

—¿Y tú?

—¿Qué sucede?

—¿Te preocupa mi situación?

Su espíritu animal se removió ansioso de la respuesta.

—Por supuesto ¿Por qué lo preguntas?

—Solo que...nada.

Quería preguntarle porque reaccionó tan calmadamente. Podía valerse por sí mismo enfrentando a JinChan, pero de igual forma deseo ver una respuesta más visceral en el otro, saber que por él perdería la calma. Sin embargo, su amigo no era así, siempre era correcto y sereno, un digno miembro Lan. Se regañó así mismo por tener pensamientos ridículos.

—A-Ling, venga, debemos regresar.

—Solo si me prometes algo.

Yuan se acomodó frente a él. De inmediato extrañó su contacto, apretó los labios confundido. Se concentró en lo que quería preguntar.

—Jingyi dijo que sabes cocinar, quiero que me prepares algo. —Inició ruborizado.

—¿Qué deseas que te prepare? —Cuestionó amablemente.

—Sopa de costilla de loto. Mi tío no se atreve a prepararlo, pero sé que le gusta cuando vamos al pueblo en Yummeng siempre comemos. Me gusta mucho.

Una tortura. Para el joven Lan había sido tortuoso tener a JinLing recostado en su pecho tan cómodo que su aroma a peonias emanaba con un matiz más dulce, indicándole lo complacido que se encontraba. Supo que lo mejor era terminar con ese momento porque no quería cometer algún acto impropio. Realmente le tomó por sorpresa su pedido de cocina. Su padre omega le había contado que la madre de JinLing era la mejor preparando ese platillo por eso lo tenía como favorito. De hecho, Hanguang-Jun se la había preparado a su padre omega algunas veces. Los ingredientes había que mandarlos a traer de otra región pues no crecían en Caiyi. Saber el significado que tenía aquel platillo para JinLing le enterneció. Se culpaba asimismo por aún desearlo cuando JinLing no había dejado de ser un niño.

Jóvenes maestros de cultivo (Hiatus Indefinido) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora